Cualquier persona puede verse afectada por una intoxicación alimentaria, pero los niños son, junto con las personas mayores, uno de los grupos con un mayor riesgo. Por este motivo, es importante prestar atención a este sector de la población. Un reciente estudio elaborado por expertos de la Universidad de Padua (Italia) pone de relieve la importancia de aplicar programas de formación en las escuelas, a fin de que los más pequeños tengan las herramientas necesarias para evitar las intoxicaciones alimentarias. El artículo explica por qué es importante la formación en los centros escolares y cuáles son los conceptos básicos de la seguridad alimentaria.
El consumidor no solo es el destinatario final de unas sucesivas acciones que se producen en la cadena alimentaria. Forma parte de ella, y de manera muy importante. No juega un papel pasivo, o no debería hacerlo, sino que debe mantener una participación activa en el proceso de la compra, manipulación y preparación de los alimentos. El consumidor, por tanto, tiene que comprender la información que le llega a través del etiquetado y conocer qué riesgos corre si no sigue las recomendaciones que se le dan. También debe saber cómo guardar los alimentos, qué productos puede mezclar y cuáles no y los principales riesgos que pueden desencadenar enfermedades de transmisión alimentaria.
Las autoridades sanitarias de diferentes países europeos evalúan la exposición a riesgos a través de los alimentos de los distintos sectores de población. Según la mayoría de estos estudios, los niños son particularmente vulnerables a los agentes de su entorno, entre los que se incluyen los alimentos. Darles la formación y la información necesarias para que puedan tomar las decisiones más correctas es fundamental para evitar la aparición de riesgos alimentarios.
La importancia de la formación
La formanción en las escuelas debería dar a los alumnos recursos para mejorar sus hábitos de manipulación de alimentos y de higiene personal
Según el estudio ‘¿Qué programas trabajan para promover la salud de los niños? Exploración de las creencias sobre los microorganismos y en el comportamiento de control de la inocuidad de los alimentos en escuelas primarias’, publicado en Food Control, las acciones que se llevan a cabo en los centros escolares deberían dar a los alumnos los recursos necesarios para mejorar sus hábitos de manipulación de los alimentos y de higiene personal, es decir, que los estudiantes de primaria aprendan los conceptos primordiales de la seguridad alimentaria. Los expertos admiten que programas como este se llevan a cabo sobre todo en secundaria, en jóvenes y adultos, pero no en escuelas de primaria.
En una primera fase de investigación se ha demostrado que la aplicación de una campaña de promoción de la salud a alumnos de la escuela primaria ha ayudado a corregir hábitos en el campo de la seguridad alimentaria y a ampliar el conocimiento sobre la presencia de microorganismos patógenos. La formación es efectiva sobre todo en su vertiente práctica, más que teórica, para la «prevención primaria de las enfermedades transmitidas por los alimentos». El estudio confirma que una de las mejores formas de enseñar a los pequeños sobre seguridad alimentaria es practicando. Dotarlos de los conocimientos básicos de la seguridad alimentaria les ayuda a actuar y a tomar decisiones de manera crítica y objetiva, evitando las prácticas que puedan serles perjudiciales.
Conceptos básicos
Los niños deben ser conscientes de que, en cualquier momento, sobre todo si no se siguen las pautas de manipulación correctas, puede aparecer un peligro en forma de bacteria patógena. A pesar de que no las vean, su presencia puede estar invadiendo los alimentos que quieran consumir, las superficies de la cocina y los utensilios que se usen. Para evitarlo, es importante que conozcan algunos conceptos básicos:
La importancia del frío, ya que este impide la contaminación con bacterias patógenas. Enseñar cuáles son estos alimentos.
Es importante mantener limpias las superficies donde se tenga intención de manipular los alimentos, además de evitar mezclar alimentos crudos con cocinados para que no se produzcan contaminaciones cruzadas.
Tener presentes los cuatro fundamentos en seguridad alimentaria: limpiar, separar, cocinar y enfriar.
Lavar frutas y verduras con agua antes de consumir.
Revisar las fechas de caducidad de los alimentos.
Ser conscientes de pautas como las descritas ayuda a los menores a tomar las decisiones más adecuadas a la hora de enfrentarse a su alimentación y hacerla más segura.