El calentamiento del planeta acarrea problemas en el medio ambiente y, por tanto, en la producción de alimentos. En 2011, un estudio publicado en Environmental Health Perspective ya vaticinaba que “las infecciones transmitidas por los alimentos se verían afectadas por el cambio climático”. Ahora, una investigación realizada por expertos europeos, dentro del proyecto Veg-i-Trade, relacionan los cambios de temperatura y de los patrones de precipitaciones con la contaminación de frutas y vegetales. El artículo explica por qué los alimentos se hacen más vulnerables con condiciones climáticas extremas.
¿Cómo afecta el cambio climático en la seguridad alimentaria? Según los expertos, traslada el área de distribución geográfica de los patógenos y acorta su periodo de incubación. Uno de los ejemplos que ya daban en 2011 es que el incremento de la temperatura en la superficie del mar provoca una mayor incidencia de enfermedades infecciosas transmitidas por el agua y relacionadas con la presencia de toxinas en los mariscos. Ahora, el estudio europeo, realizado por expertos de la Universidad de Gante (Bélgica) y la Universidad de Wageningen (Países Bajos), afirma que existe una «relación entre los cambios en la temperatura y en las precipitaciones y la contaminación de la fruta y los vegetales». En la investigación, publicada en Food Research International, los expertos se preguntan si, en un futuro, se podrán consumir verduras y frutas seguras en un clima tan cambiante.
Alimentos más vulnerables
Las vías por las que el cambio climático puede afectar a la seguridad de los alimentos son varias. Algunas de las más influyentes incluyen modificaciones en los patrones de temperatura y precipitaciones, incremento de la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos, calentamiento y acidificación del mar y las variaciones en las vías de transporte.
En zonas con inundaciones las concentraciones de bacterias tóxicas en frutas y verduras son mayores
Para ejemplificarlo, los investigadores aseguran que las «inundaciones pueden provocar un aumento de las concentraciones de bacterias dañinas que se expanden de manera rápida». Además, también puede ocurrir que los hongos produzcan toxinas en regiones donde las temperaturas son más elevadas.
Para el estudio, los expertos han examinado cuestiones como el uso de pesticidas, la transmisión de parásitos, la producción de micotoxinas en tomates, la intoxicación de mariscos y la relación entre las inundaciones y la contaminación de las verduras de hoja. En áreas sometidas a inundaciones originadas por los cambios en el clima las concentraciones de bacterias tóxicas son mayores en frutas y verduras.
Las investigaciones en este campo corroboran estos resultados. Así, se hace hincapié en un aumento de los casos de intoxicaciones alimentarias, de plagas o de una multiplicación más rápida de las bacterias. En estos mismos términos, también habla de una pérdida general en la producción de alimentos y una disminución en la productividad de los cultivos en las zonas más cálidas.
Según el Departamento de Agricultura estadounidense, el cambio climático afecta a la producción de alimentos de distintas maneras:
La sequía provoca una pérdida de vigor de las plantas, por lo que estas son más susceptibles a las enfermedades.
Las inundaciones y lluvias fuertes favorecen el crecimiento de hongos patógenos en las hojas y muchos organismos que causan enfermedades se propagan con las corrientes de aire. Conducen también a la contaminación de los suelos.
Las altas temperaturas de los océanos y la salinidad hacen que aumente la presencia de vibrios, que afectan al marisco.
La desertificación incrementa la concentración de pesticidas en las plantas.
El aumento de la temperatura del agua lleva a una mayor contaminación por mercurio de peces.
Veg-i-trade y la seguridad de los productos frescos
Hortalizas, tomates o frutas rojas son alimentos frescos de gran importancia en toda dieta saludable. Garantizar su seguridad forma parte de numerosos estudios y proyectos, entre los que se encuentra Veg-i-Trade (Impacto del cambio climático y la globalización en la seguridad de productos frescos como factores determinantes en una cadena de suministro de soberanía alimentaria sin concesiones). Esta herramienta europea brinda escenarios que permiten identificar cuáles son los efectos del cambio climático y la globalización en la seguridad y la producción de estos productos y sus derivados.
En concreto, el proyecto se centra en el análisis de la seguridad alimentaria en términos de riesgos microbiológicos y químicos. Entre los peligros microbiológicos están Salmonella, norovirus, Cryptosporidium y Giardia. Los riesgos químicos incluyen residuos de plaguicidas y micotoxinas. El objetivo es crear entornos que simulan el cambio climático y ver cómo estos pueden afectar al comercio europeo y mundial de estos alimentos. En la calidad del producto fresco final influyen de manera directa aspectos como la temperatura, la lluvia, la intensidad de la luz, el sistema de riego y el uso de plaguicidas. Por este motivo, uno de los principios básicos del proyecto es su amplitud, es decir, su aplicación «de la granja a la mesa».
El estudio ha trabajado teniendo en cuenta las posibles fuentes de contaminación (estiércol, suelo, aguas superficiales, residuales y la vida silvestre) y los efectos del cambio climático sobre la supervivencia y crecimiento de bacterias en la estacionalidad de los alimentos.