El agua del grifo es potable en nuestro país. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “el agua es esencial para la vida y todas las personas deben disponer de un suministro satisfactorio (suficiente, inocuo y accesible)”. Antes de llegar a nuestras casas, el agua sigue un largo camino en el que desempeñan un papel importante los controles, la vigilancia y los análisis que garantizan su potabilidad para minimizar posibles riesgos microbiológicos o químicos. El objetivo es que el agua del grifo cumpla con una calidad sanitaria apta. Este artículo detalla cómo se garantiza su potabilidad y cuáles son los parámetros de calidad para el agua de consumo.
¿sustancias presentes en el agua.
Los siguientes responsables serán los que correspondan a cada comunidad autónoma, cada municipio en concreto y, en última instancia, cada consumidor, que también tiene la responsabilidad de velar por el agua potable que sale del grifo, por ejemplo, manteniendo en buenas condiciones la instalación interior.
Parámetros para el agua de consumo
En España, y según información del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, los parámetros que se aplican para el agua de consumo (en su estado original o tras un tratamiento que se usa para beber, cocinar, preparar alimentos, para la higiene u otros usos domésticos) son cuatro:
Microbiológicos. Indican la contaminación biológica de las aguas. Los microorganismos patógenos que afectan la calidad del agua suelen llegar a través de las heces y de otros restos orgánicos. Algunas de las bacterias patógenas más comunes son Aeromonas spp., E. coli, Helycobacter pylori, Pseudomonas, Salmonella typhi, Shigella o Vibrio cholerae.
Químicos. Llegan a través de actividades industriales, agrarias o ganaderas, así como de aguas residuales de origen urbano. Se controlan a través de normas de calidad medioambiental destinadas a evitar el deterioro y contaminación. El mayor problema de estas sustancias es que persisten en el medio ambiente y pueden acumularse en los tejidos animales y vegetales.
Indicadores. La presencia de las sustancias anteriores se relaciona con el tratamiento y el control, o la percepción de las características organolépticas (olor, color, sabor o gusto).
Radiactividad. Esta contaminación se debe a la radiactividad natural del terreno, y es más frecuente en aguas subterráneas.
En España, la legislación permite envasar el agua procedente de la red de abastecimiento público. En España se envasan para consumo humano cuatro tipos de agua: las aguas minerales naturales, aguas de manantial, aguas preparadas y aguas de consumo público envasadas. Estas últimas son las que se conocerían como agua del grifo, la que se distribuye mediante red de abastecimiento público. Se envasan de acuerdo con la normativa que regula los materiales en contacto con alimentos y deben indicar en la etiqueta el origen.