Buena parte de las enfermedades crónicas típicas de Occidente guardan una estrecha relación con nuestro estilo de vida, dentro del que es imprescindible incluir la manera de alimentarse. Siempre se ha sabido que seguir una dieta insana es peligroso, pero hoy por hoy también se conoce algo más: que cuando se ofrecen raciones más grandes de comida, se come (y engorda) más. Es lo que sugirió hace diez años el documental ‘Super Size Me’ y que acaba de corroborar una extensa revisión científica llevada a cabo por el prestigioso centro Cochrane. El siguiente artículo aborda la interesante -y estrecha- relación entre el tamaño de las raciones y las tasas de obesidad.
Si las raciones son más grandes, ¿comemos más cantidad?
Las estrategias de marketing que siguen las empresas de alimentación pueden clasificarse con las llamadas «cuatro pes» (precio, publicidad, producto y punto de venta), tal y como amplió el artículo ‘¿Cómo nos engorda el marketing de alimentos insanos?‘. En dicho texto se detalló, en el apartado «producto», que los estudios observan una asociación «entre la ingesta y el cada vez más grande tamaño de las porciones de alimentos en los supermercados (a mayores tamaños o paquetes más grandes, mayor consumo de alimentos)». Pero el incremento en las dimensiones de las raciones también se observa en otros entornos, como los restaurantes.
Sea como fuere, hasta la fecha no se disponía de una revisión exhaustiva de esta cuestión. Por fortuna, el pasado 14 de septiembre el doctor Gareth Hollands, junto a otros investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), profundizaron al respecto.
Una rigurosa investigación confirma las sospechas
La investigación de Hollands y sus colaboradores es importante, entre otros motivos, por el medio en el que se ha publicado. Ocurrió en The Cochrane Database of Systematic Reviews, una de las revistas más reputadas en el ámbito científico. Se parte de la premisa de que el actual sobreconsumo de alimentos se relaciona con el origen de varias enfermedades crónicas, muchas de las cuales están entre las primeras causas de mortalidad y discapacidad. ¿Influye en dicho sobreconsumo la exposición repetida a raciones cada vez más elevadas de alimentos en diversos ambientes tales como tiendas, restaurantes, bares y (también) hogares?
Tras revisar todos los estudios relacionados con esta cuestión publicados entre 1978 y 2013, y tras valorarlos mediante rigurosos métodos científicos, los investigadores de Cambridge han concluido que «las personas consumen sistemáticamente más comida y bebida cuando se les ofrecen porciones, paquetes o vajillas de mayor tamaño». Esta conclusión coincide con lo que detallamos en noviembre de 2012 en un artículo titulado ‘¿Influye la vajilla en lo que comemos?‘.
«Don’t supersize me» (no me conviertas en «talla súper»)
‘Super Size Me’ es un documental estrenado 2004 que muestra la evolución de un joven durante un mes en el que solo toma alimentos de una conocida marca de restaurantes de comida rápida. Lo más interesante del documental es que el protagonista decidió consumir, siempre que los dependientes se las ofrecieran, las raciones grandes de dichos establecimientos, es decir, la «talla súper» (de ahí el título ‘Super Size Me’). El pobre perfil nutricional de las comidas, la abundancia de azúcar en las bebidas azucaradas que bebía y, también, el tamaño de las raciones de los alimentos que ingirió durante ese mes, se tradujeron en que el protagonista tomó cada día 5.000 kilocalorías, muy por encima de lo que consume un español de media. Su estado de salud empeoró de forma clara y engordó más de 11 kilos (le costó más de cinco meses recuperar su peso anterior).
En el presente artículo se recuerda lo más importante de este documental porque también lo ha hecho el centro Cochrane en su cuenta de Twitter al hacer público el estudio de Hollands y sus colaboradores y afirmar «Don’t supersize me» (no me conviertas en «talla súper») y subrayar las conclusiones de la investigación.
Urge tomar medidas
En la conclusión del estudio, los autores sugieren que deben implementarse no solo políticas, también prácticas que se traduzcan en reducciones en el tamaño, la disponibilidad y el atractivo de las porciones o paquetes de alimentos (sean o no individuales), así como en las dimensiones de la vajilla, algo que no solo es válido en restaurantes, pues también se puede aplicar en los hogares.
Los autores insisten en mejorar los marcos normativo y legislativo en relación al marketing de alimentos, dado que la industria alimentaria es consciente de que cuanto mayor sea la cantidad de alimento que tengamos delante, más comeremos. Y es que, tal y como afirmó el pasado 15 de septiembre la doctora Margaret Chan, directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), no basta con promocionar la actividad física para acabar con la epidemia de obesidad, es preciso ser conscientes de la relación que existe entre el marketing de alimentos y nuestras cada vez mayores cifras de exceso de peso.