Un estudio reciente ha comprobado algunas sorprendentes reacciones de los bebés cuando escuchan música en el vientre materno: realizan movimientos de vocalización, como abrir la boca y sacar la lengua, ya desde las 16 semanas de gestación. Este artículo da detalles sobre este descubrimiento, explica por qué esto podría ayudar a que las ecografías sean más breves y sencillas y aporta algunos de los beneficios de la música en el desarrollo emocional y cognitivo de los niños.
El bebé en el vientre materno saca la lengua al escuchar música
Desde hace tiempo se sabe que la música es uno de los mayores estímulos para los bebés. Y es que el oído es el primer sentido que desarrollan: cuando todavía están en el vientre de su madre, escuchan los sonidos que les llegan desde el exterior y hasta sonríen como respuesta. Así lo explica el físico y divulgador científico británico Philip Ball en su libro ‘El instinto musical. Escuchar, pensar y vivir la música’ (Ed. Turner, 2010).
Un estudio reciente ha ido más allá. Ante determinados estímulos sonoros, dentro del útero materno, los fetos a partir de las 16 semanas de gestación ya abren la boca y sacan la lengua. Según los expertos, son movimientos de vocalización previos a la adquisición del lenguaje.
El trabajo se realizó sobre 106 mujeres embarazadas, cuyos hijos fueron estimulados de tres maneras diferentes: con un dispositivo musical en la zona del abdomen; el mismo aparato en la vagina; y luego también en la zona vaginal, pero con un dispositivo que emitía vibraciones sonoras no musicales. Los bebés que escucharon música a través de la vagina fueron, con mucha diferencia, los que más respuestas dieron: el 87% de ellos sacó la lengua cinco veces o más.
La experiencia que lo comprobó fue realizada por Marisa López-Teijón, Alberto Prats y Alex García-Faura, miembros del Instituto Marquès (Barcelona), y sus resultados se publicaron en la revista especializada Ultrasound.
Posible ayuda para las ecografías
Entre sus conclusiones, los científicos sostienen que, en línea con los estudios que aseguran que la música tendría efectos beneficiosos sobre el feto, la estimulación con música a través de la vía vaginal «podría ser utilizada como un método para el bienestar del bebé, con la garantía de que este escucha» desde el útero materno. También sugieren que, de esta manera, se podrían desarrollar métodos para ocasionar el movimiento de los niños en formación y, de esa forma, facilitar y acortar las ecografías obstétricas.
Incluso se ha ideado un dispositivo, que ya se vende en tiendas especializadas, para este tipo de estimulación. Su nombre comercial es Babypod y ha sido llamado «tampón musical». Las instrucciones del producto recomiendan limitar su uso a un máximo de dos turnos diarios de no más de 10 minutos cada uno.
Pese a que desde hace tiempo existen los cinturores musicales para embarazadas, diseñados de manera específica para proporcionar música al pequeño, hasta ahora se consideraba que bastaba con colocar los altavoces cerca de la tripa o apoyar sobre ella los auriculares, como si fueran un estetoscopio. Sin embargo, este hallazgo permite suponer que los sonidos del exterior llegan al vientre distorsionados, casi como murmullos.
Entre los beneficios de la música en los bebés, los expertos coinciden en que les relaja y tranquila, les ayuda a dormir mejor y hace que lloren menos. Don Campbell, padre de la teoría conocida como “Efecto Mozart”, sostiene que la música del compositor austríaco estimula el desarrollo emocional y cognitivo de los niños, al igual que la de otros autores clásicos, como Beethoven, Tchaicovsky, Vivaldi y Bach.
La música también representa un estímulo para que el bebé aprenda a hablar. Un estudio realizado por el departamento de Psicología de la Universidad de Wisconsin (EE.UU.) determinó que los mecanismos que trabajan durante el aprendizaje de la música y el desarrollo del lenguaje son similares. Por eso, las canciones con letra son muy motivadoras para los más pequeños, en particular a partir de los seis meses de vida, cuando comienzan a repetir sus primeras sílabas y sonidos. Estos sonidos son un paso más en el camino de los movimientos de vocalización que el bebé puede iniciar incluso a las 16 semanas de gestación, en el vientre materno, y que culmina con la adquisición completa del lenguaje.