Las flores son uno de los recursos más eficientes y prácticos para la decoración de interiores, debido sobre todo a su versatilidad, su belleza y lo fácil que es acceder a ellas. Este artículo explica distintas maneras de decorar la casa con flores, que abarcan desde el uso de jarrones y centros de mesa, hasta su colocación en la pared, colgadas sin ningún recipiente. Destaca también otras alternativas, como el secado de las flores y el uso de hojas de plantas y árboles.
Distintas maneras de decorar la casa con flores
Las flores son uno de los elementos utilizados con mayor frecuencia para decorar el hogar por varios motivos: por un lado, por la belleza y la variedad que ofrecen; y por otro, por su fragancia y calidez, pues representan un aporte natural en cualquier ambiente donde se encuentren. Además son muy asequibles, tanto si se compran como si se cortan de una planta del jardín, lo cual las pone casi al alcance de cualquiera.
La manera más clásica de decorar con flores es colocarlas en jarrones, floreros o centros de mesa. Tanto si se meten solo las flores en el recipiente, como si se realizan arreglos con otros elementos, como velas, cintas, piñas, piedras, etc., se debe procurar obtener buenas combinaciones, tanto entre las diferentes flores que se elijan, como entre estas y el resto de la decoración.
En una estancia dominada por colores sobrios y discretos, un conjunto de flores de colores intensos llama mucho la atención. Pero si lo que se pretende es que las flores sean solo un elemento más que se integre en la decoración general, lo conveniente será recurrir a especies dominadas por el blanco u otros colores claros, como calas, jazmines, margaritas, azahares u orquídeas.
La gran ventaja de este tipo de decoración es que los recipientes se pueden cambiar de sitio con mucha facilidad y colocarse en el lugar que más convenga en cada momento: pueden estar sobre una mesa o cualquier otro mueble. Si se ponen encima de la mesa y el aroma que desprenden es muy intenso, se pueden retirar en el momento de la comida o la cena, para evitar que los olores se mezclen y contaminen, y luego volver a dejarlos en su ubicación original.
Flores en la pared
Las flores se pueden instalar en la pared de diversas maneras. El modo más sencillo es coger un jarrón, un florero o una maceta y situarlo en un estante.
Las flores pueden lucirse solas o formar parte de arreglos con otros elementos, como velas, cintas, piñas y piedras
Pero una forma mucho más original consiste en colocar una o varias flores con sus tallos directamente sobre la pared, sujetadas por medio de algún sistema que no incluya un recipiente, como algún tipo de cuelga-fácil o pequeños alambres o hilos. Una desventaja de este sistema es que todo el tallo queda en el aire, sin contacto con el agua. Por ello, las flores vivirán menos y se marchitarán antes. Así que lo más adecuado es buscar flores que resistan más tiempo sin agua, como las del geranio, la petunia y la caléndula.
Una alternativa para tener flores en la pared, aunque desde luego menos natural, es a través de figuras de papel o de tela recortadas y pegadas, piezas de vinilo autoadhesivas y de colores, o dibujadas y pintadas. Es un tipo de decoración diferente, pero también permite obtener muy buenos resultados.
Flores secas
Las flores secas son otra manera de decorar la casa. En este caso se renuncia a la posibilidad de contar con colores intensos, pero se gana en durabilidad y no se pierde aroma. Hay varias técnicas para secar las flores: al aire, extendidas sobre una superficie horizontal, con glicerina o gel de sílice, prensándolas o incluso en el horno microondas.
Luego, las flores secas se pueden colocar en muy diversos espacios, tanto como un adorno en sí mismo, como parte de centros de mesa u otros arreglos florales o en la pared. También permiten adornar velas, marcos para fotos u otros objetos decorativos, sobre todo en el salón o el dormitorio.
Una alternativa a la decoración con flores consiste en utilizar hojas de plantas o de árboles. Al igual que las flores, las hojas ofrecen una gran variedad y versatilidad. Además, son una gran herramienta para adornar el hogar en función de la época del año, y en particular, para lograr una ambientación otoñal. Las hojas amarillentas, marrones o secas dan, en este sentido, mucho juego.
Estas hojas se pueden poner en recipientes, como floreros o jarrones, o sueltas, colgadas o adheridas en la pared. Son, por lo general, más duraderas que las flores, ya que tardan más en marchitarse. Se pueden combinar, además, con espigas u otros ornamentos cuyo aspecto esté en la misma gama cromática, lo que permite reforzar la sensación de calidez y naturalidad.
Una idea original y que queda muy bien es forrar con hojas un recipiente en el que se coloquen flores. Para ello, conviene usar hojas grandes, lisas y de un color verde intenso y uniforme, como las de aspidistra, helecho o filodendro. El recipiente es mejor que sea de cristal transparente o bien de color también verde, para evitar que se note si falta o se desprende un fragmento de hoja. Esta cobertura se puede realizar tanto por el lado externo como por el interno del recipiente, como se observa en esta imagen de Ideas Pórtico.