De entre los posibles alimentos que pueden causar botulismo infantil, la miel es el que con mayor frecuencia se ha vinculado a casos de esta enfermedad. Esta patología, aunque poco frecuente, afecta sobre todo al sistema nervioso y está causada por las esporas de la bacteria Clostridium botulinum. Según un informe del Comité Científico de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN), el riesgo de padecer la enfermedad podría calificarse de “bajo”, si se evita que los niños menores de 12 meses consuman miel e infusiones de especies vegetales. El artículo explica cómo la edad determina el riesgo de infección por Clostridium botulinum tras la ingesta de miel y qué otros alimentos es preferible no dar a un bebé menor de un año.
La miel es un alimento muy seguro en términos sanitarios y se le aplican exhaustivos controles higiénicos durante su extracción, procesado y envasado. Aunque las ventajas de este alimento son numerosas gracias a sus cualidades nutricionales, deben tenerse en cuenta ciertas consideraciones antes de consumirla cruda. La miel es el néctar que se obtiene de forma directa de las flores, por lo que puede contener sustancias químicas que pueda haber en las flores, además de esporas de Clostridium botulinum, la causante del botulismo.
Aunque son casos raros, ante la imposibilidad de garantizar la ausencia total de esporas de la bacteria, es recomendable que los niños menores de un año no tomen miel para evitar posibles riesgos. En adultos, en cambio, apenas se detectan peligros derivados del consumo de miel. Y es que algunas impurezas que puede contener son pequeñas trazas de polen, cera de abejas u otros fragmentos de sedimentos que, por otra parte, no plantean ningún riesgo para la salud de los adultos.
Edad y botulismo
Un niño de un año es particularmente susceptible al botulismo, porque su sistema inmunológico no está del todo preparado para defenderse de los microbios. Si se consume miel contaminada por esporas de Clostridium botulinum, el riesgo de infección es posible. La edad es, según la AECOSAN, el único factor de predisposición reconocido en el botulismo infantil y que, de acuerdo con los datos aportados, la mayor parte de los casos que se registran se producen en pequeños de edades entre 1 y 52 semanas.
La mayor parte de casos de botulismo se producen en niños de edades entre 1 y 52 semanas
Se calcula, además, que la mínima dosis infectiva de esporas de la bacteria que puede desencadenar los síntomas está entre las 10 y las 100 esporas. Durante el primer año de vida, la inmadurez de la flora intestinal de los bebés facilita que las esporas de Clostridium botulinum pasen a formas vegetativas que liberan neurotoxinas cuando llegan al intestino grueso. A partir del año de vida, las defensas empiezan a ser más eficaces y ya pueden eliminar las esporas.
A pesar de que no se conocen con precisión los mecanismos de contaminación, se sabe que las esporas de Clostridium botulinum son muy comunes en el medio ambiente y se encuentran distribuidas en el suelo y en los sedimentos acuáticos de todo el mundo. No hay tratamientos para aplicar en la cosecha o en la producción de miel para acabar con estas esporas y los métodos de procesado no son una garantía de que se eliminen ni en la miel ni en algunas infusiones de especies vegetales.
Una de las medidas adoptadas para disminuir el riesgo es, además de evitar dar miel a niños menores de un año, incluir en la etiqueta esta información, así como evitar determinadas prácticas como mojar el chupete con miel.
Otros alimentos no recomendables para bebés
Además de la miel, hay otros alimentos que, con el fin de prevenir ciertos riesgos, es recomendable no dar a los menores de un año. Algunos, como la sal o el azúcar, responden sobre todo a criterios nutricionales.
Para otros, como el pescado o alimentos crudos, los motivos son distintos. Algunos pescados (pez espada, tiburón o atún rojo) están desaconsejados porque pueden contener cantidades de nitratos en esta población sensible. En el caso de que se incorporen estas verduras antes del año, la agencia recuerda que «el contenido de espinacas o acelgas no debe ser mayor del 20% del contenido total del puré». Tal y como informa, los nitratos se encuentran de forma natural en hortalizas de hojas verdes y, aunque son poco tóxicos, sí afecta de manera especial a los niños de corta edad expuestos a altas concentraciones de nitratos a través de la dieta.
Los signos del botulismo aparecen entre las 12 y las 36 horas siguientes al consumo del alimento contaminado. A pesar de que pueden diferir según el tipo de Clostridium botulinum del que se trate, los síntomas van desde náuseas, vómitos, fatiga, mareos, dolor de cabeza, debilidad en las piernas, visión doble y dificultad para respirar.
La intoxicación la produce la toxina botulínica, una neurotoxina que ataca al sistema nervioso. La bacteria vive en condiciones anaerobias, es decir, en ausencia de oxígeno. Aunque es una intoxicación poco frecuente, se habla de ella por su elevada mortalidad. Además de la miel en bebés, la causa más frecuente de este tipo de intoxicación es la elaboración de alimentos envasados en el hogar.
Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), las dos especies implicadas con más frecuencia en enfermedades de transmisión alimentaria son Clostridium perfringens y Clostridium botulinum. Su eliminación es posible mediante calor, así como aplicar buenas prácticas agrícolas y de higiene, lo que contribuye de forma exponencial a reducir el número de clostridios. Para hacer desaparecer la C. botulinum es necesaria una temperatura de unos 80 ºC durante unos 10 minutos.