Los cambios en la sociedad, cada vez más condicionados por los avances tecnológicos, marcan también la forma de comprar de los consumidores. Y modifican el modo en que muchos supermercados ofrecen sus productos, que se adaptan a las nuevas exigencias de sus clientes. Una de estas variaciones es la compra on line, una manera cómoda, rápida y eficaz de adquirir. Si bien esta práctica es muy habitual en ciertos productos de consumo, como ropa o billetes de avión, en el sector de la alimentación no lo es tanto, pero la tendencia en los últimos años es creciente. El artículo explica qué debe tenerse en cuenta para una compra segura de alimentos realizada por Internet.
La venta on line busca satisfacer al cliente ofreciéndole facilidades en el proceso de la compra. El consumidor, por su parte, exige compromiso y valora la confianza, es decir, que los productos que adquiere correspondan con el pedido que ha realizado, lleguen en buenas condiciones y en el momento acordado. Pese a estas ventajas, y a que el comercio electrónico tiene muchos seguidores en determinados artículos (viajes, informática o ropa), la compra de alimentos a través de Internet todavía está lejos de ser un práctica muy habitual entre los españoles. Pero la tendencia es creciente, lo que evidencia que el consumidor valora cada vez más los beneficios de esta forma de adquirir, aunque no le permita ver los alimentos que elige. Quizás uno de los principales impedimentos al hacer este tipo de compra es la adquisición de alimentos frescos, ya que la persona no puede seleccionar ella misma los que más le atraen. Y es que la confianza es uno de los pilares en este tipo de comercio electrónico.
Qué debe tener en cuenta el consumidor
Al comprar alimentos frescos on line, el transporte es muy importante, pues no debe romperse la cadena de frío
Cuando se compra por Internet, el consumidor debe prestar especial atención a la naturaleza de los alimentos. No todos son iguales, ya que algunos están considerados de alto riesgo por estar más asociados a brotes de intoxicación alimentaria.
Hay dos preguntas fundamentales para determinar si un alimento está considerado de alto riesgo: ¿necesita refrigeración o congelación? y ¿es un alimento listo para consumir? (es decir, ¿no es necesaria la cocción para su consumo?) Si las respuestas a las dos cuestiones son afirmativas, se está ante un alimento de alto riesgo.
Los alimentos ricos en proteínas o con una elevada presencia de agua son perecederos y, por tanto, son más susceptibles que otros al crecimiento microbiano. En estos casos, los controles de temperatura son más estrictos que en cualquier otro alimento.
Los productos cocinados, por su lado, o los que se consumen crudos también se consideran de alto riesgo, porque cuando el consumidor los recibe en casa no es necesario que los cocine, un proceso que eliminaría cualquier patógeno que podría estar presente.
Otros alimentos considerados de alto riesgo en la compra on line serían:
- Pescados y mariscos que se consumen crudos (sashimi, marinados, ostras crudas).
- Carnes cocidas o curadas, carne de ave, salmón ahumado.
- Postres realizados a base de leche, crema, queso o huevos.
Estos alimentos requieren condiciones de almacenamiento y transporte especiales con el fin de controlar y prevenir el crecimiento microbiano. Debe tenerse en cuenta que, en este tipo de venta, el transporte es muy importante, ya que el pedido debe entregarse, en la mayoría de los casos, el mismo día o al siguiente y porque, durante este proceso, no debe romperse la cadena de frío. Por tanto, la empresa debe tener la capacidad necesaria para organizar estas compras.
Aunque no es fácil para el consumidor comprobar si se han adoptado las medidas adecuadas, sí puede prestar atención a la naturaleza y los riesgos potenciales asociados con los alimentos que adquiere, sobre todo los frescos, que son quizás los que más atención requieren y los que generan más dudas.
El consumidor exige sobre todo frescura y calidad, dos aspectos que él mismo puede comprobar cuando realiza la compra física, en la tienda. Ahí puede mirar, oler y ver cómo están los alimentos, si están magullados o si los envases están en mal estado. Y es él quien decide si lo compra o no. En el caso de la compra a través de la Red, el cliente no tiene las mismas herramientas, así que depende totalmente de la confianza que le merezca el sitio en concreto. Según el informe «Innovación Global» de Nielsen, en el que han participado 30.000 consumidores on line de 60 países para conocer sus motivaciones al tener que comprar nuevos productos alimentarios en Internet, el factor que más influye es la «valoración de otras personas del entorno«.
Muchos supermercados ya ofrecen sus productos en línea. Una práctica muy tentadora, que permite hacer la lista de la compra y contar con los productos deseados sin necesidad de salir de casa, pero que aún no ha conseguido despegar con mucho éxito en nuestro país. Según una encuesta realizada por la consultora Nielsen, los hogares españoles van incorporando cada vez más esta tarea en sus quehaceres cotidianos, aunque no llega a los datos que se reflejan en otros sectores, como la compra de ropa o de billetes de avión, entre otros.
Sin embargo, parece que durante el año 2015 las ventas a través de este canal subieron un 25% respecto el año anterior, según los datos aportados por Nielsen. Este incremento se ha producido, sobre todo, en “hogares de uno o dos miembros, sin hijos, de clase media-media alta”.