Consejos para cuidar a tus sobrinos por primera vez

Tomárselo con calma y procurar un equilibrio entre la complicidad y la autoridad son algunas de las claves para el momento de quedarse a cargo de los sobrinos
Por Cristian Vázquez 11 de enero de 2017
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Imagen: avemario

Ya sea por motivos laborales o bien para permitir a los padres encuentren tiempo para su vida social, casi siempre llega un momento en el que el niño se queda al cuidado de un tío o una tía. Para ellos, sobre todo si aún no tienen hijos, esta experiencia puede resultar un verdadero desafío. Este artículo trata la primera vez de los tíos como “padres suplentes” y ofrece cinco consejos para cuidar a los sobrinos, que van desde establecer reglas y tomar todas las precauciones necesarias hasta pensar actividades y juegos y proponerse siempre alimentar el vínculo afectivo con los pequeños.

Los tíos y la primera vez como «padres suplentes»

Para muchas personas, los sobrinos son una especie de bendición. Los hijos de los hermanos -o, en un sentido más amplio, de los amigos muy cercanos- se pueden disfrutar en plenitud, pero sin muchas de las obligaciones que implican los hijos propios. Por ello, una frase popular afirma que los tíos pueden abrazar como los padres, mimar como los abuelos, guardar secretos como hermanos y aconsejar como amigos. Dicen, también, que los sobrinos son «el mejor regalo» que un hermano puede hacer.

En la relación entre tíos y sobrinos existe un momento clave: la ocasión en que el adulto debe cuidar al pequeño por primera vez. Las características de este episodio en que el tío o la tía se estrenan como «padres suplentes» dependen en buena medida de si ya tienen hijos o no, es decir, de su grado de entrenamiento en la crianza.

A continuación se enumeran una serie de consejos, que pueden ser de gran utilidad sobre todo para personas sin mucha experiencia en el cuidado de menores, aunque quienes son padres o madres también deben tener en cuenta.

1. Establecer de antemano las reglas y precauciones

Cualquiera que sea la edad del niño, esto es lo básico y elemental: tener claro qué cosas deben o pueden hacer el pequeño y su cuidador y qué cosas no. Este «manual de instrucciones» incluye desde las comidas o medicinas que debe tomar durante el tiempo que esté con su tío, hasta distintas clases de juegos que pueda o no realizar, el uso del ordenador, la tableta o la televisión, la hora de irse a dormir, etc. También es conveniente tener apuntado y en un lugar visible y fácil de localizar los números de teléfono a los cuales se debería llamar en caso de que ocurriera cualquier imprevisto.

En general, es probable que los padres de la criatura señalen todas estas cuestiones antes de que el tío lo pregunte. Pero para este último resulta de gran tranquilidad tomarse un tiempo en los días previos para pensar en las posibles situaciones que pudieran presentarse y poder de esa manera solventar todas las dudas que surjan.

2. Tomárselo con calma

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Imagen: Qole Pejorian

Este consejo -repetido ante tantas situaciones y a menudo tan difícil de aplicar- es clave cuando se trata de pasar tiempo con niños, dado que estos perciben el estado emocional de la persona que los cuida y son muy permeables al «efecto contagio»: si el adulto está tranquilo, ellos se tranquilizan, del mismo modo que los nervios y el estrés del mayor también se transmite a los menores con facilidad.

Es normal que aparezcan temores, sobre todo cuando los niños son muy pequeños o aún bebés. Pero la forma idónea de superar un temor es afrontarlo. Xavier Méndez Carrillo, profesor de Psicología de la Universidad de Murcia, lo plantea de este modo: «¿Cómo se va el temor a conducir? Conduciendo. ¿Cómo desaparece el pavor a hablar en público? Dando conferencias. ¿Cómo se va el miedo a la oscuridad? Quedándose a oscuras y comprobando que no pasa nada». Pues para perder el temor, no hay otra opción que cuidar al niño.

Si es posible, se debe procurar que la primera vez que el tío cuida al niño sea por poco tiempo para que gane confianza. Pensar con antelación en todas las alternativas que podrían presentarse y prever cómo actuar ante ellas es clave para ganar seguridad. Y también es importante tener claro que es imposible -y tampoco sería deseable- controlar todo lo que les pasa a los pequeños.

3. Buscar el equilibrio entre cercanía y autoridad

A veces el tío puede desempeñar el papel de «cómplice» de sus sobrinos. «Con tus niños no te puedes permitir aspirar al premio popularidad del año», explica Ana Ribera «Molinos» en un artículo dedicado a lo que llama «el sobrinismo» en su blog Cosas que (me) pasan, base del libro ‘Cosas que le pasan a… una madre sin superpoderes’ (Ed. Esfera de los Libros, 2013). Como progenitor «tienes que ser firme, eres el que pone las normas, el que organiza; en una palabra, el que dice que no», añade, pero, en cambio, «a tus sobrinos les puedes decir que sí a todo: ya tienen padres que les digan que no».

Si bien en algún sentido es así, es solo una parte de la verdad. Sobre todo cuando el tío se queda a cargo del niño, debe ejercer la autoridad que le exige su rol de adulto. Aunque pueda guardar secretos como un hermano o aconsejar como un amigo, en estos casos también debe asegurarse de que el pequeño haga lo que corresponde y lo que es mejor para él, incluso cuando a él mismo no le guste demasiado.

4. Pensar actividades y juegos

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Imagen: krugloff

Una buena manera de relajarse y sentirse preparado para el momento de quedarse por primera vez a solas con el niño es pensar actividades para entretenerse juntos durante el tiempo que han de compartir. Las posibilidades son muy variadas: juegos para interiores o para divertirse al aire libre, dibujar y pintar, canciones para cantar y bailar, elaborar manualidades, cocinar, disfrazarse, etc. Ante cualquiera de estas propuestas, buscar los materiales necesarios con anterioridad no solo ayudará a sentirse más tranquilo con el sobrino, sino que además este lo sabrá valorar y agradecer.

5. Proponerse alimentar el vínculo con los sobrinos

Expertos como el pediatra Carlos González -en una entrevista publicada por EROSKI CONSUMER– indican a los padres que no solo deben pasar mucho tiempo con sus hijos, sino que ese tiempo debe ser de calidad. Pues el consejo para los tíos en relación con sus sobrinos es el mismo. El tiempo de calidad que se comparte con un niño es, entre otras cosas, una «inversión»: el premio es el amor del pequeño y el vínculo con él, que se forja en esos momentos y actividades compartidas, mucho más que a través de regalos y objetos materiales. Saberlo es la mejor manera con la que un tío puede afrontar no solo la primera vez, sino todas las ocasiones en las que le toque quedarse a cargo de su sobrino. Así es como podrá disfrutar de ese gran «regalo» que su hermano le ha hecho.

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