Los embutidos y el chocolate son alimentos habituales entre pan y pan. Es la manera en que numerosos padres preparan de forma rápida y con éxito un tentempié para calmar el apetito de sus hijos a media mañana o a media tarde. Sin embargo, ambos contienen una buena cantidad de grasa saturada, colesterol y calorías, nutrientes que tomados en exceso ocasionarán con probabilidad problemas de salud desde edades tempranas. No son los alimentos más aconsejables para consumir cada día si se pretende educar a los niños en hábitos de alimentación saludables. Hay multitud de tentempiés salados o dulces que resultan más idóneos porque permiten relegar este tipo de almuerzos y meriendas a contadas ocasiones.
Embutidos, quesos y patés, demasiada grasa y sal
Los patés y los embutidos industriales (chorizo, mortadela, salchichón y similares) se convierten en alimentos demasiado grasos y calóricos para los niños si los comen varias veces por semana. Los patés de hígado de cerdo son productos con mucho colesterol, demasiada grasa y bastante sal, tal y como quedó constancia en el último análisis comparativo realizado por Eroski Consumer en 2005. Estos nutrientes también resaltan en embutidos y quesos curados. La llamativa composición nutricional tanto de patés como de embutidos es el resultado de la mezcla de ingredientes como tocino y carnes más o menos grasas. Algunas marcas destacan la riqueza en hierro de los patés y acompañan el mensaje con información acerca de la importancia de este nutriente para el desarrollo correcto de los más pequeños.
Embutidos, quesos y patés no son los alimentos más aconsejables para el bocadillo diario si se busca educar en hábitos de alimentación saludables
No obstante, un puñado de pipas o de pistachos -25 g de estos frutos secos– aporta alrededor de 2 g de hierro, la misma cantidad que media lata de paté, pero con una gran diferencia: al ser alimentos vegetales, carecen de colesterol y son ricos en grasas insaturadas cardiosaludables, no saturadas. Para mejorar la absorción y aprovechamiento orgánico del hierro vegetal (no hemo), basta con acompañar los frutos secos de un zumo de naranja o cualquier otra fruta rica en vitamina C. Estos alimentos son, a su vez, una fuente indiscutible de calcio para los más pequeños y, si se consumen en sustitución del queso, se mejora la calidad de las grasas (insaturadas en lugar de saturadas) y el aporte de sal es nulo (para ello se han de escoger los frutos secos al natural que son, al mismo tiempo, los más recomendables).
Jamón serrano, cocido o fiambres
El jamón serrano es más natural, más nutritivo y saludable que los anteriores, un valor añadido aunque sea, a la vez, uno de los alimentos más ricos en sodio. Se puede considerar una opción mejor que los embutidos y otros productos de charcutería, también salados, para variar los almuerzos y las meriendas infantiles. Las mortadelas, el chóped y productos de charcutería similares gustan a los niños por su marcado sabor, pero el consumidor puede comprobar que llevan casi los mismos ingredientes, añadidos en distinto orden. Los más comunes son: carne de cerdo (la carne de pavo o pollo es otra posibilidad), tocino, cortezas, agua, fécula, sal, azúcar, aromas, dextrosa, especias, proteína de soja, estabilizadores, antioxidantes, colorante, conservador y leche en polvo. En algunos productos, el hígado es el ingrediente que les diferencia del resto.
En el jamón cocido, aunque el ingrediente principal es el jamón de cerdo, cuenta con aditivos similares al resto de derivados cárnicos, que conforman su sabor, jugosidad, aspecto, textura y garantizan su durabilidad. Además de jamón de cerdo, en general se compone de agua, sal, estabilizadores, azúcar, gelificantes, especias, aromas, antioxidantes y conservadores. En el análisis de jamón cocido extra más reciente realizado por Eroski Consumer en abril de 2008, se evidenció que es un producto poco graso y no muy calórico, pero demasiado salado. Por su parte, los fiambres (de cerdo, de pavo o de pollo), que tanto se ofrecen a los niños, contienen más agua y aditivos que sus versiones menos procesadas, como la pechuga en el caso de los fiambres de ave y el jamón cocido, en el de cerdo.
Cambios más saludables
Tanto padres como niños han de comprender que es imprescindible no abusar de embutidos, quesos y patés, como tampoco del jamón y los fiambres. Han de pensar en alimentos alternativos para el bocadillo infantil, con sabores gustosos y con un perfil nutricional más saludable, como son los pescados enlatados, los patés vegetales, que son fáciles de elaborar en casa, o los bocadillos vegetales.
Los bocadillos con pescados pueden ser un paso para que los niños coman estos alimentos en lugar de demasiado embutido
Pescados en bocadillo. Los pescados en sándwiches y bocadillos aportan diversas ventajas. Por un lado, el atún, las sardinas, las anchoas o la caballa son ricos en grasa insaturada cardiosaludable. Por otro, es un modo de que los más pequeños se acostumbren al sabor del pescado, un alimento que en general no resulta de su agrado. Son adecuados para los niños los paninis de atún y sardinas en conserva, el bocadillo de atún con queso de cabra o con tomate, queso y anchoas, de sardinas marinadas, empanadas con salsa de tomate o en tortilla y la tostada de pan con tomate y anchoas. Los patés de anchoas o de atún son otra suculenta opción para los almuerzos y meriendas infantiles.
Los bocadillos son uno de los alimentos preferidos de los niños, mientras que es general la tendencia a rechazar “lo verde”. La combinación de ambos elementos en forma de bocadillo vegetal aumenta las posibilidades de que los pequeños coman verduras y se acostumbren a su sabor. Su preparación requiere pocos minutos y el resultado merece la pena. Las posibilidades son innumerables ya que puede emplearse una gran variedad de hortalizas en su elaboración y combinarse con otros alimentos como huevo, jamón, queso, pollo o pescado.
No sólo el tradicional sándwich vegetal o los rollitos vegetales entran dentro de esta elección. Son sabrosos los vegetales con jamón y tortilla, pollo asado o jamón y anchoas.