La cocina es el corazón de la casa. Y qué mejor manera de expresar los sentimientos que hacerlo allí, preparando un rico menú en familia. Cocinar en equipo es una actividad entretenida y educativa (para todos los participantes) que permite disfrutar mientras se desarrollan habilidades gastronómicas. Los pequeños se lo pasan en grande y los adultos disfrutan como niños. El Día del Padre puede servir de pretexto para diseñar un menú especial, en el que cada miembro de la familia se implique en la preparación de uno de los platos. A continuación, se ofrecen algunas ideas sencillas.
El padre, el primero
Al homenajeado le toca entrar en la cocina en primer lugar. Lo mejor es pensar en un plato frío, que se puede dejar listo unas horas antes de la comida. De esta forma, el padre abandonará pronto el mando de los fogones y dejará sitio a la responsable del segundo plato. Para la ocasión, puede elaborar todos los que siguen o elegir el que más se adecue a los gustos de la familia:
- Carpaccio de champiñones con queso Idiazábal
- Ensalada de patata con piñones, pimientos y mayonesa templada
- Espuma de tomate
El segundo plato, obra de mamá
Aunque el que está de fiesta es el padre, la madre tampoco tiene que pasar mucho tiempo en la cocina. ¿Por qué no elegir una receta que se prepare el día anterior y solo necesite de un toque final antes de servirse? Cualquiera de las siguiented recetas cumplen con ese propósito:
- Brocheta de pescados variados y verduras
- Estofado de ternera con patatas
- Lasaña de berenjena, champiñones y pollo
- Guiso de cerdo con patatas en cubos
El postre, el regalo de los hijos
Este es el momento más divertido del día. Con ayuda de los padres, los abuelos o algún hermano mayor, cualquiera de estos postres puede hacerlos un niño y convertirse, sin duda alguna, en el mejor regalo para papá.