Conducir es una actividad compleja que exige atención, concentración, buena vista y buenos reflejos. El tipo de alimentos que se elijan para comer antes y durante el viaje influye en la pericia al volante. Demasiadas grasas y azúcares pueden provocar pesadez y somnolencia, lo cual redunda en una pérdida inevitable de atención y en la capacidad de reaccionar con rapidez y eficacia frente a cualquier imprevisto en la carretera. Por ello, los alimentos que se seleccionan son tan importantes. En el siguiente artículo se explica por qué viajar en coche no es excusa para comer mal y qué alimentos conviene llevar en un viaje.
Diez ideas para mejorar lo que comes cuando viajas
1. El desayuno: menos dulces y más pan. El plan es emprender el viaje con el estómago lleno de hidratos de carbono complejos, que se digerirán de forma gradual para no sentir hambre a las pocas horas o de manera continua durante el trayecto. Cuanta menos grasa, mejor, para que esta primera comida del día no resulte pesada. Como alimento sólido del desayuno se puede elegir entre pan integral tostado con aceite de oliva, pan con tomate y jamón, sándwich de jamón y queso o de atún, tostadas con queso fresco y mermelada, muesli, pan con tortilla francesa, cereales de desayuno sin azucarar…
2. Solidaridad con quien conduce. Los caprichos de dulces y snacks se reservarán para comerlos con sentido común durante las vacaciones. La idea es evitar tentaciones: no vale preparar una comida más sana para el conductor mientras los acompañantes picotean.
3. Calorías, las justas. No tiene sentido comer mal si se puede comer bien sin esfuerzo. En el tiempo que dura el viaje por carretera, es posible ingerir más del 50% de las calorías necesarias para todo el día, si se opta por la comida basura o comida rápida azucarada y grasienta.
4. No al picoteo mientras se conduce. Se cae un trozo de bocadillo y se hace amago para cogerlo, no se acierta al meter la mano en la bolsa de patatas fritas o se busca elegir la chuchería entre unas cuantas… Estas distracciones pueden ser la causa de un accidente fatal. Si se tiene hambre, es preferible parar en un área de descanso y aprovechar el momento para comer, estirar la musculatura y respirar aire fresco.
5. Más hidratos de carbono y menos azúcares. Para hacer una comida consistente, se puede optar por bocadillos de pan integral o sándwiches. Es posible llevarse la comida de casa en táper: ensalada de pasta (sin huevo por seguridad alimentaria), de arroz o de patata. Son platos muy nutritivos, ligeros y refrescantes, justo lo que se necesita para aflojar el cuerpo de la tensión que supone conducir y prestar atención a la carretera.
6. Alimentos con poca grasa. Jamón serrano, fiambre de pavo, jamón york, queso semicurado o atún son elecciones más adecuadas como relleno de bocadillos, en lugar de embutidos, quesos grasos y tortillas de patata. Si apetecen frutos secos, basta con un puñado, ya que son indigestos. El mismo consejo sirve para las patatas fritas y otros snacks. Lo idóneo es escoger bolsas pequeñas y repartir un puñado para cada uno.
7. Fibra para calmar el apetito. Un par de frutas frescas, varias frutas desecadas (ciruelas y uvas pasas, orejones…), un puñado de frutos secos, un bocadillo con pan integral y vegetales, una zanahoria, una barrita de muesli, yogur mezclado con muesli o cereales integrales, etc. Son algunas ideas para escoger aperitivos ricos en fibra, que alimenten bien, sacien y calmen el apetito, para no tener la sensación de estar todo el viaje «comiendo».
8. De fácil digestión. Las tortillas de patata son un recurso habitual, pero no son la opción más acertada porque resultan pesadas. Lo mismo sucede con los embutidos o los guisos y estofados, si se opta por llevar la comida de casa. Además, si las preparaciones con huevo no se conservan en frío, puede originarse una toxiinfección alimentaria. Limitar los alimentos grasos es suficiente para que la comida sea más fácil de digerir.
9. De beber: agua. No debe faltar en el coche una botella de litro y medio de agua (como mínimo) bien fresca para comenzar el trayecto. El agua será la bebida de elección para calmar la sed. Además, el calor del coche o de ambiente es la excusa perfecta para beber cada poco tiempo. No conviene abusar de otras bebidas, ni de las azucaradas ni de las excitantes como el café, el té, los refrescos con cafeína o las bebidas energéticas que contienen excitantes como el guaraná.
10. Alcohol: nunca. El límite admitido de consumo de alcohol mientras se conduce es cero. No hay excusa para tomar ni siquiera una copa de vino o una cerveza. La cerveza sin alcohol, el agua, los zumos y los refrescos light son alternativas para hidratarse y refrescarse.
Viajar en coche no es excusa para comer mal
Bolsas de patatas, mezcla de dulces y chocolates, surtido de chucherías, frutos secos fritos con sal, bocadillos de embutido, refrescos con cafeína y bebidas azucaradas, como otros refrescos y zumos. Es la imagen típica de las provisiones que se eligen para calmar el hambre y la sed en las horas de un viaje por carretera, justo lo contrario a una elección saludable.
El análisis dietético refleja una suma exagerada de azúcares y grasas que, consumidos de forma condensada, puede provocar mala digestión, pesadez de estómago, flatulencia, mala gana y somnolencia, lo cual influye de manera negativa en las facultades necesarias para conducir con seguridad.
Una mala alimentación puede provocar debilidad, cansancio y somnolencia, lo que aumenta el riesgo de accidente de tráfico
El azúcar tomado en su justa medida proporciona a la sangre glucosa, que llega a las células de inmediato en forma de energía rápida. El cerebro recurre a la glucosa para su correcto funcionamiento y esto se traduce en una sensación de mente despejada, más activa y con ganas de hacer cosas. Pero ingerido en exceso, y como alimento principal, las personas con diabetes pueden sufrir hipoglucemia (nivel bajo de glucosa en sangre) porque el cerebro y las células han usado con rapidez la glucosa. Se pueden sentir los primeros síntomas, como nerviosismo, debilidad, falta de concentración y hambre. Se necesita comer algo, pese a que se ha hecho hace poco.
El exceso de grasas procedentes de patatas fritas y snacks similares, el bocadillo de embutido, los frutos secos o la bollería comprometen la buena digestión. La sensación más inmediata después de comer tanta grasa es pesadez de estómago, hinchazón y flatulencias. La sangre se concentra en el estómago e intestinos para digerir lo comido, por lo que se siente tontera, sensación de adormecimiento o somnolencia y, en consecuencia, el riesgo de accidente es mayor.
Al escoger la comida cuando se prevé un viaje largo por carretera, debe primar, por tanto, la calidad de los alimentos frente al gusto y los caprichos. Ya habrá tiempo para satisfacer los antojos de dulce durante las vacaciones. Las claves para comer bien se resumen en preparar una alimentación rica en hidratos de carbono, pero baja en azúcares, baja en grasas, moderada en fibra y de fácil digestión. El consumo de café, té u otras bebidas excitantes se adaptará a la tolerancia individual, aunque no conviene abusar.