No hay atajos para lograr perder peso si hay esa necesidad. No hay fórmulas mágicas, ni alimentos mágicos, ni dietas mágicas. Y no hay complementos que quiten el hambre o sacien el apetito, al menos, no tantos como los publicitados para tal efecto. Así de contundentes son las fuentes científicas cuando se pronuncian sobre la eficacia de determinados alimentos o complementos con supuestas propiedades saciantes. Un último estudio de la Facultad de Ciencias Biológicas y Ambientales de la Universidad de Birmingham, en Reino Unido, es categórico y afirma que la saciedad no es una propiedad de una sustancia. Por lo tanto, ningún alimento tiene la cualidad de saciar ni el poder saciante por sí mismo. Al menos, esta cualidad no sirve para todas las personas que quieren perder peso, lo que explicaría que, pese a la gran cantidad de productos y alimentos saciantes, las cifras de casos de obesidad se han duplicado en pocos años.
La saciedad como reclamo para adelgazar
Perder peso de una manera sana implica esfuerzo, dirección y control. Mantener el peso sano también es resultado de tomar conciencia de que la alimentación es una herramienta muy poderosa que puede convertirse en la mejor aliada de la salud. En ningún caso es consecuencia de sentirse lleno o saciado después de comer. Por lo tanto, la saciedad como reclamo para adelgazar no ayuda tanto como se cree a perder peso, ni conduce a hábitos de adelgazamiento. De hecho, la literatura científica que busca causas y consecuencias del control de peso concluye que comer a menudo sin buscar la sensación de plenitud es la mejor fórmula para mantener el peso, e incluso, para perder de manera gradual la grasa que sobra y mantener el resultado a lo largo del tiempo.
El informe universitario citado va más allá y su afán está en despejar la confusión creada entre las cualidades de las proteínas y las grasas frente a los hidratos de carbono como saciantes. A estos se les presupone menor capacidad de desacelerar el incremento del hambre y, sin embargo, los investigadores han concluido que para el propósito que se busca, es irrelevante. En los procesos de adelgazamiento, lo fundamental es conocer la dieta particular de una persona y sus hábitos, ya que solo de ella depende realizar un cálculo real y efectivo de calorías ingeridas y su traducción en el peso, en la distribución de la grasa y los líquidos. Todo esto ha animado a los investigadores a alertar a las autoridades británicas, que en los años ochenta permitieron y alentaron los productos bajos en grasa y en azúcar, que debe reconsiderarse su efectividad.
Glucomanano, el único complemento alimenticio aceptado
«Los suplementos de fibra diferentes de glucomanano, añadidos a la dieta, pueden contribuir mínimamente a la pérdida de peso». «Los suplementos de glucomanano añadidos a la dieta pueden tener un discreto efecto, mediante un mecanismo saciante, lo que favorece la pérdida de peso». Así de claro y contundente es el mensaje de recomendación en relación al uso de complementos dietéticos para ayudar a perder peso que se revelan en el documento de consenso FESNAD-SEEDO «Recomendaciones nutricionales basadas en la evidencia para la prevención y el tratamiento del sobrepeso y la obesidad en adultos». En este dossier no se admiten como válidos otros complementos distintos al glucomanano, con el argumento de que no han demostrado la propiedad de ayudar a perder peso.
El glucomanano ayuda en la pérdida de peso por su efecto saciante y reductor del apetito
No admiten el uso ni de la hoodia gordinii, ni del fucus vesiculosus, ni del nopal ni de la Garcinia Cambogia ni tantos otros productos que, temporada tras temporada, copan las estanterías de herbodietéticas y farmacias con un mensaje que en realidad no pueden justificar.
Esta conclusión coincide con la propuesta de EROSKI CONSUMER Productos para ayudar a perder peso, en la que se comprobó que solo el glucomanano, entre 14 complementos alimenticios analizados, muestra una cierta evidencia científica de su capacidad para ayudar en la pérdida de peso, por su efecto saciante y reductor del apetito. No obstante, ni siquiera el uso de esta fibra dietética está exento de contraindicaciones y efectos secundarios. Se desaconseja en caso de estenosis (estrechamiento) esofágica, pilórica o intestinal, y puede causar flatulencia o molestias abdominales y reducir la absorción de ciertos medicamentos, si se toma de forma conjunta.
La obesidad es una enfermedad cada día más relevante en la sociedad. Hay más enfermos y más graves, y sobre todo, es el origen de dolencias importantes y causas vinculantes de muerte. Sin embargo, las cifras se presentan incoherentes, ya que revelan que los europeos actuales consumen muchas menos calorías que generaciones anteriores y el índice de sobrepeso y obesidad se ha duplicado.
En esta incógnita se centran los estudios más vanguardistas, que adelantan que las malas dietas de adelgazamiento, los alimentos ligeros y los complementos dietéticos están detrás de muchos problemas relacionados con el peso. Las conclusiones son categóricas y firmes: las dietas fracasadas engordan y no son las personas las incapaces de adelgazar, son los productos y los planes los causantes del engaño.
Al final, se desvela que una alimentación adecuada y unos hábitos sanos son la fórmula mágica que se busca. La saciedad ni debe perseguirse, ni encontrarse. La saciedad no ayuda a adelgazar y sí es probable que quien la busque, engorde. Alimentarse no es llenarse.