Con tomate se pueden elaborar numerosas ensaladas: desde la más típica, compuesta por tomate solo, aliñado, a otras más originales, con marisco o fresas. Esta hortaliza alcanza su plenitud de sabor al comienzo de la primavera y se alarga durante el verano. Aunque se puede adquirir durante todo el año, el calor y el sol de esta temporada aportan las mejores condiciones para la producción del tomate más natural. Por eso es en esta época, cuando se consiguen las mejores preparaciones. A continuación se brindan algunas ideas para disfrutar del tomate refrescante en los meses de calor.
Tomate, variantes de ensalada
La ensalada de tomate más típica es también la más sencilla. Contiene esta hortaliza cortada en gajos o en rodajas, aliñada con aceite de oliva virgen extra y una pizca de sal. Pero la receta básica con tomate tiene variantes. Es posible picar un ajo muy fino o una cebolleta fresca, también cortada en finas láminas (corte en juliana), añadir unas hojitas de cilantro o de albahaca, o bien verter unas gotas de vinagre. Esta última práctica está muy extendida, aunque aporta a la ensalada una excesiva acidez. Para evitarlo, podrían utilizarse unas gotas de zumo de naranja o de un vinagre balsámico, que otorga un contrapunto ligeramente dulce.
Si se quiere aportar a la ensalada de tomate un poco más de nutrientes y convertir ese entrante en plato único, no debe despreciarse la posibilidad de acompañar el tomate aliñado con aceite y sal con unas tiras de anchoas en conserva, ya sea en salazón o en vinagreta, o bien con un poco de bonito del norte desmigado. También se pueden saltear en una sartén unos trocitos de bonito fresco o unos lomos de anchoa y colocar sobre el lecho de tomates aliñados. Una experiencia gustativa exquisita.
Las anchoas, el atún, los frutos secos y el queso maridan muy bien con el tomate
Si se prefiere preparar ensalada de tomate con marisco, es posible optar por unos mejillones o unas navajas a la plancha, además de las típicas gambas o langostinos pequeños pelados y salteados, o un poco cocidos. Se puede acompañar esta ensalada de tomate con una vinagreta guarnecida a modo de salpicón, con unos trocitos de cebolleta, ajo, pimiento rojo y unas gotas de limón, en vez de vinagre.
En ocasiones, se puede poner como base el tomate en rodajas con aceite de oliva y una pizca de sal. Como contrapunto de texturas, la ensalada admite frutos secos, como avellanas o almendras tostadas; frutas desecadas, como las uvas pasas, que le dan el contrapunto dulzón; o bien unos pequeños dados de queso en crema, queso de cabra o mozzarella, una combinación armónica, ya que los jugos del tomate y el aceite se convierten en una salsa idónea para mojar con pan. En este caso, es difícil no dejar el plato reluciente y limpio.
Ensalada de tomate con fresas
El tomate combina de una manera increíble con las fresas, una mezcla que permitirá dejar volar la imaginación. Pueden prepararse unos trozos de tomate con aceite de oliva, fresas y un poco de sal, remover y, en un bol con tapa, dejar macerar durante una hora. Se remueve de vez en cuando, para que los jugos de ambos productos se mezclen, y se puede acompañar con algunas de las recetas descritas.
Una alternativa es la ensalada de tomate líquida por antonomasia, el gazpacho, si se agregan unas fresas maceradas con el tomate.
Los tomates se pueden adquirir maduros o verdes. En este último caso, hay que dejarlos madurar al sol para que enrojezcan y para que, al ingerirlos, no estén muy ácidos. Cuando el tomate ya está maduro, hay que lavarlo muy bien, ya que a menudo conserva productos químicos en la superficie que se utilizan en los cultivos. También se pueden pelar con mucho cuidado para no romper su forma.