Los niños, desde bien pequeños, marcan sus preferencias sobre los alimentos que más les gustan y los que aborrecen o les resultan desagradables. Los niños comen más y lo hacen mejor con aquellos alimentos que les resultan familiares, los que ven en casa y los que come su familia. En la búsqueda por entender el comportamiento alimentario infantil se ha revelado también que la lactancia materna facilita la aceptación de nuevos alimentos y ayuda a diversificar el sentido del gusto del niño, ya que el sabor de la leche materna varía según los alimentos que ingiere la madre. Un nuevo estudio aporta ahora demostraciones sobre cómo influye la presentación de los platos en los niños.
El número y la mezcla de colores en el plato, la cantidad de alimentos diferentes, la posición del producto principal y la organización que compone el plato son algunos de los factores que tienen un gran impacto en la forma en la que comen los niños, según Brian Wanskink, experto en comportamiento alimentario. Conocer estos factores permite orientar a padres y responsables de la alimentación de los niños hacia una mejor presentación de los platos con el objetivo de lograr un mayor consumo de alimentos y, en consecuencia, una adecuada cobertura de las necesidades de energía y nutrientes que el niño necesita para su correcto crecimiento y desarrollo físico y mental.
La presentación del plato: clave en la alimentación del niño
La presentación de los alimentos ha demostrado un impacto significativo en la manera en que, tanto niños como adultos, comemos con mayor o menor apetencia y gusto, informa Wansink en una de sus investigaciones sobre el tema. Hasta el punto de que si los niños son muy maniáticos con la comida o muestran poco interés por probar nuevos alimentos, es útil conocer cómo se puede modificar su conducta alimentaria teniendo en cuenta distintos aspectos:
Colorido en el plato. Los niños muestran mayor interés por escoger los platos con alimentos de distintos colores hasta el punto de que les resultan más atractivos aquellos que contienen hasta seis colores diferentes, a diferencia de los adultos, que prefieren como mucho tres colores diferentes en su plato.
No más de siete ingredientes por plato. Cuando se les ofreció a los niños elegir entre distintas opciones de desayunos más o menos rellenos de alimentos, la mayoría escogía aquellos con mayor número de ingredientes por plato. Esta información es muy válida si se desea obtener el resultado inverso; provocar menor deseo por comer en exceso alimentos «capricho» como chucherías, galletas, etc. es posible si se reducen las opciones de este tipo de productos.
Posición del ingrediente principal. En el experimento de Wansink, los niños tenían que elegir entre distintas propuestas en las que el ingrediente principal (chuletas de cordero, lasaña o carne de cerdo) se colocó a propósito en lugares distintos dentro del mismo plato. Los niños demostraron mayor preferencia cuando el ingrediente principal se colocaba en la parte inferior derecha de los platos redondos, mientras que escogieron los platos ovalados con el alimento grande en la parte izquierda.
Plato lleno o plato vacío. Se les presentó cuatro imágenes con dos alimentos distribuidos en los platos de diferente manera de forma que diera la impresión, según la posición de los alimentos, de que el plato estaba más lleno o más vacío. Los niños prefieren los platos en los que da la sensación de que queda más espacio libre, es decir que no estén a rebosar de comida. Así, a los malos comedores puede resultarles más útil que les sirvan la comida en platos pequeños y con la cantidad justa, y repetir si fuera necesario antes de servirles un plato más grande lleno de comida.
Formas llamativas con los alimentos. En este caso, se trató de que los niños eligieran entre distintas opciones que contenían los mismos alimentos, solo que en unas, estos se habían dispuesto simulando una imagen (una cara sonriente) o todo lo contrario, colocados los alimentos de manera casual dentro del plato. Los niños muestran preferencia por los platos en los que los alimentos forman «figuras».
En resumen, según los resultados de este experimento, los niños prefieren los platos con una amplia variedad de alimentos y con diversidad de colores, aunque con un número máximo de elementos y colores en un mismo plato. Asimismo, como cabía esperar, los niños diestros prefieren los platos en los que el ingrediente principal está colocado en la parte derecha del plato, a diferencia de los zurdos. Estos resultados pueden servir de pautas para probar el consumo de aquellos alimentos más rechazados por los niños como las verduras o los pescados.
La publicidad infantil tiene una influencia determinante en las preferencias alimentarias de los niños, hasta el punto que se ha observado la conexión entre el número de horas que el niño está delante del televisor y el consumo de alimentos de baja densidad nutritiva. Estos resultados quedan refrendados con los obtenidos en una investigación de EROSKI CONSUMER sobre el tipo de alimentos publicitados en horario infantil, en la que se comprobó que ninguno de los quince alimentos más anunciados en televisión promocionaba el consumo de alimentos frescos como frutas o verduras.
Todo lo contrario, los alimentos más publicitados fueron los productos “capricho” como dulces, zumos, snacks y demás alimentos que copan el vértice de la Pirámide de la Alimentación saludable para niños y adolescentes.