Unas veces porque se tiene calor; otras, porque se está de vacaciones y hay planes más divertidos fuera de casa; y casi siempre, porque en verano da pereza pasar muchas horas del día en los fogones. En estos meses de calor cuesta encontrar el tiempo o la motivación para cocinar. ¿El resultado? Que muchas veces se acaba picando alimentos poco saludables, comida rápida, muy calórica o muy grasa. Para evitarlo, una gran solución es preparar algunas recetas sencillas y sabrosas que se puedan congelar con facilidad, como las cinco ideas fresquitas para el verano que se recogen a continuación.
Cinco platos veraniegos para congelar
- 1. Sopa fría de pepino. Se lavan y se pelan dos pepinos y se pican muy fino. Entre tanto, se baten en la batidora dos yogures naturales y se les añade un diente de ajo picado con menta picada y perejil. Transcurridos unos minutos, se agregan los pepinos. Se mezclan todos los ingredientes hasta obtener una crema, que se introduce en el congelador durante ocho horas y se etiqueta. Cuando se tenga la intención de consumirla, se saca con un día de antelación para que se descongele en el frigorífico. Antes de comer, se remueve de nuevo, se pone a punto de sal y se vierten unas gotas de aceite de oliva.
- 2. Crema fría de tomate y pimiento asado. Se asan dos pimientos rojos al horno. Cuando estén asados, se sacan y se tapan con un trapo hasta que se enfríen. Por otro lado, se licúan cuatro tomates hasta obtener un zumo para la sopa. Se pelan los pimientos y se baten junto con el zumo de tomate y un diente de ajo picado, hasta que quede uniforme y cremoso. Se añade media cebolla y un toque de albahaca fresca hasta conseguir la textura de un gazpacho. Se introduce la sopa en el congelador ocho horas y ¡listo! Cuando se desee tomar, se descongela el día anterior en el frigorífico, se remueve y salpimenta. En el momento de servir se puede mezclar con un yogur desnatado para rebajar su sabor y unas gotas de aceite de oliva.
3. Lasaña de hongos y setas. Se pelan y trocean en brounoisse (cuadraditos muy pequeños) media cebolla, un diente de ajo y un pimiento verde. Se saltea todo a fuego medio en una sartén con cuatro cucharadas de aceite de oliva. Hay que lavar 300 gramos de hongos y setas y, una vez limpios, trocearlos y juntarlos al rehogado de la sartén, de manera que se cocine todo el conjunto. Cuando esté todo bien cocinado, se añade sal a gusto, se saca la sartén del fuego y se reserva templado el salteado. Se preparan las láminas de lasaña de acuerdo a las indicaciones del fabricante. También se untan con aceite de oliva las paredes y la base de una fuente de horno con cierta altura (apta para montar la lasaña). Se alternan de forma sucesiva las láminas de lasaña con el rehogado de setas y unas lonchas de queso cheddar, hasta terminar con láminas de lasaña. Sobre ellas se colocan otras láminas de queso cheddar y unos trocitos de hongos, además de espolvorear por encima queso rallado. Se tapa y congela durante un mínimo de ocho horas. Para regenerar, se introduce al horno a 180 ºC durante 30 minutos y luego se sube la temperatura y gratina durante otros cinco minutos, hasta que se dore la superficie. Hay que comprobar que en el interior está caliente ya que, como tiene mucho volumen, suele tardar en calentarse el centro (más si está recién sacada del congelador). Una vez cocinada, es mejor dejar templar antes de trocear, pues cuando la lasaña está recién horneada se desmorona con facilidad.
- 4. Sopa de pescado con arroz. Se elabora el caldo de pescado poniendo a hervir desde el comienzo (con el agua fría) una cabeza de rape (sin agallas) con el verde de puerro y unos tallos de perejil. Tras hervir durante una hora, se pasa por un colador fino y se reserva. Se pican muy finas las verduras y se ponen a pochar. Se añade un tomate cortado en gajos, las cabezas y las carcasas de las gambas. Se reserva la carne de las gambas para la sopa. Se flamea con coñac (o con el sustituto sin alcohol más adecuado) y se moja con un litro de fumet. Se deja hervir durante 20 minutos y se tritura. Una vez triturado, se pasa todo por el colador. Se deja hervir otros 10 minutos y se pone a punto de sal, agregando más caldo si se quiere caldoso (o menos, si se prefiere cremoso) y se congela. Para descongelar, esta crema se pone a hervir con un puñadito de arroz durante una media hora y se añaden el pescado cortado en dados, las gambas y las almejas. Se espolvorea cebollino troceado y se pone a punto de sal.
5. Merluza a la marinera con almejas. Se colocan 200 gramos almejas en una cazuela al fuego con la cáscara limpia y deslavada y un poco de vino blanco. Cuando se abran las almejas, se retiran de inmediato del fuego y se escurre el agua. Se reservan las almejas y el caldo colado. Después, se pican una cebolleta fresca, dos dientes de ajo y un trocito de puerro en brounoisse para la salsa marinera. También se pocha la verdura. Cuando todo esté listo, se añade un poco de harina y salsa de tomate. Se rehoga todo el conjunto y se moja con el caldo colado que se ha escurrido antes de las almejas, más un poco de agua. Se espolvorea con un poco de perejil y se pone la salsa a punto de textura, ligeramente cremosa. Después, se sacan las almejas de la cáscara y se juntan con la salsa marinera. Por otro lado, se preparan los lomos de merluza que, previamente, se han sazonado por fuera y untado con un poco de aceite de oliva. Se cocinan a la plancha, de manera que estén hechos por fuera pero no por dentro (si se puede, se le quita la piel). Se introducen en la salsa marinera y se congelan. Para regenerar, primero se descongela en la nevera durante un día. Luego, se hierve durante 10 minutos y, antes de servir, se retira la cazuela del fuego para que repose cinco minutos. De vez en cuando, se mueve la cazuela para que ligue un poco más la salsa con los jugos y la gelatina de la merluza. Se sirve inmediatamente.