En las últimas semanas, la guerra mediática contra el aceite de palma ha llenado páginas de periódicos y minutos televisivos. Médicos, endocrinos, nutricionistas y expertos en alimentación han aprovechado para concienciar a la sociedad sobre los efectos nocivos de su consumo. Pero también numerosos expertos medioambientales han alertado de la destrucción de bosques tropicales y la desaparición de especies como el orangután. Por ello, en este artículo se determinan las principales consecuencias que tiene en el medio ambiente el uso del aceite de palma, con el fin de reducir su consumo y promocionar una producción sostenible.
En esta línea se halla la organización conservacionista WWF Global, que denuncia la destrucción de grandes áreas de bosques tropicales debido a la instalación de monocultivos de palma. Animales como rinocerontes, elefantes o tigres se encuentran en grave peligro al quedarse sin sus hábitats naturales. El orangután, endémico de Indonesia, estaría al borde de la extinción por el impacto de estos cultivos, que aumentaron su uso como agrocombustible.
Deforestación y pérdida de biodiversidad
La deforestación es una de las principales consecuencias que tiene la producción del aceite de palma. El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) asegura incluso que se han creado de forma ilegal plantaciones en áreas naturales protegidas, como parques nacionales. Un estudio de la Universidad de Princeton (EE.UU.) y el Instituto Federal Suizo de Tecnología calcula que entre 1990 y 2005, entre el 55% y el 60% de la expansión de este cultivo en Malasia e Indonesia (los dos principales productores mundiales con el 80% del total) se hizo a costa de bosques tropicales.
Una consecuencia de la deforestación es la pérdida de biodiversidad, ya que los cultivos tienen un fuerte impacto en estas zonas tropicales y desplazan a numerosos seres vivos que habitan en bosques, al mismo tiempo que se eliminan corredores naturales y se dañan puntos calientes de biodiversidad. De esta manera aíslan poblaciones de especies, dificultan o impiden su reproducción y merman su diversidad genética.
Por otra parte, el uso indiscriminado de pesticidas, de trampas y vallas eléctricas o el disparo a los animales que entran en los cultivos también ha sido muy perjudicial. En 1900 había unos 315.000 orangutanes; en la actualidad hay menos de 50.000, aislados en pequeños grupos que podrían extinguirse en una década. Los tigres, rinocerontes, elefantes, tapires u osos, sin olvidar el resto de especies de insectos, aves, plantas o microorganismos también corren un grave peligro de extinción.
Además de la deforestación y la extinción de especies, la producción del aceite de palma produce la emisión de CO2 a la atmósfera, a lo que se suma el uso indiscriminado de pesticidas. Todo ello contribuye a que se acelere el cambio climático y la contaminación del aire. La principal razón es que los bosques actúan como sumideros de carbono, ya que retienen el dióxido de carbono (CO2), uno de los principales gases de efecto invernadero (GEI) implicados en el calentamiento global. Con la quema de los bosques para sustituirlos por cultivos de palma, se libera el CO2 que tenían.
Principales certificados de aceite de palma sostenible
- Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sostenible (RSPO). Esta organización internacional creada en 2003 incluye a cultivadores, fabricantes y minoristas, empresas de distribución, bancos, inversores y ONG. Su objetivo: producir este aceite mediante buenas prácticas sociales, ambientales y económicas. Controla 4,2 millones de toneladas de aceite de palma, el 9% de la producción global. Por su parte, el certificado UTZ es el socio del RSPO encargado de garantizar la trazabilidad de estos cultivos.
- GreenPalm es otro certificado sostenible, auspiciado por el RSPO. Sus responsables, una organización con sede en Reino Unido, utilizan un sistema de recompensas para los productores de aceite de palma que asumen sus criterios. La lista de miembros es cada vez más extensa.