Tras ocho años de trabajo, el equipo liderado por el investigador Ramon Estruch compartió los resultados del primer PREDIMED (Proyecto sobre Prevención con Dieta Mediterránea). La conclusión, en 2011, fue rotunda: la dieta mediterránea enriquecida con frutos secos y aceite de oliva virgen extra reduce en un 30% el riesgo de infarto de miocardio, de accidente vascular cerebral o de muerte por causa cardiovascular. Sin abandonar la necesaria campaña de divulgación y ampliación de esta tesis, está en marcha un nuevo reto científico y de investigación práctica: PREDIMED-PLUS, cuyas conclusiones se conocerán en 2020. Este artículo explica de forma detallada en qué consiste este estudio.
PREDIMED-PLUS: un estudio riguroso para la pérdida de peso
Ante la epidemia de obesidad, se propuso la puesta en marcha de un nuevo ensayo, PREDIMED-PLUS, que va más allá de lo logrado con el PREDIMED. En esta ocasión se afronta de manera específica el problema del sobrepeso y de obesidad. La estrategia que se plantea tiene efectos positivos para la pérdida de peso (centrada en la pérdida de masa grasa), así como en el mantenimiento de la pérdida de peso a largo plazo. Además, la investigación busca demostrar que una intervención multifactorial y holística (patrón alimentario, más reducción de peso, más actividad física, más intervención conductual) sobre el estilo de vida puede ser el medio efectivo para la reducción del riesgo cardiovascular asociado al sobrepeso y obesidad que irá más allá de los beneficios de una dieta mediterránea sin restricción calórica.
¿En qué consiste el nuevo estudio?
El estudio se desarrolla, de nuevo, por toda la geografía española y se centra en la prevención primaria en hombres (55-75 años) y mujeres (60-75 años) con un índice de masa corporal (IMC) mayor a 27 y con presencia de síndrome metabólico. El tamaño de la muestra final es de 6.000 participantes (3.000 en cada grupo).
La intervención consta de un programa intensivo de estilo de vida y pérdida de peso basado en una dieta mediterránea hipocalórica y actividad física en comparación con un programa menos intensivo usando también dieta mediterránea (sin restricción de energía o actividad física).
El reclutamiento de los participantes se inició en septiembre de 2013 y finalizará en diciembre de 2015. Los voluntarios y profesionales reciben un manual de equipo de trabajo y se someten a un periodo de rodaje para detectar problemas y familiarizar a todos los agentes con el método, los cuadernos de recogida de datos y la recogida de muestras biológicas.
A lo largo del año próximo se definirá el grupo de control y se sucederán las reuniones. Habrá que realizar test psicopatológicos y selección aleatoria de participantes para muestras. Además, hay que gestionar la entrega del aceite y frutos secos, pues se trata de una versión Plus de PREDIMED y se respeta la buena idea que dio excelentes resultados de dar alimentos a los voluntarios.
Pasarán varios años en que la actividad estará aletargada, hasta que en 2020 todo el esfuerzo permita conocer las sinergias entre los efectos de una intervención intensiva sobre la pérdida de peso (con restricción calórica, actividad física y terapia conductual) y los efectos beneficiosos de una mayor adherencia a una dieta de alta calidad (es decir, la dieta mediterránea).
PREDIMED, salud y control del peso: un camino hacia el éxito
La experiencia confirma que el método funciona. En 2003 se seleccionó a 7.447 personas de alto riesgo vascular, que fueron divididas en tres grupos: dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra, dieta mediterránea enriquecida con frutos secos (nueces, avellanas y almendras) y dieta baja en todo tipo de grasa (animal y vegetal). Los participantes fueron visitados cada tres meses por una dietista y tomaron parte en sesiones educativas en grupo, en las cuales recibieron descripciones detalladas de la dieta mediterránea o de la baja en grasa, así como de los alimentos que contienen. De igual forma, se les proporcionaron menús, listas de compra y recetas adaptadas al grupo de dieta correspondiente y a cada estación del año.
Transcurrieron cinco años de seguimiento y se comprobó que los participantes de las dos ramas de dieta mediterránea presentaban menor frecuencia de infartos de miocardio, de accidentes vasculares cerebrales y de muerte por causa cardiovascular que el grupo de control. Fue un reto a largo plazo que posibilitó concluir de manera categórica que una dieta alta en grasa vegetal (en concreto aceite de oliva virgen extra y frutos secos) es más cardiosaludable que una dieta baja en todo tipo de grasas. Según los autores, este fue un tema controvertido y el estudio aportó nuevos datos científicos para desestimar la idea de que es necesario reducir la grasa de la dieta para tener mejor salud cardiovascular. Con el nuevo estudio se busca un éxito equiparable en su desarrollo y sus conclusiones.