Tener hijos cambia la vida y también la forma de vestir. Así lo concluye una reciente encuesta realizada a más de 2.000 mujeres después de tener a su primer bebé. Las minifaldas, los escotes, los tacones altos y los shorts son algunas de las prendas que quedan arrinconadas en los armarios de las madres primerizas y son sustituidas por otras más sencillas y cómodas. En este artículo se explica por qué muchas mujeres varían su modo de vestir tras la maternidad, cuál es el estilo que prima entre las madres recientes y otros cambios en el aspecto que provoca la llegada de un hijo al hogar.
¿Cambia la forma de vestir al ser madre?
La maternidad implica grandes cambios en la vida de la mujer. Nuevas responsabilidades, otras prioridades, y renovación de armario. Al menos así lo revela una encuesta realizada entre más de 2.000 madres del Reino Unido (aunque no entre sus parejas o padres).
El 51% de las madres recientes afirma que después de nacer su hijo no tiene tiempo para la moda
Según la investigación, el 78% de las mujeres modifica su manera de vestir después del nacimiento de su primer hijo, y no vuelve a su estilo anterior hasta que el niño ha superado la edad de tres años.
¿Por qué las madres visten diferente? La falta de tiempo es la razón que esgrimen la mayoría de las mujeres. De hecho, el 51% de las encuestadas afirma que después de nacer su pequeño no tiene tiempo para la moda y el 42% se excusa en que la maternidad es un «trabajo muy absorbente».
Pero no son los únicos motivos. Casi el 30% de las madres apunta que su prioridad después de la maternidad es vestirse rápido y con ropa cómoda. Un pequeño porcentaje (7%) señala que quiere sentirse con un aspecto parecido al de otras madres.
El estilo de las mamás
El objetivo primordial es sentirse cómodas. Correr detrás de un niño de corta edad por el parque subida a unos tacones de vértigo puede ser una actividad de riesgo. Por eso, las faldas cortas, los tacones altos, los tops ajustados o los grandes escotes ocupan los primeros puestos entre las prendas que desechan las madres primerizas.
El modo de vida de las madres (y padres) requiere una indumentaria que facilite su actividad diaria. Así, según la encuesta, sus prendas favoritas son los zapatos planos, las blusas y camisetas cómodas, los colores neutros y estampados sencillos.
También optan por un peinado más práctico, de ahí que el 18% reconoce que después de tener a su hijo se han cortado el pelo. Y es que arreglarse el cabello con niños por medio puede ser una ardua tarea.
Por otra parte, el estudio revela que las madres gastan casi la mitad de dinero en ropa que las mujeres que no tienen hijos y su presupuesto para vestir a los niños es un 50% más elevado que el suyo.
La buena noticia es que este cambio de estilo no dura hasta la eternidad: es solo una fase que se prolonga hasta que la edad del niño permite recuperar el modo de vestir, es decir, alrededor de los tres o cuatro años.
La ropa no es lo único que cambian las mujeres que han tenido un hijo. Algunas madres blogueras comparten en la Red su experiencia en este sentido. Desde que soy madre “no me dejo las uñas largas ni me las pinto“, este es uno de los “pequeños cambios que nadie te cuenta antes de tener niños” que detalla Cecilia Jan, una de las autoras del blog De mamas & de papas. Y es que las uñas largas pueden arañar a los pequeños y el esmalte puede ser tóxico.
Otro de los complementos que abandonan las madres es la bisutería o las joyas grandes. Por otra parte, Eva Quevedo, de Blog de Madre extraña la “lencería de la buena” de su armario. “Ya no la luzco”, admite esta bloguera.