Uno de cada cuatro jóvenes españoles sufre miopía, una afección visual que les impide ver bien los objetos de lejos. En los próximos años se prevé que esta cifra se eleve, ya que la miopía infantil es un problema creciente. Pero se puede hacer algo. Como se explica en este artículo, pasar más tiempo al aire libre y limitar el uso de los dispositivos móviles son algunas de las recomendaciones de los expertos para frenar el progreso de la miopía en los niños.
La miopía en niños, un problema creciente
«No veo bien la pizarra». Esta esclarecedora frase es, en muchas ocasiones, el punto de partida que permite detectar un problema de visión en los niños. El más frecuente es la miopía, es decir, la dificultad para ver las cosas de lejos. Estudios sobre su prevalencia en España señalan que la miopía afecta a un 2,5% de los pequeños de entre tres y ocho años, pero se eleva a un 25,7% entre los 9 y 19 años.
Las previsiones no son halagüeñas: en 2020 la miopía afectará a uno de cada tres adolescentes españoles
Y las previsiones para el futuro no son halagüeñas. Según informa el Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas, en 2020 la miopía afectará al 33% de los adolescentes españoles. Y es que la mayoría de los especialistas están de acuerdo en que esta dificultad de la visión es un problema creciente.
Llama la atención de la comunidad científica la acelerada progresión de la miopía entre los jóvenes asiáticos. El pasado año, una investigación publicada en la prestigiosa revista médica ‘The Lancet’ reveló que entre el 80% y el 90% de la población joven de las grandes ciudades asiáticas es miope, una cifra que supera con creces (más del 20%) a la de la población adulta que sufre este problema, y que evidencia que está afectando de forma especial a las nuevas generaciones.
Los niños que pasan más tiempo al aire libre tienen menos miopía
¿Por qué hay ahora más niños y jóvenes miopes? Aunque la miopía se asocia con mucha frecuencia a los factores hereditarios (el 60% de los menores con ambos padres miopes también la desarrollará), su progresión también está influenciada por otras causas ambientales. Una de las más destacables es la menor permanencia de los niños al aire libre, así como el uso abusivo de dispositivos móviles con pantallas pequeñas que pueden perjudicar la visión.
Los resultados de una reciente investigación han confirmado estas sospechas. Apuntan que los menores que padecen miopía pasan al aire libre una media de 3,7 horas menos que aquellos que tienen una visión normal. De este modo, «incrementar en una hora a la semana el tiempo que pasan al aire libre los niños puede reducir en un 2% el riesgo de desarrollar la miopía«, concluye Justin Sherwin, investigador de la Universidad de Cambridge y conductor de este estudio.
Los investigadores coinciden en que los beneficios del aire libre para la miopía no están asociados a ningún tipo de actividad concreta. Sin embargo, señalan, como una posible causa de su efecto positivo, la mayor exposición a la luz natural y la mayor oportunidad para que los menores desarrollen su vista a larga distancia.
¿Son peligrosos los dispositivos móviles para los ojos del niño?
Existe relación entre la condición de miope y pasar más horas con actividades de visión cercana
Otras líneas de investigación resaltan, por su parte, que las actividades en el exterior reducen el tiempo de dedicación a otras prácticas que pueden resultar perjudiciales, ya que implican forzar la vista, como el uso de dispositivos móviles con pequeñas pantallas, teléfonos y tabletas. «No se conoce con exactitud si existe una relación entre el uso de vídeoterminales y el progreso en la miopía», apunta Isabel Cid, optometrista de la Fundación Oftalmológica del Mediterráneo. Aunque sí parece que puede afectar: el ojo del niño se cansa y se acostumbra a enfocar de forma continuada de cerca, en vez de lejos.
Un estudio realizado por la Fundación Rementería concluye que hay una correlación lineal entre la condición de miope y pasar más horas dedicadas a las actividades de visión cercana. «Hay que tener una protección enorme con las tabletas y con los teléfonos», apunta, la investigadora Celia Sánchez Ramos, directora de la fundación. El problema es que los dispositivos no están preparados para el uso por menores tan pequeños. «Esto hace, sin querer, que se acomoden más y que estén gastando su sistema visual; por lo tanto, serán mucho más miopes», señala.
Uno de los mayores problemas de la miopía es que tiene una progresión muy significativa en la etapa infantil y juvenil, en torno a 0,5 y 0,75 dioptrías cada año. Por eso, el esfuerzo de los expertos se centra en intentar ralentizar y detener lo máximo posible el progreso de esta dificultad visual, para que no alcance unos valores demasiado elevados (a partir de seis dioptrías se considera miopía magna). Para ello, recomiendan a los padres seguir los siguientes consejos:
Acudir al especialista. Es preciso visitar al oftalmólogo ante cualquier signo de dificultad visual en los niños. Es frecuente que el pediatra remita a los progenitores a la óptica, en vez de al oftalmólogo. Sin embargo, “esto retrasa el diagnóstico de muchas patologías”, apunta el Grupo Español de Oftalmología Pediátrica de la Sociedad Española de Oftalmología (SEO).
Buenas prácticas infantiles con dispositivos móviles. Es aconsejable estar más tiempo al aire libre, controlar las horas que pasan los menores con estos aparatos y tener en cuenta, al menos, cuatro aspectos: alejar la pantalla lo máximo posible, intentar utilizar tamaños grandes de letras, usarlos preferentemente con luz natural -en vez de artificial- y aumentar el contraste de la pantalla.