Cuando la lactancia materna genera dolor en los pezones, hay algo que no está bien. Una postura incorrecta del bebé al mamar o algún otro problema pueden agrietar los pezones. O también puede ser por otros inconvenientes, como dermatitis o infecciones. En cualquier caso, lo aconsejable es tomar medidas para prevenir estos dolores, ya que luego la curación es más complicada. A continuación se explica por qué la posición del niño al mamar puede generar irritación en los pezones y se enumeran otros problemas que causan dolor en la lactancia. Además, se detalla cómo actuar ante cada situación.
Dar el pecho no produce dolor
Todos los expertos son concluyentes: dar el pecho al bebé no produce dolor o, al menos, no debería provocarlo. Si amamantar al niño duele, es que hay algo que no está funcionando de manera correcta.
El principal motivo de dolor al amamantar es la formación de grietas en los pezones. Por lo general, estas grietas aparecen cuando el bebé mama solo del pezón, «en lugar de agarrar una buena porción de pecho, incluyendo además del pezón gran parte de la areola», explica la asesora de lactancia Inma Marcos, en un artículo publicado por la asociación Alba Lactancia Materna.
Pezones agrietados y la posición del bebé al mamar
Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), las causas más frecuentes de que el pequeño coja mal el pecho son tres:
- Mala posición del bebé al mamar.
- Problemas anatómicos maternos que dificulten el agarre: pezón plano o invertido, ingurgitación mamaria, etc.
- Problemas anatómicos en el niño: frenillo sublingual corto o mandíbula retraída.
Las grietas en los pezones son mucho más fáciles de prevenir que de curar. Por lo tanto, conviene prestar atención desde el primer momento a la posición del bebé al mamar y a que agarre el pecho del modo adecuado, para evitar que tales heridas se produzcan.
Hay múltiples posturas para dar el pecho y todas son correctas, siempre y cuando el niño no tome solo el pezón sino también parte de la areola. Esto se puede favorecer promoviendo un agarre asimétrico, es decir, que el bebé coja una porción mayor de la parte inferior de la areola que de la superior.
En cualquier caso, Inma Marcos da un consejo: rozar la nariz del niño con el pezón. Esto hará que el pequeño abra la boca, como para bostezar; será entonces cuando se deba aprovechar para introducir bien el pecho en su boca, de modo que el pezón quede «situado al fondo del paladar, casi tocando la campanilla».
Aunque el pezón esté agrietado, si el bebé toma el pecho en la forma correcta, no causará dolor a la madre y la herida sanará en cuestión de días. Si duele o se advierte que lo ha cogido mal, hay que quitar al niño y colocarlo de nuevo. Para esto, la recomendación es «introducir un dedo dentro de su boca, por la comisura, para romper el vacío, sin tirar del pecho», puesto que de esta última manera se aumentaría el daño.
Otros problemas que causan dolor al amamantar
Pero el mal agarre del pezón no es la única causa por la cual se producen las grietas. También se pueden deber a otros motivos, como el traumatismo sobre el pecho. Además, la AEP enumera otras causas de dolor en el pezón, distintas de las grietas: infecciones, dermatitis o el llamado síndrome de Raynaud.
El traumatismo se produce a menudo cuando se retira al bebé del pecho de forma brusca, y no introduciendo un dedo en la boca del niño a través de la comisura. También puede deberse al lavado demasiado frecuente del pecho con agua y jabón, a que la zona se mantenga húmeda de forma constante o al mal uso de la bomba extractora de leche.
Si el problema es que hay una infección, se debe tratar con pomadas o con antibióticos orales. Durante el tratamiento, también se pueden usar discos aireadores, un recurso para que la piel del pezón no quede en contacto directo con ningún otro material. De esta manera, se reduce la irritación por roce y, si el tratamiento incluye una pomada antibiótica, se posibilita que esta permanezca sobre el pezón durante más tiempo.
En cambio, si la madre lactante padece de dermatitis, la AEP recomienda «dejar de utilizar cualquier pomada que se estuviera usando y lavar bien la ropa para evitar restos de detergente», además de acudir a un dermatólogo para que aconseje el tratamiento más apropiado.
El síndrome de Raynaud, por su parte, consiste en un fenómeno vascular cuyo principal síntoma son los cambios de color de la punta del pezón tras la toma: por lo general, está blanca cuando la toma finaliza, a los pocos minutos se pone morada y luego rosada. La asociación Alba puntualiza que problemas «mecánicos», como una mala posición del bebé o el frenillo sublingual, pueden ocasionar este problema por sí solos, si bien la causa real del síndrome aún no se ha establecido.
Dado que muchos de estos inconvenientes se deben a problemas llamados “mecánicos” (es decir, que tienen que ver con la posición o con cuestiones físicas y no fisiológicas), la mayoría de las veces las grietas en los pezones no se pueden prevenir durante el embarazo por medio de cremas, ni frotamientos, ni masajes.
Los métodos de prevención más eficaces consisten en procurar que el agarre del pecho sea el apropiado y evitar los traumatismos. Como explica la AEP, “si el problema es un frenillo corto significativo, puede ser necesaria su sección”. Por otra parte, también se debe procurar que el pecho se mantenga seco y aireado, usar tejidos de algodón, lino u otros materiales naturales, además de tratar de que los sujetadores no sean muy ajustados.
La aplicación de compresas de hielo picado antes de las tomas puede aliviar el malestar. Pero si el dolor es muy intenso, una posible solución es, durante un tiempo, extraer la leche materna y dársela al bebé después, hasta que las heridas cicatricen y se pueda amamantar de nuevo.