Vivir el parto y el posparto en compañía de otra mujer (una que haya pasado por la experiencia y sea capaz de comprender lo que se siente) puede ser muy beneficioso para la futura mamá, su pareja y el bebé que nacerá. Diferentes estudios y publicaciones hacen hincapié en esta idea. No es lo mismo dar a luz sola, que hacerlo acompañada. Y si la persona que acompaña ya conoce el proceso del parto, los temores y las dudas, contribuirá a generar un ambiente más sereno y distendido. Ese es el papel de las doulas: aportar tranquilidad y confianza a la mujer, apoyarla en los momentos más duros y compartir con ella todo aquello que sabe sobre el nacimiento de un bebé.
Doulas: de mujer a mujer
Hasta no hace tanto tiempo, las mujeres se preparaban para el parto con el apoyo de sus propias madres, alguna tía u otra mujer de la familia. Sin embargo, en muchos países se ha perdido esa costumbre, y España no es la excepción. La abundante información que se localiza en Internet, los diversos cursos de preparación al parto y una bibliografía cada vez más extensa sobre la maternidad han provocado, en parte, ese cambio de hábitos. A estos factores hay que añadir que muchas mujeres viven lejos de sus familias y que los varones se han implicado cada vez más en el nacimiento de sus hijos. La presencia del padre en el parto, los cursos y las lecturas suelen ser apoyo suficiente.
A pesar de estas ventajas, muchas mujeres se sienten incomprendidas y solas, o echan en falta un apoyo femenino entre iguales, esa complicidad «de mujer a mujer» que no incluye conocimientos técnicos o médicos, sino experiencia, contención afectiva y comprensión. Y esa es la función de una doula, una mujer -en general, madre- que puede transmitirles todo lo que sabe y responder a sus dudas más íntimas a lo largo de todo el proceso, es decir: antes, durante y después del parto.
¿Qué hacen las doulas antes, durante y después del parto?
Tener un hijo es una experiencia vital incomparable. Sobre esta idea de base trabajan las doulas, que reconocen la importancia emocional que conlleva la maternidad y la paternidad, y se centran en cuidar a la mujer o a la pareja durante ese proceso de cambio. Antes del parto, ayudan a la futura mamá a conectar con su cuerpo, a relajarse y a desvanecer miedos y dudas. También se ocupan de conocer sus deseos, expectativas y planes de parto para intentar, junto con la matrona, que se cumplan en el momento de dar a luz. Ya sea en un hospital o en casa, intentarán favorecer un parto natural y relajado.
En esta etapa, su presencia es vital. Acompañan a la mujer parturienta tanto tiempo como ella desee, la mantienen informada sobre qué ocurre a su alrededor y procuran conseguir todo lo que la haga sentir más cómoda. Otro aspecto importante es que intentan hacer más fácil la comunicación entre los miembros de la pareja y entre ellos y los profesionales médicos y sanitarios. Tras el parto, ayudan a las mujeres con su recuperación física, con la lactancia y con la nueva vida de familia y de pareja.
Doulas y matronas: dos papeles diferentes
No se debe confundir el papel de las doulas con el de otras personas que participan en un parto, sobre todo con las matronas, cuya función es diferente. Las comadronas tienen una formación específica, unos conocimientos que les permiten cuidar a la mujer, detectar anomalías en el parto, ayudar al nacimiento del bebé, sugerir posturas para dar a luz o educar a la futura mamá en cuestiones relacionadas con su salud y la de su hijo. Las doulas, no.
Una doula, si bien puede ofrecer información o hacer sugerencias, no tiene la formación necesaria para acometer tareas clínicas. A diferencia de una matrona, no puede dirigir el proceso del parto. Su trabajo se orienta a la parte emocional -incluso, espiritual- de la mujer que dará a luz. Como se definen ellas mismas, son mujeres que ayudan a otras mujeres a dar sus primeros pasos por el camino de la maternidad. Sus atenciones y cuidados hacen foco en los sentimientos de la futura mamá y, también, del futuro papá. Tienen efectos muy positivos en el caso del primer hijo.
Además de la seguridad y la tranquilidad, diversas investigaciones reseñan los beneficios de contar con su presencia. Y algunas, incluso, los cuantifican. Es el caso del libro ‘Mothering the mother, how a doula can help you have a shorter, easier and healthier birth’ (‘Mimando a la madre, cómo una doula puede ayudarte a tener un parto más corto, fácil y saludable’). Los autores, Marshall Klaus y John Kennell, señalan que una doula contribuye de manera notable a reducir los partos instrumentales. Según estos médicos, la tasa de cesáreas se reduce a la mitad, el uso de oxitocina y de fórceps baja en un 40%, y la utilización de anestesia epidural y analgesia también desciende (en un 60% y un 30%, respectivamente).
La figura de la doula no es nueva (su origen se enmarca en la antigua Grecia), aunque ha ganado protagonismo en los últimos años gracias a la promoción de los partos naturales, más humanizados. En la actualidad, varias asociaciones reúnen a estas mujeres y difunden su trabajo. Una de las más importantes es DONA. Radicada en los Estados Unidos, se fundó en 1992 por parte de dos prestigiosos médicos, Marshall Klaus y John Kennell, quienes se han dedicado a investigar los beneficios de las doulas en la experiencia de la maternidad.
En España también existen asociaciones y blogs que promueven la figura de las doulas, forman a mujeres en este campo, orientan a las familias y ayudan a encontrar a las doulas más cercanas según el lugar de residencia. Algunos ejemplos son: la Red Circular de Doulas, la Fundación Eomaia o el portal Doulas.es, que cuenta con un directorio con más de setenta mujeres de distintos puntos del país.