Balbuceos, los primeros sonidos del bebé, repetir solo las palabras más útiles o divertidas, etc. El aprendizaje del habla por parte del niño es un viaje emocionante. Este artículo describe cuándo y cómo pronuncia el bebé sus primeras palabras, de qué manera evoluciona su lenguaje a partir del año y medio de edad y recoge consejos para estimular el habla del bebé.
El balbuceo del bebé
El momento en que el niño pronuncia su primera palabra es muy emotivo. Es el primer paso en la comunicación a través del lenguaje, y no solo mediante el llanto y los gestos.
«Al principio no hay intención comunicativa», explica Claustre Cardona, logopeda y psicopedagoga, miembro de la Asociación Española de Logopedia, Foniatría y Audiología. «Luego, a medida que encuentran respuestas en el adulto, lo reconocen como su interlocutor», añade.
Hacia los seis meses de vida, el bebé descubre que puede emitir sonidos. Es la etapa del balbuceo. Los sonidos más fáciles de pronunciar en este tiempo son los correspondientes a las letras b, n y p.
Las sílabas repetidas son las más divertidas para el bebé
Además, el niño se divierte repitiendo sílabas: bababa, nenene, papapa, etc. Tampoco es casualidad que las primeras palabras del bebé sean las que reiteran sus sílabas, como mamá, papá, nene o guauguau.
Según un estudio realizado por científicos canadienses, chilenos e italianos en 2008, el cerebro de los recién nacidos (dos o tres días de vida) muestra mayor actividad cuando escucha palabras terminadas en sílabas repetidas.
Las primeras palabras que el bebé aprende son las más útiles para él, como mamá, papá, teta y agua
Las primeras palabras que el bebé aprende, por lo general hacia el año de vida, son las que les proporcionan mayores satisfacciones: mamá y papá, por supuesto. Pero también otras como teta, agua, más y no.
La pronunciación no siempre es clara: puede decir abua por agua o cosas así. Estas palabras son las más útiles para él, y las complementa con el llanto cuando quiere (o no quiere) algo.
El habla del niño a partir del año y medio
A partir de los 18 meses, la pronunciación se hace más clara. Según un esquema ya clásico desarrollado por el Instituto Nacional de la Sordera y Otros Trastornos de la Comunicación de Estados Unidos, el niño usa palabras que representan una frase entera.
Con un solo vocablo puede pedir le alcen en brazos cuando esté en el suelo, pero también que le bajen cuando esté en brazos. A menudo son palabras inventadas que solo la familia entiende. Además, empieza a combinar dos o más términos en pequeñas frases.
Hacia los dos años, el niño ya maneja algunos deícticos (pronombres personales, como tú o mío, e indicadores de lugar, aquí, allí) y su vocabulario se amplía hasta las 50 e incluso 100 palabras.
Además, emite sonidos y usa la entonación para imitar los discursos que escucha de los mayores. De ese modo, establece diálogos con los adultos, aunque estos no tengan claro lo que el pequeño quiere decir.
Las primeras frases, a partir de los dos años
Entre los dos y tres años, los niños ya construyen oraciones simples. Siguen la estructura de sujeto y predicado, pronuncian casi todos los fonemas y respetan los turnos en la conversación.
Un niño de tres años ya maneja unas 900 palabras
Usan pronombres, preposiciones, responden preguntas simples, utilizan la entonación correcta para las cuestiones y manejan plurales y algunas conjugaciones verbales. Su vocabulario se amplía hasta unas 900 palabras.
A partir de los tres años, la comunicación del pequeño se hace mucho más fluida. La pronunciación es mucho mejor y ya es capaz de hacerse entender incluso por extraños. El niño ya no habla solo del mundo que le rodea, sino que empieza a expresar ideas en abstracto. Además, repite frases, se divierte con las rimas de poemas y canciones para niños y ya entiende metáforas y chistes.
Más allá de los plazos y procesos naturales, existen formas y juegos para estimular el habla del niño. A continuación se enumeran algunas de las más importantes, propuestas por Claustre Cardona y Pablo Félix Castañeda, autor del libro ‘El lenguaje verbal del niño: ¿Cómo estimular, corregir y ayudar para que aprenda a hablar bien?‘ (Universidad Nacional de San Marcos, 1999).
1. Hablar con el niño desde su nacimiento y en cualquier momento: al alimentarle, bañarle, etc. Siempre que sea posible, hablarle mirándole a la cara. Además de estimularle, le hace sentir protegido y seguro.
2. Cuando el bebé emite sus primeros sonidos y balbuceos, repetirlos para incentivarle a repetirlo y felicitarle cuando lo haga. Esto le ayudará a desarrollar sus capacidades fonéticas.
3. Mencionar los objetos presentes y llamar a las cosas y personas de un modo claro y por su nombre. Como los pronombres son más difíciles para ellos, conviene hablar en tercera persona incluso de quienes están presentes (“Ahora mamá y Juan saldrán a dar un paseo”).
4. Saber escuchar: cuando el niño empieza a pronunciar sus palabras y frases, el adulto debe procurar escucharle con atención y evitar interrumpirle o pedirle que espere o lo posponga “porque está ocupado”.
5. No corregir de inmediato sus errores. Es mejor repetir las palabras o frases de forma correcta para que él las pueda oír y reparar su equivocación. Por supuesto, nunca hay que reírse o burlarse de los errores del pequeño.
6. Leer cuentos con el niño y poemas, cantarle canciones y poner música con letra para escuchar juntos.