Enseñar a un niño a pedir perdón y reconocer la propia culpa forma parte de la educación en valores que, tanto la familia como los educadores, deben proporcionarle durante su desarrollo. Los padres pueden seguir distintas pautas para que aprendan a pedir disculpas desde pequeños: servirles de guía, darles ejemplo, ser perseverantes e instarles a corregir los errores. De esta forma, aprenderán por qué hay que pedir perdón y sentirán la necesidad de ser perdonados. Este artículo se desvela cómo enseñar a un niño a pedir disculpas.
La educación en valores forma parte esencial de la formación integral de los niños. Conductas que pueden transmitir los padres, como la solidaridad, tolerancia, generosidad, responsabilidad, honestidad y el respeto, facilitan la convivencia. Y también forman parte de las habilidades sociales que los pequeños deben adquirir para relacionarse de forma satisfactoria con los demás.
A los niños, todavía inmaduros, les cuesta perdonar
Reconocer los errores, y pedir disculpas por ellos, es una de las enseñanzas que los padres pueden empezar a trabajar con los niños desde la infancia. Tal como reconocen José Manuel Mañu e Imanol Goyarrola en su libro ‘Educar. Los retos del siglo XXI’, «a los niños todavía inmaduros, y sin una personalidad del todo constituida, les cuesta perdonar». Por eso hay que enseñarles cómo hacerlo desde pequeños.
Pautas para que aprendan a decir perdón
1. Servir de guía: al principio, los niños no son capaces de reconocer la culpa ni de sentir la necesidad de ser perdonados. Los padres deben guiar sus primeros pasos en la «dinámica del perdón»: indicarles las ocasiones en que es preciso pedir disculpas y mostrar arrepentimiento.
Tal como apuntan Mañu y Goyarrola, hay que facilitarles pedir disculpas cuando ha hecho algo recriminable «para que reconozcan el mal de su acción y puedan rectificar». El progenitor debe explicar al pequeño por qué debe disculparse y hacerle ver que sus actitudes o comportamientos han causado un daño a otros.
2. Dar ejemplo: la mejor forma de enseñar a pedir perdón al niño es ofrecerle un modelo de conducta apropiado. Si los hijos ven que sus padres reconocen sus errores y les piden disculpas cuando se equivocan, lo asumirán como una forma natural de resolución de conflictos.
Los padres no deben limitarse a pedir perdón a sus hijos cuando sea oportuno. Si es posible, deben intentar que sean testigos, asimismo, de situaciones en las que se disculpan con otros adultos, ya sean familiares o amigos.
3. Ser perseverantes: los aprendizajes de los más pequeños se asientan en la mayoría de los casos por repetición. Los padres no deben temer ser insistentes ni dejar de reclamar al niño sus disculpas cuando sea necesario. Esto no significa que haya que obligarles a pedir perdón cuando se nieguen a hacerlo, pero sí insistir en que lo hagan cada vez que la situación que lo requiere se repita.
4. Instar a corregir los errores: muchos pequeños pueden aprender fácilmente a decir «lo siento» de forma automática cuando cometen un error. Pero lo importante es que aprendan a sentir de verdad su arrepentimiento. La mejor forma de conseguir que asuman su culpa de forma sincera es instarlos a corregir su error, o el daño que han provocado, en los casos que sea posible.
Aprender a disculparse por los actos erróneos es una enseñanza que beneficiará al niño en varios aspectos, ya que con esta actitud se trabajan distintos valores esenciales para su desarrollo personal.
Responsabilidad: que el niño reconozca sus errores, o los comportamientos inadecuados, es el primer signo de que se hace responsable de sus actos y asume sus culpas de forma sincera.
Comprensión y empatía: al pedir disculpas, el pequeño reconoce que sus acciones han ocasionado un daño a otra persona y se pone en su lugar para entender el alcance de sus errores.
Humildad: pedir perdón cuando la ocasión lo requiere es la mejor forma de desechar el orgullo y las actitudes prepotentes hacia los demás.
Convivencia y amistad: saber pedir perdón y saber perdonar son dos actitudes básicas para crear un buen clima de convivencia en un grupo y favorecer el desarrollo de las relaciones de amistad entre los miembros del mismo.