El 43% de las mujeres españolas se lleva un desagradable recuerdo a casa después de dar a luz a sus hijos: la episiotomía. Este corte en el perineo, que se practica en el periodo del expulsivo del parto para facilitar la salida del bebé, conlleva diferentes riesgos si no se cuida y vigila la herida de forma adecuada durante el posparto. En este artículo se detallan los cuidados de la herida de la episiotomía y las cuatro claves para la recuperación y las recomendaciones esenciales de los especialistas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la episiotomía solo es necesaria en apenas el 20% de los partos. Además, la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) aconseja que esta práctica sea restrictiva. A pesar de estas recomendaciones, en España la cifra de mujeres que sufren una incisión en el periné para agrandar el canal del parto es aún elevada respecto a otros países europeos. En concreto, un 43% de los partos culminan con esta intervención, mientras que en Suecia y Dinamarca, se limita al 6,6% y 4,9% respectivamente, tal como recoge el ‘European Perinatal Health Report‘.
Riesgos de la herida del parto o episiotomía
El debate sobre la conveniencia o no de hacer la episiotomía de forma casi sistemática ha generado numerosas controversias. Según datos del Ministerio de Sanidad, en los partos no instrumentados sin episiotomía existe un porcentaje de desgarros diez veces superior (32,8% frente al 3% cuando hay episiotomía). Sin embargo, numerosos estudios han demostrado que esta práctica conlleva más riesgos que beneficios cuando no se lleva a cabo de forma restrictiva en los casos que en realidad lo requieren.
Entre los posibles riesgos asociados a la episiotomía, sobresale la hemorragia o la infección de la herida. Pero quizás el problema más relevante que se presenta es el dolor posparto.
La herida del parto o episiotomía aumenta el dolor posparto y demoran las relaciones sexuales con la pareja
Una investigación realizada por el canadiense Michael Klein, uno de los más reputados investigadores en este campo, concluye que los dolores posparto son mucho más leves en las mujeres a las que no se le ha practicado una episiotomía, así como en las que han sufrido un desgarro espontáneo, que en las que han sufrido una incisión en el perineo. Según informa este estudio, una de cada dos mujeres con episiotomía siente aún molestias hasta tres meses después de dar a luz.
Otro de los problemas destacados derivados de la episiotomía es la dificultad para reanudar las relaciones sexuales después del parto. Las mujeres que padecen esta intervención se demoran más en el inicio de las relaciones con su pareja, sobre todo porque el coito les produce dolor en el área del perineo. Las cifras son significativas: el 35% de las mujeres con episiotomía experimenta dolor en el acto sexual tres meses después de dar a luz, frente al 9% de aquellas a las que no se les practicó la incisión, apuntan las investigaciones.
La herida del parto: cuatro claves para la recuperación
Tras la episiotomía, el especialista realiza una sutura de la herida con puntos reabsorbibles o que se caen entre tres y cinco semanas después de dar a luz. Aunque, en general, la herida debe cicatrizar sin problemas, es preciso cuidarla bien y estar alerta ante cualquier síntoma de infección.
Para minimizar los riesgos, y conseguir una recuperación rápida y efectiva, estos son los principales consejos de los especialistas.
1. Aseo y lavado de la herida del parto.
El lavado minucioso de la herida de la episiotomía es fundamental para evitar infecciones. Es recomendable asear la zona con agua y jabón, al menos dos veces al día y, si es posible, también después de orinar o defecar. En estos casos, siempre se debe limpiar la herida de delante para atrás, para evitar contaminar la cicatriz. «Es esencial lavarse las manos antes y después de la cura y optar por la ducha en vez del baño durante las primeras cuatro o cinco semanas», apuntan los especialistas. Asimismo, es importante secar bien la zona con una toalla tras el lavado, como también evitar utilizar un secador eléctrico, ya que arruga los bordes de la herida y dificulta la cicatrización.
2. Alivio del dolor.
Entre los métodos de alivio del dolor de la episiotomía, los expertos destacan la adición de sal al agua con la que se lava la herida, ya que puede suavizar las molestias y acelerar el proceso de cicatrización. En el posparto inmediato se recomienda, también, la aplicación de frío local con hielo, pero nunca de manera directa sobre la herida. En cuanto a los fármacos, los más aconsejables son el paracetamol y el ibuprofeno, ambos permitidos en los casos de lactancia.
3. Atención a los cambios.
Las mujeres deben estar alerta ante cualquier síntoma o cambio en la herida. Hay que acudir a la matrona si se abren los puntos, se enrojece en exceso la zona, aumenta el dolor y la hinchazón, se percibe alguna secreción purulenta de la herida o si aparece fiebre superior a 38 ºC.
4. Fisioterapia tras el parto.
Algunas técnicas fisioterapéuticas, como el masaje perineal y los estiramientos, ayudan a mitigar y eliminar las molestias provocadas por la episiotomía. «Estos tratamientos mejoran la flexibilidad y elasticidad de la cicatriz», apunta Lydia Serra, fisioterapeuta ginecológica. Pero también permiten corregir otros problemas como «adherencias o fibrosis excesiva que afecten al funcionamiento de las estructuras musculares y ligamentos alrededor de la zona del corte», añade.
Optar por la ducha para lavarse, en lugar del baño, durante las cinco semanas posteriores al parto
No utilizar sustancias yodadas para la herida, si se está dando el pecho al bebé.
Secar la herida del parto con una toalla y evitar el uso de un secador eléctrico.
Posponer las relaciones sexuales hasta la total cicatrización de la herida.
Emplear compresas de algodón y evitar la utilización de tampones mientras la cicatriz no se haya curado del todo.
Estar alerta a los síntomas de infección, como fiebre, hinchazón, dolor o supuración de la herida.
No hacer grandes esfuerzos y evitar cargar peso excesivo durante la recuperación.
Usar flotadores para sentarse está desaconsejado, porque puede estirar la cicatriz y abrir de nuevo la herida.