La consulta preconcepcional es la que una mujer realiza cuando se propone quedar embarazada. Acuden a ella solo un 10% de esas futuras madres, pese a que los médicos la recomiendan con énfasis a las mujeres de edad avanzada o con enfermedades crónicas, pero en general para todas las que buscan la gestación. Este artículo explica por qué la consulta preconcepcional es tan importante, en qué consiste y cuáles son sus principales beneficios. También informa de que en Estados Unidos se aconseja dar asistencia preconcepcional a todas las mujeres en edad fértil.
¿Por qué es tan importante la consulta preconcepcional?
La llamada consulta preconcepcional, es decir, la que se aconseja realizar a toda mujer antes de quedar en estado es de vital importancia. Y lo es por dos motivos, como lo explica la ‘Guía de práctica clínica de atención en el embarazo y puerperio‘, editada por el Ministerio de Sanidad en 2014. El primero de ellos es el hecho de que la salud de la mujer durante la gestación depende en gran medida de su estado de salud antes de la concepción. Y el segundo, que el periodo de mayor vulnerabilidad para el embrión es el de sus primeras diez semanas, cuando aún muchas mujeres desconocen que están embarazadas. Esta consulta les brinda información acerca de los riesgos a los que no deben exponerse.
Según detallan los protocolos de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), «la consulta preconcepcional debe formar parte de la asistencia prenatal de todas las mujeres, independientemente de su estado de salud». De todos modos, adquiere mayor importancia en algunos casos: cuando la mujer padece alguna enfermedad grave o crónica (sufre de tiroides o tiene diabetes) o si tiene una edad avanzada (cercana o superior a los 40 años), así como cuando existen antecedentes de gestaciones con complicaciones o riesgo de enfermedades congénitas. Sin embargo, solo el 10% de las mujeres o parejas que planifican un embarazo acuden a estas visitas médicas.
La consulta preconcepcional, que debe realizarse dentro del año previo al comienzo del embarazo, se considera parte de la prevención primaria, la «más completa, rentable y eficaz» de las que componen la medicina preventiva. La prevención secundaria (detección de la enfermedad y aplicación de medidas terapéuticas para evitar su avance) y la terciaria (después de la enfermedad, restaurar la salud) pueden evitarse, si la primaria se lleva a cabo de manera correcta.
¿En qué consiste la consulta preconcepcional?
La consulta preconcepcional incluye una evaluación general de la mujer, a partir del chequeo que el médico realice y de la información proporcionada por una historia clínica lo más completa posible: rasgos demográficos, historia gestacional previa, historia familiar, antecedentes de enfermedades crónicas e infecciones y la medicación utilizada para su control, factores sociales y estilo de vida. Así lo explican los médicos Mónica Capitán Jurado y Roberto Cabrera Vélez en un artículo titulado ‘La consulta preconcepcional en Atención Primaria. Evaluación de la futura gestante‘.
Según las recomendaciones de la SEGO, también se deben hacer seis exámenes que completan la valoración de los eventuales riesgos que el embarazo podría plantear: exploración ginecológica y mamaria, citología (test de Papanicolau), analítica, análisis de grupo sanguíneo y factor Rh, serología y prueba de glucemia. La realización de estos estudios a partir de la consulta preconcepcional evita tener que efectuarlos de nuevo en la primera consulta prenatal, es decir, cuando la gestación ya está en marcha.
Además de la valoración de riesgos, la consulta preconcepcional «alienta a las parejas a considerar su responsabilidad de ser padres y debería ser firmemente fomentada su implantación en nuestro entorno», apunta la SEGO. Capitán Jurado y Cabrera Vélez añaden que en tal circunstancia el especialista debe proporcionar a la mujer información acerca de «actividades preventivas y de educación y promoción para la salud, adaptando las recomendaciones a las condiciones particulares de cada mujer».
Beneficios de la consulta preconcepcional
Esa información que se proporciona a la mujer que busca el embarazo en relación con la educación y promoción de su salud tiene como resultado una serie de beneficios, enumerados en su artículo por Capitán Jurado y Cabrera Vélez. Se reseñan a continuación.
- Permite tomar medidas tempranas, como cambios de comportamiento para evitar infecciones o los cuidados ante la aplicación de ciertas vacunas. Se debe impedir la gestación, por citar solo un caso, en los tres meses siguientes a la vacunación contra enfermedades causadas por virus vivos atenuados, como sarampión, rubéola, parotiditis, etc.
- Favorece la posibilidad de que la mujer incorpore a sus hábitos una nutrición equilibrada y tome, tal como recomiendan los especialistas, suplementos de ácido fólico desde al menos un mes antes de la concepción hasta el final del primer trimestre del embarazo.
- Da al médico la oportunidad de informar sobre la conveniencia de evitar el consumo de sustancias tóxicas (tabaco, alcohol, drogas) y de fármacos sin consulta previa y acerca de los peligros de exponerse a factores ambientales o laborales con pesticidas, plomo, mercurio u otras que pueden resultar muy nocivas para el bebé en formación.
- También se puede dar información en esta consulta de las ventajas de realizar durante la gestación actividad física suave o moderada, así como de evitar los ejercicios demasiado enérgicos, que se aconseja la exposición a altas temperaturas, como en las saunas, ya que puede tener sobre el feto el mismo efecto que la fiebre: daños en el tubo neural.
Según los protocolos de la SEGO, por muy precoz que sea la primera consulta prenatal, las opciones para poder mejorar la salud de la mujer y el resultado de su embarazo son menores que cuando se realiza la consulta preconcepcional. Por eso, los expertos ponen tanto énfasis en su importancia.
Los médicos Capitán Jurado y Cabrera Vélez destacan en su texto que el Grupo de Expertos del Servicio Nacional de Salud de Estados Unidos sobre Cuidados Prenatales recomendó extender los cuidados preconcepcionales, como parte de la rutina de la Atención Primaria y aprovechando cualquier visita al sistema sanitario, a todas las mujeres en edad fértil y, en particular, cuando hay una prueba de embarazo negativa o una solicitud de consejo antes de la gestación o cuando se detectan factores de riesgo o de alguna enfermedad crónica.