Conocidos de manera coloquial como lombrices, los oxiuros son unos pequeños gusanos que infectan al niño y le provocan picor e irritación en su región anal. La oxiuriasis o enterobiasis es un problema que afecta a entre el 40 y el 50% de los pequeños, pero que se cura con rapidez y facilidad. En el presente artículo se describe qué son y cómo actúan las llamadas lombrices infantiles, cómo detectar su presencia en el niño y las claves para curar y prevenir la enfermedad.
El niño tiene lombrices
El nombre de la enfermedad es oxiuriasis o enterobiasis, pero de forma coloquial se dice que el «el niño tiene lombrices». En efecto, los oxiuros son parásitos, pequeños gusanos o lombrices que se alojan en el cuerpo humano (no lo hacen en ninguna otra especie animal) y provocan, sobre todo, picor o prurito en la región anal. Pero, si el niño se contagia, no deben saltar las alarmas: no es grave y se cura con rapidez y relativa facilidad.
Las lombrices son un parásito que afectan a niños, con el consecuente picor y problemas de sueño
La infección es rara en lactantes y bebés muy pequeños, ya que las lombrices afectan sobre todo a niños entre los 5 y los 14 años de edad, como explican María Aparicio Rodrigo, pediatra, y Pilar Tajada Alegre, doctora en Farmacia, en ‘Parasitosis intestinales’. Según la Asociación Española de Pediatría, la infección por lombrices afecta a entre el 40 y el 50% de los pequeños en edad escolar.
El Ministerio de Sanidad incluye la oxiuriasis infantil en su ‘Guía de enfermedades infecciosas importadas’, pero explica que esta es una enfermedad de distribución mundial y la helmintiasis (enfermedad parasitaria con gusanos) más frecuente en los países templados, entre los que se encuentra España.
Lombrices en niños: ¿cómo actúan y se propagan los parásitos?
El parásito o lombriz accede al cuerpo del niño sobre todo por vía oral, en forma de huevos microscópicos. Viaja a través del sistema digestivo y, al llegar al intestino delgado, se desarrollan las larvas. Ya en el intestino grueso, los oxiuros adquieren el tamaño de adultos y su aspecto definitivo: blancos, muy finos y de unos cuatro o cinco milímetros de longitud. Ni el contacto con animales ni con golosinas están relacionados con la propagación de las lombrices
Uno o dos meses después de producida la infección, las hembras se trasladan durante la noche a los márgenes del ano del pequeño para depositar sus huevos allí. Estos huevos se adhieren a la piel del niño y producen irritación y un picor muy intenso.
Cuando el pequeño se rasca, los huevos pasan a sus dedos (sobre todo, debajo de las uñas) y se diseminan por el pijama y las sábanas. Después, los huevos se dispersan por el dormitorio infantil, el cuarto de baño y el resto de la casa e, incluso, pueden contaminar áreas tan amplias como aulas, piscinas y zonas de recreo.
La infección de estas zonas por las lombrices puede durar hasta tres semanas, según informa la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria. Así es como llegan a otros niños quienes, sin darse cuenta, pueden ingerir los huevos y contagiarse. Sin embargo, ni el contacto con animales ni con golosinas están relacionados con la propagación de este problema.
Lombrices en niños: ¿cómo reconocerlas?
Como consecuencia del picor, por lo general los niños afectados por lombrices sufren problemas, sobre todo durante la noche, como irritabilidad, sueño infantil intranquilo, pesadillas y hasta sonambulismo. Además, la zona genital se irrita y las pequeñas heridas pueden infectarse debido al rascado. En las niñas puede haber molestias al orinar. En algunos casos, sobre todo en personas adultas, puede no manifestarse ningún síntoma.
Ante la aparición de estas señales, se puede corroborar la existencia de la enfermedad observando si hay presencia de oxiuros en la zona perianal del pequeño, dos o tres horas después de que se haya dormido, o en las heces infantiles. Como las lombrices se mueven, se pueden advertir a simple vista.
Otra manera de comprobar la infección es buscar huevos mediante el test de Graham, que consiste en aplicar una cinta adhesiva en la zona anal y perianal y, luego, observarla a través de un microscopio.
Lombrices en niños: curación y tratamiento
Existen varios medicamentos para curar la oxiuriasis o lombrices infantiles. El médico ha de recomendar el más apropiado para cada caso. En general, con una sola dosis basta para eliminar los gusanos, pero es imprescindible aplicar una segunda, dos semanas después, para destruir los huevos. Si no, estos volverán a reiniciar el ciclo. Todas las personas que vivan en el hogar deben tomar las dos dosis de la medicación, ya que cualquiera de ellas puede tener el parásito sin advertirlo y más tarde volver a contagiar al niño. Cuando hay un niño infectado, todas las personas que vivan en el hogar deben tomar las dos dosis de la medicación
Algunas recomendaciones sirven para tratar las lombrices infantiles:
- Bañar al niño, o ducharle, por la mañana. De esta forma, las personas infectadas eliminan una gran cantidad de huevos.
- Cambiar con frecuencia la ropa interior y la de la cama. Esto reduce la contaminación y el riesgo de volver a infectarse.
- Lavar con agua caliente la ropa de cama y de baño que estuvo en contacto con el pequeño. Es importante evitar sacudirla antes, para que los huevos no pasen al aire y se depositen en otras superficies.
- Son preferibles los pijamas cerrados, para que, si el niño se rasca, los huevos no pasen a las manos y a las ropas de cama.
- Para aliviar el picor y los síntomas de irritación, darse baños de agua templada y aplicar una crema suave.
Con respecto a la prevención, el único método posible es mantener una higiene estricta, aunque no es infalible, puesto que si un ambiente se contamina porque otro niño (o adulto) está infectado, los huevos pueden llegar al interior del organismo en cualquier momento.
Para cuidar la higiene, lo principal es:
- Lavarse las manos con agua y jabón, restregando una con otra, con mucha frecuencia, en particular después de ir al baño y antes de comer.
- Llevar las uñas cortas del niño o bebé y limpiarlas con un cepillo.
- Higienizar bien la zona anal después de defecar, si es posible con agua y jabón. En el caso de los bebés, siempre que se cambie el pañal, aunque solo hayan orinado.
- Favorecer el acceso del sol al interior del hogar. Los huevos son sensibles a la luz natural.