Ya en 2013, la Asociación Japonesa de Pediatría lo advertía: “No permitas que los smartphones sean una niñera de tus hijos”. El año pasado, se sumaba la Academia Americana de Pediatría (AAP): “No utilice la tecnología como un chupete emocional”. Y, ahora, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo remarca: hasta los dos años “no se recomienda que pasen tiempo frente a pantallas”, y hasta los cinco, como mucho una hora al día. Dar de comer a un bebé o hacer que los hijos no molesten en un restaurante con la ayuda de la televisión, el teléfono móvil o la tableta resulta cómodo, pero no fomentamos hábitos saludables en ellos y sí les ponemos en riesgo. ¿De qué? En las siguientes líneas lo señalamos, pero también damos unas pautas a modo de prevención y para poder recular y así dejar de usar el chupete del siglo XXI con los más pequeños.
Imagen: Alexander Dummer
La última pauta de la OMS se incluye en el documento ‘Directrices sobre actividad física, sedentarismo y sueño para niños menores de 5 años’. Para crecer sanos, apuntan sus expertos, los niños menores de cinco años deben pasar menos tiempo sentados mirando pantallas o sujetos en carritos y asientos, dormir mejor y tener más tiempo para jugar activamente. Por eso sostienen que como padres debemos actuar con nuestros hijos desde muy pequeños. «La primera infancia es un período de rápido desarrollo y una época en la que los modos de vida familiar pueden adaptarse para mejorar la salud», señala el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS. Y eso también incluye las nuevas tecnologías.
En el caso de los lactantes, «no se recomienda que pasen tiempo frente a pantallas». Con respecto a los niños de un año, el consejo es que no estén en actividades sedentarias ante una pantalla (como ver la televisión o vídeos o jugar a juegos en el ordenador). Y para los mayores de dos años, el tiempo dedicado a actividades sedentarias frente a una pantalla no debe exceder de una hora. «Cuanto menos mejor», manifiestan.
Esta advertencia también va en la misma línea que aconsejaba en 2016 la Asociación Española de Pediatría (AEP) en el contenido especial ¡El ejercicio es salud! de su portal web EnFamilia. «Es fundamental limitar el tiempo delante de pantallas: de cero a dos años, no se recomienda pasar tiempo delante de una pantalla y de dos a cuatro años, la exposición delante de una pantalla no debe ser superior a una hora al día».
Por su parte, la Academia Americana de Pediatría apunta que para los menores de dos años el consumo mediático debe ser «muy limitado y solo cuando un adulto está presente y viendo el contenido juntos, hablando y enseñando». Y pone un ejemplo: «Hablar con la familia por vídeo chats junto con los padres«.
Por qué los bebés no deben ver la tele, ni usar tabletas ni móviles
¿Por qué? Por educación, pero también por salud. La pediatra del Hospital Universitario La Paz y en el Hospital Ruber Internacional (Madrid), María Angustias Salmerón, recuerda que hay muchísimos estudios y evidencia científica que han llevado a sociedades científicas como las ya comentadas a pronunciarse en los últimos años con «recomendaciones de salud pública, porque el uso de pantallas en niños tiene un gran impacto en su bienestar físico, psicológico y social«.La sociedad de pediatría americana en 2016 los resumía en cuatro puntos:
- Obesidad. «El consumo intenso de los medios de comunicación durante los años del preescolar está ligado al aumento de peso y al riesgo de la obesidad infantil». La publicidad engorda a los niños. Y no solo porque les invita a comer, y no de manera sana, sino porque «están menos predispuestos a ser activos con juegos saludables y físicos».
- No dormir lo suficiente. Estar con estos dispositivos o tener un televisor o uno de estos aparatos móviles en la habitación hace que duerman menos y tarden en conciliar el sueño. «Incluso los bebés pueden sobreestimularse debido a las pantallas y dejar de dormir el tiempo que necesitan para crecer», alerta la Academia Americana de Pediatría.
- Retrasos del aprendizaje y de habilidades sociales. Los niños que ven demasiada televisión durante la infancia y los años de preescolar pueden mostrar retrasos de atención y razonamiento y de las habilidades sociales. ¿Uno de los motivos? Porque interactúan menos con los padres y la familia. «Es importante hacer un uso muy racional de la tecnología y mediante el ejemplo enseñarle desde que nace cuál es ese uso racional», apunta Salmerón.
- Problemas de conducta o comportamiento. El contenido violento que ven puede contribuir a problemas de comportamiento en los niños, ya sea porque les da miedo y confunde o porque tratan de imitarlo de sus personajes.
Y en el caso de los más pequeños el efecto es todavía más destacado, pues no aprenden lo que los menores de dos años deben aprender. Según comenta la pediatra, el problema de las pantallas está en que «tiene un alto poder adictivo y que, a estas edades, afecta al desarrollo psicomotor, tanto de psicomotricidad fina como gruesa, a la adquisición del lenguaje, al establecimiento de la relación de apego y el vínculo con sus principales cuidadores y al aprendizaje de manejar sus rabietas y frustraciones». Y en este último aspecto nombra de nuevo al ejemplo: «Si cada vez que manifiesta una frustración, en vez de enseñarle a aguantar la situación mediante tu comportamiento y ejemplo de no gritar, de acompañarlo y de mantenerte firme en ese ‘no’, le das un dispositivo, no le estás enseñando a manejar esa frustración».
Para Salmerón, que firma el blog Mi mamá ya no es pediatra, «el niño para su desarrollo no necesita las pantallas», y menos aún los menores de dos años, que «no interactúan con ningún tipo de pantalla; no van a aprender idiomas porque se le dé una tableta y vean algo en inglés. Se utiliza más por necesidad de los padres, para tenerles entretenidos y que no molesten, como si fueran ‘pantallas niñera‘». Es lo que la Academia Americana de Pediatría llama «chupete emocional«, un medio «muy eficaz para mantener a los niños calmados y callados».
Qué hacer para no usar las pantallas con los niños pequeños
Y está en nuestras manos que los hijos no adquieran esos malos hábitos que interfieran de manera tan perjudicial en su salud. Para la pediatra, es muy importante fomentar factores protectores: actividades de ocio y tiempo libre, la interacción con otros niños, la relación de los progenitores y el diálogo entre los padres y el hijo, la autoestima, los valores… Pero, sobre todo, resulta esencial dar ejemplo, la mejor manera de educar. Por eso, tiene que haber espacios libres de tecnologías. Así, en las comidas familiares las pantallas deben quedar fuera, hay que promover actividades en las que no quepa su uso, conviene disponer de un aparcamóvil para que todas las pantallas -sin excepción- se dejen ahí y solo se empleen en los momentos imprescindibles… Y también cuenta «no dar el pecho mientras miras el móvil», puntualiza la experta. Crear un plan para el consumo mediático de la familia, como propone en este sitio la AAP, es muy recomendable. Y, por supuesto, cumplirlo.Además, la institución americana incide en que no se utilice la tecnología como un chupete emocional. Para ello, señala que se les debe enseñar a cómo identificar y controlar las emociones fuertes, a que sepan idear actividades para controlar el aburrimiento, a que busquen calmarse con técnicas de respiración, a hablar de maneras para solucionar problemas y encontrar otras estrategias para canalizar las emociones.
Asimismo, María Angustias Salmerón repasa cómo estimular a los más pequeños sin pantallas. Hasta los seis meses, el contacto íntimo con sus principales cuidadores debe ser lo prioritario. Pasado el medio año, aprenden del espacio y de lo que les rodea tumbados boca arriba en el suelo. Y ya con 18 meses, cuando ya andan, es el momento de la estimulación psicomotriz en el campo, el parque… Escuchar música, leerles libros y que ellos mismos los toquen, usar paneles sensoriales de Montessoi como estos, descubrir cremalleras o botones seguros para su edad son algunas otras ideas.
Qué hacer para usar las pantallas de forma racional en bebés
Lo idóneo es que los menores 24 meses no usen pantallas. Los expertos de la APP hacen una excepción: tan solo de 18 a 24 meses pueden participar en vídeo llamadas.Pero si a partir de los 18 meses se desea que los bebés pasen cierto tiempo frente a las pantallas, los mismos especialistas insisten en que sus progenitores les acompañen y elijan una programación de calidad. «Evite que vean los programas solos. Ellos aprenden cuando los ven y hablan con usted», apuntan.
Y para quienes prefieren libros electrónicos, aunque este estudio reciente de Pediatrics sostiene que leer este tipo de cuentos a los niños se traduce en menos conversación y en interacciones de menor calidad, también hay otras recomendaciones: elegir los que no tengan muchos efectos llamativos pero superfluos y leerlos con ellos. «La interacción entre padres y niños con los libros puede ser uno de los factores más importantes para determinar el buen desempeño con la lectura y el aprendizaje», aseguran.
Por su parte, la pediatra María Salmerón en un artículo publicado en su blog y en el portal Familia y Salud, de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), da los siguientes consejos:
- Uso racional de los dispositivos electrónicos, deben usarse el menor tiempo posible.
- No deben usarlas solos, deben estar con alguien que interactúe con ellos y con el dispositivo que usemos.
- No ser sustitutivo del juego tradicional ni de actividades deportivas o al aire libre.
- Instalar aplicaciones adecuadas para cada edad, con fines educativos, evitando los juegos.
- Si tiene acceso a Internet, instalar antivirus y limitar el acceso a páginas con contenidos inadecuados para el menor.
¿Y cómo hacer que coma sin tele? ¿Hacemos el avión? “No hay que nada para que coma. Hay que aceptar que no todos los niños tienen apetito. También, que no tienen por qué tener los mismos gustos, aunque la educación del paladar está en ofrecer sin obligar. Lo que hay que hacer es sentar al niño a la mesa cuanto antes, y a una mesa familiar donde no haya pantallas, televisión, donde se dialogue… Una comida en familia de calidad disminuye un 30 % el consumo de sustancias en la edad adolescente”, señala la pediatra María Angustias Salmerón. “El niño aprenderá a comer porque un día le llamará la atención los cubiertos de sus padres y querrá los cogerlos. Si siempre come solo, si no le siestas a la mesa, si no ve que tú comes de todo… no lo aprenderá”, explica la especialista.