El embarazo es una etapa repleta de cambios para el cuerpo de la mujer. Después del parto, uno de los objetivos suele ser adelgazar, recuperar el peso anterior. Sin embargo, lograrlo demasiado pronto podría perjudicar la lactancia materna e, incluso, el importante vínculo de la madre con el bebé. A continuación se explica el peligro de adelgazar demasiado pronto tras el parto y por qué los expertos sugieren tomarse un año para recuperar el peso anterior a la gestación, tener paciencia y plantearse objetivos realistas.
Adelgazar tras el parto: despacio
Adelgazar muy rápido tras el parto puede perjudicar la salud, la lactancia materna y el vínculo con el bebé, advierten los expertos
Bajar de peso después del parto, y recuperar el aspecto que se tenía antes de quedarse embarazada, es un objetivo prioritario para la mayoría de las mujeres que se convierten en madres, tanto por motivos estéticos como de salud. Pero hay que tener cuidado con las maneras y los métodos que se emplean para tratar de alcanzarlo.
Dar demasiada importancia al afán de perder peso tras dar a luz podría acarrear problemas en el vínculo con el bebé. Un estudio reciente, realizado en Reino Unido, enfatiza que las madres demasiado preocupadas por bajar de peso después del parto «pueden, sin darse cuenta, tener comportamientos que conformen patrones de unión y apego perjudiciales con sus niños». Estos expertos aseguran que existe «una insinuación cultural de que el trabajo de una mujer que ha sido madre es presentarse como si nada hubiera ocurrido», y perder peso a gran velocidad. Un hábito, sin duda, peligroso.
En una encuesta realizada en 2010, entre más de 6.200 mujeres, el 60% de ellas admitió haber sentido una presión cultural debido a que las famosas pierden peso muy pronto después de dar a luz.
Un año para adelgazar tras el parto
Estos investigadores recomiendan no tratar de perder peso de forma acelerada tras el parto, sino de procurar hacerlo a lo largo de todo el primer año posterior al nacimiento del bebé.
En el mismo sentido, Julio Basulto, autor de numerosas publicaciones científicas y divulgativas y docente en diversas instituciones, afirma que «no conviene perder con rapidez los kilos ganados en el embarazo, porque ayudan a producir leche materna». A los beneficios de la lactancia materna sobre la criatura, se añade luego que dar el pecho contribuye a adelgazar.
Paciencia y objetivos realistas
En cualquier caso, hay que saber tener paciencia para respetar los tiempos del posparto.
Si el parto ha sido natural, se debe comenzar con actividad moderada durante la cuarentena, las seis semanas posteriores al nacimiento en las que el útero vuelve poco a poco a su tamaño y se eliminan buena parte de los líquidos acumulados durante la gestación. Esta actividad moderada consiste, sobre todo, en paseos y ejercicios para reforzar el suelo pélvico, los cuales favorecen también una más pronta recuperación de las relaciones sexuales vaginales.
Si el alumbramiento ha sido por cesárea, los expertos sugieren esperar un poco más, unos dos meses, antes de pasar de las caminatas y ejercicios de Kegel a una gimnasia algo más rigurosa.
Otra recomendación importante es ponerse objetivos realistas. Esto implica, sobre todo, no pretender resultados visibles inmediatos, sino tener claro que la pérdida de peso y la recuperación de la tersura de la piel del abdomen pueden llevar unos meses de ejercitar los abdominales unos cinco minutos por día.
Y un punto que tampoco se debe soslayar es la alimentación durante este periodo. Basulto recomienda «priorizar la ingesta de alimentos de origen vegetal y no tomar más proteínas de las que ya se ingieren habitualmente». También propone evitar las dietas muy hipocalóricas, las llamadas «dietas milagro».
No hay duda de que las imágenes reproducidas por los medios de famosas que, pocos días después del parto, parecen no haber pasado por embarazo alguno generan una presión social sobre la mayoría de las demás mujeres, que no tienen los recursos para poder lograrlo. Y esto puede acarrear sentimientos de vergüenza por el propio cuerpo, trastornos alimenticios, problemas por excederse con los ejercicios físicos demasiado pronto e, incluso, depresión.
En los últimos tiempos han surgido varias iniciativas para reivindicar la belleza de los cuerpos de mujer imperfectos pero reales, como el proyecto fotográfico “Un cuerpo precioso” o el portal La forma de una madre.