El procedimiento de la cesárea natural, humanizada o en familia se propone, durante una cesárea, reproducir todo lo posible las condiciones de un parto natural. Esta práctica tiene beneficios tanto para la salud del niño como para el bienestar emocional de los padres. Este artículo explica las características de la cesárea en familia, cuándo es posible aplicarla, si representa algún riesgo y qué hace falta para implementarla en hospitales y maternidades. También señala la importancia de humanizar la cesárea.
Qué es una cesárea natural, humanizada o en familia
Hace pocas semanas se convirtió en viral un vídeo publicado en Facebook que muestra un parto por cesárea. Lo particular del caso es que no era una cesárea cualquiera, sino una «cesárea natural». Tal como se observa en el vídeo, el bebé sale del vientre de su madre de manera muy lenta, con muy poca ayuda de los médicos, casi por sus propios medios. Lo que se busca es emular en la cesárea, dentro de lo posible, las condiciones de un parto vaginal. Dos semanas después, el vídeo había sido reproducido más de ocho millones de veces y los usuarios que lo habían compartido eran más de 93.000.
La expresión «cesárea natural» fue acuñada por un equipo de investigadores de la Universidad de Queensland (Australia) en un trabajo publicado en 2008, quienes consideraban este procedimiento como «una técnica centrada en la mujer«. Sin embargo, ahora los expertos en general prefieren evitar el nombre de «cesárea natural» puesto que implica un contrasentido. La cesárea, por definición, no es algo natural, por lo que se inclinan por llamar a este procedimiento cesárea humanizada o cesárea en familia.
Características de las cesáreas en familia
La denominación cesárea en familia se deriva del hecho de que una de las principales condiciones de los partos vaginales a los que se busca equiparar es el que la madre, en el quirófano, esté acompañada por su pareja (o por la persona que ella decida). Y además se pretende que, durante un tiempo, se baje el telón estéril que se coloca entre el abdomen y la cabeza de la mujer, de modo que ella y su acompañante puedan ver el nacimiento de su hijo.
Otra característica importante es que el parto es lento. Esto posibilita la «autorreanimación fisiológica del niño«, es decir, que el bebé se adapte al mundo exterior de una forma menos abrupta, con el mayor respeto posible por los tiempos de la naturaleza. También se promueve el contacto precoz piel con piel del pequeño con su madre, para lo que se procura colocar al recién nacido sobre el pecho de ella, lo cual favorece la lactancia materna.
Un rasgo más del parto vaginal que se intenta reproducir en estas cesáreas es lograr el pinzamiento tardío del cordón umbilical. Este pinzamiento se llama tardío cuando se realiza un minuto (o más) después del parto; si se hace durante los primeros 60 segundos, se considera precoz. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el pinzamiento tardío, siempre que sea posible, ya que de esa forma se mantiene el flujo sanguíneo entre la placenta y el recién nacido, lo que puede mejorar la dotación de hierro del niño incluso hasta los seis meses de vida.
¿Siempre es posible una cesárea en familia?
Practicar una cesárea en familia «es posible más a menudo de lo que pensamos«, explica Laura Rodellar, médico especialista en obstetricia y ginecología del Hospital General de Catalunya, el cual fue pionero en España en la implementación de este procedimiento.
Sin embargo, hay algunos casos puntuales en los cuales no se puede realizar o, al menos, no con todas sus características. Y es que a veces no es posible dejar que el bebé salga del vientre materno «a su ritmo» y casi por sí mismo. Uno de estos casos es el de las cesáreas «emergentes», aquellas en las cuales, debido a alguna complicación, el niño debe nacer de inmediato. También pasa cuando el pequeño no se presenta de manera cefálica, es decir, cuando viene de nalgas, en postura podálica o transversa. Tampoco se puede practicar la cesárea humanizada cuando hay riesgo de sangrado, como en los casos de placenta previa. En embarazos de riesgo por otros motivos o en situaciones de prematuridad extrema lo que corresponde es individualizar cada caso, pues ciertas situaciones han de permitirlo y otras no.
Por lo demás, Rodellar explica que «hay otros aspectos de la cesárea humanizada que son posibles casi siempre» y que, en general, dependen de la voluntad del personal sanitario. Entre ellos se encuentran: la presencia del acompañante de la madre en el quirófano; el contacto piel con piel del bebé con la madre tras el parto; la recuperación conjunta de ambos sin separación; y bajar el telón estéril para que la mujer y quien la acompañe vean la salida del niño.
La cesárea humanizada, ¿representa algún riesgo extra?
En cuanto a los posibles riesgos añadidos de la cesárea en familia en relación con la cesárea tradicional, el primero es la mayor posibilidad de infecciones, debido a la presencia de otra persona (el acompañante de la madre) en el quirófano. «Pero nosotros no hemos observado ningún cambio desde que empezamos a invitarles a entrar en 2012», explica Laura Rodellar.
Algo parecido sucede con el hecho de bajar el telón estéril para que la madre y su pareja vean al bebé salir del vientre. En teoría, esto podría ser causa de contaminaciones. Para evitarlo, se coloca una sábana estéril sobre el telón cuando se sube. Tanto en ese momento como cuando se pone al niño sobre el pecho de la madre, se pide a esta que no toque nada, y el médico se cambia los guantes para mantener la esterilización.
Otro peligro es que, en el afán de retrasar el pinzamiento del cordón umbilical, se ocasione un sangrado que pueda generar complicaciones. En este sentido, la atención del médico y sus asistentes desempeña un rol fundamental.
No hay plazos regulados que se apliquen a todos los nacimientos. «Individualizamos cada caso -señala Rodellar- y, si observamos que la pérdida es importante, nos damos más prisa». Gracias a estas medidas, las cesáreas en familia no han causado mayores inconvenientes que las tradicionales.
¿Qué hace falta para implementar la cesárea en familia?
Más allá de los casos en que está contraindicada, la cesárea en familia no exige ninguna preparación especial para las embarazadas. De hecho, muchas mujeres ni siquiera saben que esto es posible. Para las que necesitan una cesárea, enterarse de que existe esta posibilidad es una muy buena noticia.
Para que hospitales y maternidades, por su parte, comiencen a realizar cesáreas en familia, tampoco hace falta ningún tipo de infraestructura ni equipamiento específico. «Básicamente es cuestión de voluntad», apunta Laura Rodellar. «A menudo querer es poder, dejando reticencias y prejuicios a un lado. A nosotros nos costó convencer a los anestesistas de la presencia del acompañante, y ahora nadie duda de ello», reconoce.
En el Hospital General de Catalunya, el primero donde se llevaron a cabo estas cesáreas, el cambio fue progresivo: al principio se permitió el ingreso del acompañante al quirófano, luego el contacto piel con piel y la no separación entre el bebé y la madre, más tarde la bajada de telón, y así. Algunos otros centros sanitarios en Cataluña y el resto de España han incorporado este procedimiento, aunque muy poco a poco.
La doctora Laura Rodellar, una de las principales especialistas en este campo en España, recuerda que la cesárea es una intervención quirúrgica -la más común de todas, por cierto-. Por lo tanto, se debe recurrir a ella solo cuando resulte necesaria.
Más allá de eso, el objetivo de “humanizar” la cesárea es, en palabras de esta experta, “convertir este tipo de nacimiento en algo lo más agradable posible, haciendo que sea un momento único para los padres, que sean partícipes de todo lo que pasa y que lo vivan con la menor ansiedad posible”.
Y cierra con una reflexión en torno al rol del personal sanitario y la importancia del parto en la vida de las familias. “Hay que pensar que esto para nosotros puede ser un trabajo, pero para esa familia es un momento único y cómo lo hagamos puede dejarles huella. Pudiendo ser así, ¿por qué hacerlo de otro modo?“.