Tener un bebé, por pequeño que sea, no supone una barrera para viajar. Es verdad que la dinámica es distinta. Ya no vale preparar un equipaje diminuto, decidir sobre el terreno a dónde ir, ni salir de casa sin saber dónde se pasará la noche. Sin embargo, con un poco de planificación, es posible emprender casi cualquier aventura y, sobre todo, disfrutar de la experiencia. Muchos padres con niños pequeños recomiendan animarse y perder el miedo al primer viaje en familia. Los bebés que se acostumbran a moverse, a dormir en un lugar que no sea su cuna y a pasar el día en un entorno diferente al habitual son más flexibles y abiertos a los cambios. Además, para los adultos es una oportunidad maravillosa de no sentirse “presos” de su paternidad. En este artículo, recopilamos los principales consejos para que el destino del viaje sea el éxito.
El coche: el mejor medio de transporte para viajar con un bebé
En general, cuando planificamos un viaje, elegimos primero el destino y, después, el mejor modo de llegar. Pues bien, cuando se viaja con un bebé, conviene invertir el orden: lo primero es escoger el medio de transporte, ya que hay algunos más adecuados que otros.
El mejor medio para viajar con un bebé es el coche: no solo es más cómodo, sino que también es más versátil. Nos permite elegir la ruta y los horarios, decidir cuándo parar, cuánto tiempo descansar y llevar todos los enseres necesarios para el peque. Por supuesto, esta opción requiere ciertas precauciones: desde instalar la sillita de seguridad especial para bebés hasta asegurarse del estado de las carreteras, revisar el pronóstico del tiempo o llevar abrigo, bebida y comida por si acaso.
Cuando el coche no es una opción -porque no se dispone de uno o no es viable para llegar a destino-, podemos considerar otras alternativas, pero es muy importante conocer de antemano sus reglas y limitaciones:
- Autobús: algunas compañías de autocares solo permiten viajar con los bebés en brazos, ya que no disponen de maxicosi (el portabebés especial para autos) ni de cinturones para anclar el propio a los asientos. Si se desconoce esta norma, el día de partida, la familia puede quedarse en tierra. Por eso, antes de que llegue el momento, conviene consultar estas condiciones con la empresa en cuestión.
- Tren: en Renfe solo permiten viajar con los bebés en brazos. Por norma, no disponen de sistemas de seguridad específicos para bebés y prohíben de manera expresa montar encima de sus asientos cualquier tipo de sillita.
- Avión: los bebés pueden volar a partir de las dos semanas, aunque las empresas recomiendan que lo hagan tras haber cumplido dos meses. La mayoría de las compañías cuentan con portabebés, cunas y cinturones especiales para niños. Hasta los dos años de edad, el bebé no ocupa asiento, de modo que viaja en brazos de un adulto. Por ello, si el vuelo es de larga distancia, conviene avisar con antelación a la compañía para asegurarse una cuna.
Siempre que se viaje en un medio de transporte que no sea el vehículo familiar, se debe consultar con las empresas cuáles son las condiciones y normas que tienen para los bebés, ya que las políticas pueden variar de unas a otras. Además, si es nuestro primer viaje con el peque, es conveniente que no sea un trayecto demasiado largo y es imprescindible que llevemos sus alimentos y ropa limpia de recambio para que esté cómodo durante el desplazamiento.
Alojamiento con bebés: atención a los servicios
Las opciones para alojarse con niños son muchas. El arco es bastante amplio: desde un camping hasta un hotel. En medio encontramos apartamentos, casas rurales, hostales o autocaravanas. Pero una cosa es que la oferta sea variada y otra, que todas las alternativas sean igual de buenas.
Muchos padres con niños pequeños (y con experiencia de viajar) recomiendan los apartamentos, las casas rurales o los apart-hoteles como las mejores opciones. La razón no es otra que la cocina. Alojarse con un bebé no solo es «pasar la noche», sino tener la posibilidad real de satisfacer sus necesidades básicas de un modo práctico y rápido, incluso de madrugada. Por esa razón, los establecimientos que nos ofrecen una cocina propia (o, al menos, una nevera pequeña y un microondas) son los más valorados.
En cualquier caso, es muy importante viajar con la reserva ya confirmada, preguntar cuáles son las políticas del establecimiento para las familias con niños y, además, consultar de qué facilidades dispone. ¿Por ejemplo? Saber si tienen cunas, si la cocina está abierta (o es accesible) por las noches, si hay ascensor, si cuentan con servicio de lavandería…
Algunos sitios, como los hoteles para niños, ofrecen descuentos, mobiliario, servicios y entretenimiento específicos para este sector. Del mismo modo, otros establecimientos enfocan sus instalaciones a perfiles diferentes -como estudiantes, jubilados o parejas jóvenes-, que acuden en busca de tranquilidad, fiesta o romance. Se debe conocer esto de antemano para descartar esos lugares y evitar situaciones incómodas o fricciones en la convivencia.
El destino: ¿dónde viajar con un bebé?
Lo primero que se debe saber es que, con un bebé, se puede ir a todas partes. Los sistemas portabebés (incluso las sillas-mochila adaptadas para montañismo) dan más movilidad a los padres y demuestran que los imposibles no existen. Otra cosa es que ciertos lugares sean más peligrosos, más incómodos o que exijan papeleo extra y medidas de prevención sanitaria, es decir, mayor planificación y cuidados.
En este grupo podemos situar los viajes al extranjero que, de base, requieren tener toda la documentación del pequeño al día -a veces basta con su DNI, pero otras son necesarios el pasaporte y el libro de familia-. Además, hay que considerar que algunos países exigen visado y vacunas específicas. De hecho, la lista de países a los que no se puede viajar sin haberse vacunado antes es larga. En España, hay casi un centenar de Centros de Vacunación Internacional especializados en estas cuestiones, que ofrecen información y tratamiento previo.
Si el viaje es dentro de la UE, conviene llevar la Tarjeta Sanitaria Europea (TSE), que tiene validez por un año y se puede tramitar por Internet o en las dependencias de la Seguridad Social. En todos los casos, conviene contratar un seguro de asistencia para cubrir diversos imprevistos y viajar más tranquilos.
Si los padres no tienen mucha experiencia en viajes, si no cuentan con tiempo suficiente para planificarlo o si es la primera «aventura en familia», lo más recomendable es elegir un destino dentro de España, donde siempre será más fácil resolver cualquier contrariedad o, incluso, volver a casa antes de tiempo.