Los test de ovulación son una muy buena ayuda en la búsqueda de un embarazo. Permiten, a través de la detección de una hormona presente en la orina, determinar los días más fértiles de la mujer. Resultan más útiles para las que tienen un ciclo menstrual regular, pero también lo pueden emplear quienes no cumplen este requisito. A continuación se detalla cuándo se aconseja usar el test de ovulación y las características de los distintos tipos de pruebas y otros métodos más clásicos para reconocer los días de mayor fertilidad.
Test de ovulación, una herramienta en la búsqueda del embarazo
Los test de ovulación son unos pequeños dispositivos diseñados para indicar, de manera sencilla, el momento en que una mujer está a punto de ovular; e decir, cuándo se aproxima a su momento de mayor fertilidad. Estos test son muy parecidos a los de embarazo, tanto en su aspecto como en el modo de uso (hay que ponerlos en contacto con la orina), y han ganado mucha popularidad en los últimos años.
La manera en que estos sistemas descubren la cercanía de la ovulación consiste en detectar, en la orina de la mujer, niveles elevados de la llamada hormona luteinizante (HL). El aumento en la producción de esta hormona «da una señal al ovario para que libere el óvulo», según explica un artículo de la Biblioteca Nacional de Salud de Estados Unidos. La HL también estimula la generación de progesterona, una sustancia que prepara el endometrio para que se pueda instalar allí el óvulo una vez fecundado.
¿Cuándo usar el test de ovulación?
La recomendación de los especialistas y fabricantes es usar el test cuando se aproxime el momento de la ovulación. Por eso, las pruebas de ovulación resultan muy útiles sobre todo para mujeres cuyo ciclo menstrual es regular. Para las mujeres con ciclos irregulares es más difícil, ya que tienen menos referencias para conocer cuáles son sus días más fértiles.
Un cálculo sencillo permite saber desde cuándo conviene realizar el test: hay que restar 17 días a la duración del ciclo y luego contarlos desde el inicio de la menstruación. Es decir, una mujer cuyo ciclo es de 28 días debería comenzar a utilizar la prueba de ovulación en el día 11 después de que le baje la regla (28-17=11). Si el ciclo es de 22 días, deberá empezar el día 5 después del inicio de la menstruación. Si el ciclo es de 40 días, tendrá que comenzar el día 23 después de la regla. Y así. Estos cálculos, por supuesto, son aproximados, pero sirven como ayuda.
A partir de ese momento, el test se debe hacer una vez al día, siempre a la misma hora. De ser posible, ha de llevarse a cabo después de la comida, ya que el aumento de HL por lo general se produce a la mañana temprano pero hacen falta unas seis horas para que sea detectable en la orina.
Distintos tipos de test de ovulación
Las pruebas de ovulación más sencillas y baratas consisten en unas pequeñas tiras. Uno de sus extremos es la parte que se debe mojar con la orina de la mujer. Cerca del otro es donde -al igual que en los clásicos tests de embarazo- pueden aparecer una o dos rayitas. La rayita más alejada de la zona de la orina es la de control. En caso de que esta no aparezca, el análisis no se considera fiable y se aconseja repetirlo.
Si la otra rayita, es decir, la de HL, surge con la misma o mayor intensidad que la de control, querrá decir que hay un pico de producción de la hormona y, por lo tanto, la ovulación está próxima. En general, se estima que se producirá entre 24 y 36 horas después del test. Como los espermatozoides pueden vivir hasta 72 horas en el interior del útero, un resultado positivo indica que ya es buen momento para buscar la fecundación.
En el caso de que la segunda rayita no aparezca, o lo haga de manera de manera tenue (más clara que la línea de control), la prueba indicará que la ovulación todavía no se dará. Habrá que volver a comprobarlo el día siguiente.
Otros tipos de test son algo más sofisticados e introducen distinta simbología para conocer los resultados, como el emoticono de una carita sonriente, un color rojo o verde, etc. Pero en todos los casos el sistema es el mismo: señalar si la ovulación se producirá en las horas siguientes o si tardará un poco más. En cualquier caso, siempre lo idóneo es leer con atención las indicaciones del fabricante del producto.
Hay otros métodos para prever la ovulación o darse cuenta de que se ha producido y, de esa manera, saber cuáles son los días más fértiles de la mujer. Los más conocidos son dos: medir la temperatura basal y la evaluación del moco cervical.
La temperatura basal es la que tiene el cuerpo al despertarse, antes de levantarse y desayunar. Si se mide todos los días a la misma hora, se comprobará que se mantiene constante, dentro de los valores normales (entre 36,5 y 36,7 ºC). El día posterior a la ovulación, en cambio, la cifra será un 0,5 superior. Es decir, ese es uno de sus días fértiles.
El moco cervical, por su parte, está mucho más claro y elástico en los días más fértiles de la mujer. Su consistencia se parece a la clara del huevo crudo. Para que este método funcione, también se recomienda que la mujer compruebe todos los días el estado de esta sustancia. Así le será más fácil darse cuenta de cuándo es más y menos fértil.
Por último, un consejo importante: todos estos recursos pueden ser de gran ayuda, pero no deben convertirse en una obsesión. Esto provocaría una pérdida de naturalidad en las relaciones sexuales y un estrés que, en última instancia, perjudican a la posibilidad de lograr la fecundación. Si se advierte que se ha llegado a este punto, quizá lo mejor sea dejar de estar pendiente de las fechas de ovulación y los días fértiles, al menos durante una temporada.