La cesárea no es la única alternativa para el alumbramiento, cuando el bebé se presenta de nalgas ante su nacimiento. Además de que los partos de nalgas son posibles, existe la posibilidad de la versión cefálica externa, una técnica por la cual, a través de la presión efectuada por un especialista sobre el abdomen de la madre, se puede colocar al niño en posición cefálica. Este artículo ofrece detalles sobre las posiciones del bebé en el útero materno, cómo se realiza la versión externa, las precauciones y contraindicaciones para la aplicación de esta maniobra y la causa de que, en su momento, la cesárea se hubierta impuesto como la única opción posible cuando el feto venía de nalgas.
Presentación podálica, cuando el bebé viene de nalgas
La posición más adecuada del bebé en el útero materno para el momento del parto es la llamada cefálica, con la cabeza hacia abajo. De esa forma, esa es la primera parte de su cuerpo en salir del de su madre en el momento del alumbramiento. Estos partos, denominados cefálicos, son los más seguros y también los más frecuentes.
Sin embargo, por diversos motivos, a veces el feto no se coloca en esa postura, sino en la contraria: lo que se llama presentación de nalgas o podálica (porque el bebé, en lugar de la cabeza, ofrece primero los pies).
Hace algún tiempo, la mayoría de los centros hospitalarios asumieron que el procedimiento normal cuando el pequeño viene de nalgas en el momento del parto es la realización de una cesárea. Sin embargo, esto no tiene por qué ser siempre así. Las cifras de morbilidad y mortalidad en los partos de nalgas son similares a las de las cesáreas. Y existe, además, una alternativa: la versión cefálica externa.
Versión cefálica externa: cambiar con las manos la posición del bebé
La versión cefálica externa es una maniobra para dar la vuelta al bebé, en el interior del útero, a través de la presión que un especialista ejerce con sus manos sobre el vientre de la madre, como si fueran masajes. En YouTube hay numerosos vídeos que permiten observar la aplicación de este procedimiento.
Juan Acosta Díez, especialista de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), explica que «esta es una técnica muy antigua, que dejó de usarse entre los años ochenta y noventa, pero que ahora se recupera para evitar la práctica de tantas cesáreas«. Este experto señala que, realizada en un hospital, la maniobra «es segura y da resultado en alrededor de un 50% de los casos».
Observar cómo se aplica la versión cefálica externa puede dar algo de impresión, ya que consiste en lo que durante el embarazo se tiene mucho cuidado de no hacer: apretar la tripa de la mujer. Parece hasta peligrosa. Sin embargo, Acosta Díez apunta que esta técnica «no es excesivamente complicada, si se compara con otros procedimientos obstétricos».
La asociación El Parto es Nuestro describe los pasos del proceso. En primer lugar, se determina la postura exacta del niño mediante una ecografía. También se monitoriza el latido fetal. Luego llega la «suave presión sobre la pared abdominal de la madre» por parte del médico, «para deslizar la cabeza y el culo del bebé de tal forma que gire sobre sí mismo y se coloque en posición cefálica». El latido fetal también se monitoriza después de cambiada la postura, «para comprobar que no haya sufrimiento«.
Precauciones para realizar la versión cefálica externa
Los protocolos de la mayoría de las sociedades científicas han sido actualizados e incluyen las medidas de seguridad que se deben tomar para evitar problemas durante la versión cefálica externa. Algunas de las más importantes son las siguientes:
- Se debe realizar en la sala de partos, con un quirófano disponible por si es necesario hacer una cesárea de urgencia.
- Seguir todo el proceso con ecografía.
- Administrar a la madre una medicación para relajar el útero.
La aplicación de la versión externa puede desencadenar el parto. Por este motivo, solo se debe practicar en embarazos a término. Además, hay que tener en cuenta que después de colocado en posición cefálica por medio de esta técnica, el bebé podría volver a la postura podálica. Según la Organización Mundial de la Salud, la maniobra tiene un «elevado índice de éxito inmediato (aproximadamente un 70%)», pero «seguido por un alto índice de reversión». De modo que, también debido a esto, se recomienda reservar la versión externa para gestaciones a término, cuando se considere que el momento del parto está cerca.
Contraindicaciones y preparación para la versión externa
¿Siempre es posible aplicar la versión externa? No, no siempre. En los embarazos de riesgo o con alguna patología importante, en general suele evitarse. «Es muy importante seleccionar bien los casos», apunta Acosta Díez, «ya que hay situaciones que dificultan la versión y la hacen más arriesgada, como casos de fetos muy encajados, circulares de cordón o poco líquido amniótico«.
Según explica Acosta Díez, en general «cada hospital dispone de personal más familiarizado con la versión externa al que se derivan las gestantes que prefieren evitar la cesárea». Además, como esta práctica se ha generalizado de nuevo, ha aumentado el número de cursos y talleres en los que no solo se instruye a los profesionales, sino que también se les motiva para la aplicación de esta técnica como una forma de reducir la cantidad de cesáreas.
En el año 2000 se publicó un estudio según el cual la morbilidad y la mortalidad eran mucho mayores en los partos podálicos que en las cesáreas. Fue en ese momento cuando cambiaron los procedimientos. En muy poco tiempo, la gran mayoría de los hospitales españoles (y también de otros países) variaron sus protocolos y dejaron de efectuar partos de nalgas. Según una encuesta realizada en 2003 a 80 centros hospitalarios en 23 países, el 92,5% había abandonado su práctica.
Sin embargo, en los años siguientes se publicaron nuevas investigaciones que cuestionaron el diseño, la metodología empleada y las conclusiones del primer estudio. Uno de 2006, que analizó el cuádruple de casos, demostró que la morbilidad y mortalidad infantil en los partos vaginales de nalgas y las cesáreas eran similares.
En 2011, la SEGO publicó un nuevo protocolo para el parto de nalgas, donde la cesárea deja de ser la primera opción y se recomienda la aplicación de la versión cefálica externa.
Pero algunas costumbres son difíciles de desarraigar. De ahí que todavía muchos hospitales, ante la presentación de nalgas y sin plantear ninguna alternativa, programen cesáreas, con los perjuicios que conllevan para la madre y su bebé.