Cuando se cuenta con libros que ya no se leerán, lo habitual es traspasarlos a otras personas que sí estén interesadas en su lectura. Pero existen enciclopedias y otros volúmenes antiguos que han quedado obsoletos a raíz de la difusión de estas publicaciones on line. Antes de que vayan a la basura, es posible buscar alternativas para reutilizarlos en el hogar. Este artículo explica cómo dar una nueva vida a libros que ya no se usan: convertirlos en álbumes de fotos, cofres, mesas e, incluso, estantes para otras obras.
Dar nueva vida a libros que ya no se utilizan
Muchos libros caen en desuso con el paso de los años. Entre ellos, las enciclopedias son un caso paradigmático, porque ocupan mucho espacio y, sobre todo a partir de la existencia de las enciclopedias on line y otras fuentes de información en Internet, se quedan obsoletas cada vez más rápido. Como tirar libros produce una sensación parecida a la de tirar comida, se pueden buscar alternativas que permitan reutilizar estos volúmenes.
Una enciclopedia obsoleta o un libro muy antiguo que ya no se use se puede convertir en un álbum fotográfico
La primera medida es buscar nuevos lectores interesados en esas obras. Los libros se pueden donar a alguien a quien le interese tenerlos o a bibliotecas. Muchas librerías de segunda mano compran estas colecciones, incluso las recogen en el domicilio del vendedor. También se pueden ofrecer en distintas plataformas de la Red, tanto para regalar como para vender o cambiar por algún otro producto.
Sin embargo, una enciclopedia obsoleta difícilmente puede interesar a cualquiera de estos públicos, y lo mismo ocurre con numerosos libros muy antiguos o que estén deteriorados. Por eso, otra posibilidad es reutilizarlos para que cumplan otras funciones en el hogar.
Libros convertidos en álbumes de fotos
Una opción es convertirlos en álbumes de fotos. Para ello, basta con pegar las imágenes en sus páginas, o bien realizar en estas hojas pequeñas ranuras para que las puntas de las fotografías se puedan enganchar en ellas. De este modo, se evita tener que adherirlas.
Dado que las fotos ocupan espacio, será necesario quitar páginas del libro para impedir que su volumen aumente y se altere su forma. También habrá que ver si no se puede dar otro uso a las hojas que se retiren: pueden tener valor decorativo, para forrar una pared o una carpeta, mucho más si incluyen imágenes bonitas, como fotos o reproducciones de obras de arte. Otros eventuales empleos son la realización de alfombras u otras artesanías, envoltorios para regalos o para hacer bollitos que protejan a los objetos frágiles en una mudanza.
Estos consejos son apropiados para enciclopedias u otros libros que definitivamente ya no sirvan y cuyo destino, si no es este, sería el de la basura. De otra manera, siempre se debe procurar que encuentren lectores.
Cofres y mesas construidos con libros
Los libros que ya no se usan también pueden tener otra vida como recipientes o pequeños «cofres», una idea que ha sido empleada en numerosas películas y series de televisión: se recortan las páginas de un libro, de tal forma que se hace en su interior un hueco, que puede ser más o menos grande, dentro del cual se pueden guardar cosas.
La idea de usar libros como pequeños cofres ha sido empleada en numerosas películas y series de televisión
Esta se puede considerar una manera de crear un escondite seguro para almacenar objetos, ya que, al consistir en ejemplares que ya no revisten interés, es complicado que alguien sepa el secreto que guarda en su interior, los abra y los revise. En establecimientos comerciales, por su parte, se venden artículos que por fuera tienen toda la apariencia de libros pero que, en realidad, son cajas para guardar cosas. La idea a la que responden es, en líneas fundamentales, la misma.
Si los volúmenes son de formato grande (de al menos 20 centímetros de ancho por 30 de alto), es posible crear con ellos una mesita. Colocados unos sobre otros conforman la base, y un cristal -que puede ser redondo- encima de ellos, el tablero. Si no se confía en la estabilidad del conjunto, los libros se pueden pegar entre sí o bien atravesarse con una guía rígida, que a su vez iría pegada al cristal. Una mesita de este tipo resulta muy atractiva para la decoración de un salón.
Esta opción es idónea para los amantes de la literatura: crear una estantería para libros… compuesta por obras de lectura. Para ello, es necesario contar con guías verticales, que pueden ser tablas de madera colocadas de manera específica para este fin, o un hueco en la pared pensado para poner un armario empotrado o una estructura de este tipo. El objetivo es que el estante hecho de libros quede como se ve en la foto lateral.
Los volúmenes se deben agujerear y ser atravesados por una guía de hierro. Para obtener mayor estabilidad, los ejemplares también se pueden adherir unos a otros. En este caso, es mejor que los libros sean de un formato más bien pequeño (los tomos de una enciclopedia son demasiado grandes y pesados). Además, se debe procurar que sean más o menos del mismo tamaño y que la superficie superior de todos ellos quede al mismo nivel. Con estantes de este tipo, al colocar libros sobre libros, parecerá que están flotando. Es decir, se creará la sensación de una estantería invisible.