Mantener en buen estado el suelo del jardín es fundamental para la buena salud de las plantas. La colocación de corteza de pino ofrece varios beneficios: ayuda a conservar la humedad, reduce las necesidades de riego y evita la aparición de malas hierbas. Este artículo explica la función de la corteza de pino como acolchado para el suelo del jardín, las ventajas que conlleva y qué materiales alternativos existen.
Corteza de pino para acolchar el suelo del jardín
La corteza de pino es uno de los materiales que se utilizan con mayor frecuencia para conformar un acolchado, es decir, la capa de materia orgánica que se coloca sobre el suelo del jardín. Esta práctica tiene múltiples beneficios para los ejemplares que habitan en esa tierra, como su contribución para que el sustrato conserve la humedad y para evitar el desarrollo de malas hierbas.
La corteza de pino evita que el suelo se caliente demasiado y pierda mucha humedad por evaporación
Existen dos formas en que la corteza de pino se puede emplear en el suelo del jardín: en bruto o cribada. La corteza en bruto es tal como sale de la serrería, mientras que la cribada es la que ha pasado por un proceso de filtrado y está compuesta solo por las piezas más pequeñas.
La corteza de pino cribada más habitual en el mercado permite un acabado más homogéneo y se recomienda para plantas más finas y pequeñas. Para conseguir corteza en bruto, por su parte, muchas veces es necesario acercarse a una serrería para encontrar la que allí se produce tras trabajar la madera. Se recomienda comprarla a granel cuando se necesiten grandes cantidades.
Ventajas de la corteza de pino en el suelo del jardín
Ayuda a conservar la humedad. La corteza de pino funciona como barrera: impide que el suelo se caliente mucho, lo cual es muy valioso sobre todo en verano, y reduce la humedad que el sustrato pierde por evaporación. Además, se evita (o pierde importancia) el crecimiento del césped, que en general también precisa de buenas cantidades de agua. Como consecuencia, las necesidades de riego del jardín resultan inferiores, con el consiguiente beneficio tanto para el medio ambiente como para la economía doméstica.
Impide el desarrollo de malas hierbas. Los fragmentos pequeños de corteza de pino dificultan de manera notoria el desarrollo de las malas hierbas. Además, si pese a la presencia del acolchado logran crecer, son más fáciles de identificar y eliminar.
Se puede pisar. El césped del jardín a menudo impone limitaciones, como evitar pisarlo para procurar su mejor crecimiento y desarrollo, lo que acarrea ciertas incomodidades. La corteza de pino, en cambio, es un material muy resistente, que se puede pisar sin mayores perjuicios.
Genera bonitos contrastes con el verde de las plantas y arbustos. A nivel decorativo, el color oscuro de la corteza de pino posibilita que los colores de las plantas y flores del jardín se destaquen de otra manera. Permite, también, la formación de senderos o la separación de distintas áreas dentro del jardín.
Buen aroma. El olor de la corteza de pino es fresco y agradable, lo cual representa una ventaja más en el momento de valorar la colocación de este acolchado.
Además de la corteza de pino, existen otros materiales con los que se puede realizar el acolchado para el suelo del jardín. Es el caso de los restos de la siega del césped que ya haya experimentado la primera fermentación. También la paja es mucho mejor si lleva ya al menos un año cortada y a la intemperie. Tanto los restos de césped como la paja que hayan pasado por un proceso de descomposición aportan nutrientes y funcionan como abonos naturales para el suelo.
De todos modos, se comercializan aceleradores del compostaje, sustancias que aportan al acolchado los nutrientes para que puedan fermentar. De este modo, los nutrientes del suelo no se emplean para la descomposición del acolchado y se reservan para las propias plantas del jardín.
Otros posibles acolchados, menos económicos que la corteza de pino, aunque más duraderos, son las piedras, grava volcánica, productos del compostaje o materiales sintéticos.