Las plantas constituyen un elemento central en la decoración de cualquier espacio de la casa. Por ello, conviene prestar atención a cada detalle relacionado con ellas. Hay un elemento fundamental que, sin embargo, no siempre se tiene en cuenta de la manera en que merece: el recipiente. Decorar las macetas es un recurso práctico y sencillo que permite agregar mucho valor al estilo de cada estancia.
Resulta por lo menos llamativo que, pese a ser un accesorio imprescindible para las plantas en interiores y terrazas, a menudo se menosprecie la importancia del aspecto de las macetas. Además, decorarlas es una tarea muy simple. De ese modo, con poco tiempo y gastos materiales mínimos, se logra romper la uniformidad que imponen el plástico, el cemento, la terracota y el barro, los materiales más comunes con que se elaboran los tiestos.
Una posibilidad es cubrir la maceta con un revestimiento más vistoso, o bien introducirla en un recipiente más grande. Un material común para esta clase de recurso es el mimbre, que sirve tanto para cubrir la maceta original como para un recipiente que contenga al primero. Quien observe la planta tendrá la sensación de que está sostenida por un contenedor de mimbre. Este material, por cierto, también se puede pintar, de manera que es posible decorarlo con los colores que más se adecúen a la estancia.
Pintura para decorar las macetas
La pintura es otra alternativa, también muy sencilla, para personalizar cada tiesto. Según el material que conforme la maceta, variará el tipo de pintura que habrá de utilizarse. Para macetas de barro, son idóneas las pinturas vinílicas y las inflables. En este caso, primero habrá que mojar toda la superficie de la maceta, luego se deberá cubrir por completo con pinturas vinílicas, dejar secar y, después, usar las pinturas inflables para las figuras que se destaquen sobre el fondo (dibujos de hojas, flores, círculos y un interminable etcétera). A continuación hay que darle al interior una o dos manos de impermeabilizante, volver a dejar que se seque y rociar con laca esmalte transparente. El resultado será óptimo si el procedimiento se repite tres veces.
Tras aplicar una mano de pintura, siempre se debe dejar que seque bien antes de dar una segunda pasada
En macetas de plástico, habrá que tomar la precaución de lijar y limpiar bien la superficie antes de pasar la pintura, para garantizar su adherencia. El uso de plantillas para dibujar motivos o cenefas en torno a la maceta representa una variante muy útil. Tras pintar el fondo de un color uniforme (y dejar secar bien, como siempre que se utilice pintura), se pegan las plantillas con los dibujos elegidos a la superficie del tiesto y se pinta con aerosol o un rodillo suave bien escurrido.
Decoupage y trozos de mosaico
Otra posibilidad es la técnica del decoupage. Consiste en la decoración de una superficie por medio de papeles coloridos -por lo general, de servilletas- que se pegan y luego se cubren con varias capaz de barniz. El primer paso del procedimiento es similar al anterior: lijar la superficie de la maceta y usar pintura acrílica para darle el color de fondo. Después se colocan los trozos de papel elegidos sobre la superficie de la maceta y, con un lápiz, se dibujan sobre ella los contornos de los recortes. Se encola el recipiente con cuidado, para que el papel no se humedezca demasiado, y se pegan los recortes de las servilletas. Una vez que se han colocado los trozos de papel, se deja secar y se extiende una ligera mano de cola, para asegurar que el papel quede bien pegado, y al final, una o dos pasadas de barniz marino, para que resista la erosión del ambiente.
Se puede aprovechar algún plato o pieza de vajilla roto para decorar la maceta con pequeños trozos
Una opción que necesita algo más de destreza consiste en recubrir las macetas con trozos de mosaico o, en el mejor de los casos, de porcelana. Para esto, se puede aprovechar algún plato o pieza de vajilla roto, deteriorado o que ya no se use. El paso a paso es sencillo: hay que romper la cerámica en pedazos (la mejor forma de hacerlo sin ensuciar demasiado es envolverla en una toalla y golpearla con un martillo) y pegar con cola blanca los fragmentos sobre la superficie de la maceta. Su disposición y la combinación de colores dependen del talento del realizador. Los intersticios se cubren con lechada y se retira el sobrante con un trapo húmedo.
Además de un diseño original, esta alternativa brinda la posibilidad de reutilizar prendas de ropa en desuso, en particular calcetines y mangas de jerséis, cuyas formas cilíndricas se aprovechan para cubrir macetas (y otros recipientes). Se deben cortar unos 6 o 7 centímetros más extensos que la altura de la maceta, para que tengamos un margen de al menos 3 centímetros para el doblez en la parte inferior y otro tanto en la superior. Tras colocar la tela alrededor del tiesto, conviene pegarla primero en la base -si es posible, mediante una pistola de silicona- y luego en el doblez de la parte superior. Para evitar que la tela quede en contacto directo con la tierra, se puede utilizar esta cobertura en un recipiente más grande que contenga a la maceta.