Por estética, funcionalidad y seguridad. Las diversas aplicaciones de la iluminación exterior de una vivienda hacen que ésta tenga tanta importancia como la interior. Un exterior iluminado disuade a los posibles intrusos y facilita el tránsito y el trabajo en caminos, terrazas y porches. En función del tipo de lámpara elegida, se puede conseguir una luz ambiental o resaltar la fachada o algún elemento ornamental. Otro aspecto destacado es que todos los elementos utilizados para el alumbrado exterior deben estar diseñados para soportar las condiciones climáticas adversas.
Lámparas para exterior
Farolas, sobremuros o balizas. Cuando se planea el alumbrado exterior hay que comprobar qué zonas de la vivienda se quieren iluminar y qué tipo de lámparas se adaptan mejor a las necesidades lumínicas y a la estética del conjunto.
Las lámparas tipo farolas se utilizan para obtener una luz ambiental. Su alumbrado descendente proporciona una luz cenital que evita las sombras.
Respecto a los focos halógenos, su potente haz de luz es el más indicado para resaltar elementos ornamentales de la fachada.
Si en la zona donde está situada la vivienda no hay alumbrado público, o éste es escaso, se puede aprovechar el muro que rodea la parcela para colocar sobre él las lámparas.
Las lámparas con células fotoeléctricas detectan la luz que hay donde están colocadas
En las zonas de paso poco frecuente es muy útil colocar luces con detector de presencia, que se encienden o apagan de forma automática ante la presencia o ausencia de las personas.
También son muy útiles las lámparas con células fotoeléctricas, ya que detectan la luminosidad que hay donde están colocadas y en función de ello se encienden o se apagan.
Todas las lámparas deben estar colocadas a una altura superior a una persona, de lo contrario, podrían deslumbrar. Para iluminar una gran superficie y obtener un efecto disuasorio, se deben situar en zonas elevadas, fuera del alcance de la mano.
Cuando se instala cualquier elemento lumínico en el exterior de una vivienda, siempre que se pueda, se debe evitar pasar los cables por el exterior de la fachada. Si no hay otra opción, se debe proteger el cableado en el interior de una funda aislante rígida, que se fijará con unas abrazaderas especiales. Estos cables deben ser del tipo U 1000 R 02 V.
Todas las lámparas deben contar en su estructura con las siglas IP
Para proteger las lámparas, en la mayoría de los casos se coloca una goma aislante entre el portalámparas y el globo. También hay focos con orificios diseñados para que, ante la posibilidad de que se cuele agua, pueda salir sin entrar en contacto con los elementos eléctricos.
Todos los componentes utilizados para el alumbrado exterior deben estar diseñados para soportar las condiciones climáticas adversas. Por ello, todas las lámparas deben contar en su estructura con las siglas IP (Índice de Protección) seguidas de dos dígitos, que indican el grado de protección de la lámpara. El primer número se refiere a la resistencia de la lámpara al polvo, que en este caso debe ser como mínimo un 4 (la escala es de 6). El segundo hace referencia a la resistencia al agua, cuya escala llega hasta 7, por lo que el número indicado en el foco debe ser superior a 4, una cifra que marca que la luminaria puede soportar fuertes chorros de agua.