En la mayoría de los hogares se puede encontrar un mueble tapizado. De hecho, el 36,5% de las familias que han comprado mobiliario recientemente han adquirido alguna pieza tapizada. Ya sea una silla, un sofá o un cabecero, pocas son las viviendas que se resisten a este tipo de muebles. Son cómodos y se pueden encontrar en una gran variedad de estilos, gracias al amplio abanico de telas disponible en el mercado.
Precisamente, la tela es una de las principales cuestiones que hay que tener en cuenta cuando se adquiere un mueble tapizado. El color, el estampado o la resistencia del tejido son tres factores que determinan el modo en que el mobiliario envejecerá. Las telas resistentes o aquellas que han sido sometidas a un tratamiento antimanchas responden mejor al paso del tiempo. Además, los colores oscuros aguantan mejor la suciedad, aunque siempre habrá que fijarse en la etiqueta que acompañe al mobiliario para saber exactamente qué detergente utilizar o cómo desmontar el mueble para limpiar la tela.
Composición
Básicamente, los muebles tapizados están compuestos por espuma flexible de poliuretano o gomaespuma, forradas con tela. Es por ello, precisamente, que el Instituto Tecnológico del Mueble, Madera, Embalaje y Afines (AIDIMA) acaba de invertir los últimos dos años en una «Investigación de la influencia de los retardantes al fuego en el comportamiento de las espumas flexibles de poliuretano (EFP) utilizadas en tapicería».
Las nuevas espumas «respetan el confort de los materiales y presentan bajos índices de toxicidad en caso de incendio»
Las conclusiones de este estudio, que se ha centrado en la influencia de los retardantes de fuego durante el proceso de fabricación de las espumas, han dado con productos más seguros frente a las llamas, lo que a su vez implica un mayor nivel de seguridad para los consumidores de mobiliario tapizado. Además, la investigación ha detectado espumas «que respetan el confort de los materiales y presentan bajos índices de toxicidad en caso de incendio».
Lo que se pretende a partir de ahora es que los muebles tapizados aprovechen los resultados del proyecto para utilizar los productos retardantes adecuados en los procesos de fabricación de espuma. De esta manera, no sólo se mejorará la seguridad del mobiliario, sino también su comodidad y respeto al medio ambiente, ya que se han introducido mejoras en los retardantes para evitar la alta inflamabilidad y toxicidad que presentaban.
La espuma se utiliza como relleno en diferentes muebles. Sirve para acolchar una silla, un sillón, el sofá… Consigue que el mobiliario adquiera protagonismo con las telas y gane en comodidad. Para ello, hay que desmontar el asiento de la silla, tomar las medidas de la superficie que se desea tapizar, elegir una tela o motivo decorativo y tensarla sobre el asiento. Es conveniente dejar que sobresalgan varios centímetros de tela por cada lado, de manera que se pueda amarrar en la parte inferior con tachuelas o grapas.
Algunos trucos para mejorar el resultado final consisten en combinar el tejido del mobiliario en cuestión con la tela de las cortinas o los cojines del resto de la estancia. Asimismo, conviene coser el borde de la tela para evitar que se deshilache con el paso del tiempo.