Los tablones y pizarras son habituales en una vivienda u oficina. Su utilidad para colgar recortes o anotar citas importantes los convierte en un elemento muy práctico. Sin embargo, a ambos les ha salido un competidor: la pintura magnética. Con propiedades similares a las de los imanes, evita el uso de chinchetas, clavos y celo para sujetar papeles, fotos, e incluso, cuadros.
Pintura que evita los agujeros en la pared
Con la pintura magnética, también denominada pintura imán, las paredes se mantienen en buen estado, sin marcas. No es necesario recurrir a un taladro para esconder un taco que sujete los objetos, sino que bastan unos imanes. Cuando los objetos colgados se quieran desplazar o intercambiarlos por otros, será tan sencillo como mover los imanes hasta la nueva ubicación.
Si se prefiere, se puede imantar solo una parte de la pared, que se utilizará para colgar notas o imágenes sin dañar los tabiques. Los papeles, las fotografías o los cuadros se cuelgan con los mismos imanes. Estos no han de ser demasiado ligeros ni pesados. La solución pasa por aumentar el número de imanes según las necesidades.
Esta pintura no contiene plomo ni es inflamable, por lo que se puede utilizar en cualquier estancia de la casa
No obstante, esta pintura no es magnética en sí. Compuesta por resina de acrilato, contiene unas partículas metálicas muy pequeñas, que son las encargadas de atraer los imanes. No obstante, la pintura imán carece de plomo y no es inflamable, por lo que se puede utilizar en cualquier estancia de la casa. Incluso, está prevista para su uso en habitaciones infantiles, hospitales y cocinas.
Ante cualquier duda sobre su composición, hay que leer la hoja de seguridad que acompaña a cada producto. Respecto al modo de empleo, hay que seguir siempre las recomendaciones del fabricante.
Antes de utilizar la pintura, es necesario removerla para que las partículas metálicas se mezclen bien y queden extendidas de manera uniforme por toda la superficie. Es así como la pared se convierte en una especie de tablero imantado.
Es necesario remover la pintura para que las partículas metálicas se mezclen bien
Para su aplicación, hay que seguir el mismo proceso que con cualquier otra pintura. La pared debe estar limpia y lisa. Si la superficie es muy absorbente, conviene dar antes una capa de imprimación, ya que de lo contrario sus propiedades magnéticas mermarían. Lo mismo ocurriría si la pintura se diluye o se mezcla con otras tinturas.
No obstante, dado que la pintura magnética solo se comercializa en color gris oscuro, es posible pintar encima con otra tonalidad. También se puede empapelar la pared, aunque si el material es grueso, el efecto magnético de la pintura disminuye.
Para una buena adherencia es necesario dar tres capas. Entre una capa y la siguiente, deben transcurrir al menos cuatro horas. Además, conviene aplicarla a temperatura ambiente con un rodillo de espuma.