Los topos y topillos son unos pequeños mamíferos asiduos de los jardines. Estos animales benefician tanto como perjudican y, en ocasiones, se convierten en verdaderas pesadillas para sus anfitriones, debido al gran daño estético que causan en el césped. Su presencia se delata por los pequeños montones de tierra que dejan a su paso. Para deshacerse de ellos, se puede optar por ahuyentarlos o capturarlos y, en casos extremos, ahuyentarlos de forma definitiva.
Túneles y toperas
Aunque reciben un nombre similar, no hay que confundir topos con topillos. De mayor tamaño, los primeros son insectívoros y excavan las galerías en busca de gusanos, lombrices, larvas y demás insectos. Los topillos son unos pequeños roedores herbívoros que perforan la tierra en busca de bulbos y raíces con los que alimentarse.
Gracias a su sensacional olfato, los topos son capaces de seguir a sus presas a través del subsuelo de las plantaciones, que horadan en su persecución. En esta tarea son capaces de excavar hasta 10 metros de galería por hora, por lo que los daños que causan tanto en el césped de los jardines como en los huertos son considerables. La prueba palpable de su labor son los pequeños y numerosos montoncillos de tierra que quedan a la vista y que terminan por desnivelar el terreno. No obstante, estos animales también colaboran, aunque de manera involuntaria, al remover la tierra y acabar con lombrices y algún que otro gusano que puede dañar el jardín.
Los topos son capaces de excavar hasta 10 metros de galería por hora en busca de alimento
Los topos consumen en un día la mitad de su propio peso en alimento y son incapaces de sobrevivir en ayunas más de 24 horas, por lo que cavan galerías durante todo el día para conseguir comida. Además, si en su zona de caza no hay alimento, son capaces de recorrer grandes distancias para obtenerlo.
En las épocas más húmedas se alimentan en la superficie, de ahí la detección de galerías y toperas en primavera y otoño. En periodos de sequía o frío, el alimento suele escasear en la superficie, por lo que el topo se entierra más en busca de presas y rara vez crea problemas en huertas y jardines.
Para combatir a los topillos, se pueden colocar en los túneles bolsitas específicas contra los pequeños roedores, que tengan en su composición bromadiolona, clorofacinona o brodifacoum.
Para prevenir la llegada de topos, es eficaz controlar el exceso de lombrices y gusanos
Otra forma más natural de hacer desaparecer a los topillos consiste en dejar que un gato se pasee, sobre todo por las noches, por el área de actuación de estos roedores.
Los aparatos de ultrasonidos clavados en la tierra provocan un sonido muy molesto, solo perceptible por el animal al que está destinado e inofensivo para otros animales y para el medio ambiente.
Para prevenir la llegada de topos también es eficaz controlar el exceso de lombrices y gusanos, que les sirven de alimento, o se puede optar por atraparlos. Para ello, basta con colocar una jaula-trampa especial en las galerías que permanezcan activas. Una vez apresados, y para impedir su vuelta, se pueden soltar en una zona lejana del jardín.
Si se prefiere, es posible colocar un repelente en la entrada de las toperas. Para ello, se puede utilizar un trapo empapado en gasolina o unas bolitas de alcanfor.