Ya sea por el fallo de sus mecanismos o por el uso diario de las mismas, en ocasiones, las cerraduras se estropean. En estos casos, la solución es arreglarlas o cambiarlas por otras nuevas. Aunque en una vivienda puede haber diferentes tipos de puertas y cerraduras, el procedimiento para sustituir estas últimas es muy similar.
Cómo reemplazar la cerradura
Antes de cambiar una cerradura, se debe identificar el tipo de dispositivo. Para evitar errores, una buena opción es tomar las medidas del ancho y alto, así como de la aguja o distancia desde el orificio por el que entra la llave hasta el canto por el que salen los pestillos. Además, hay que tener en cuenta hacia qué dirección -izquierda o derecha- se abre la puerta desde el exterior y se debe comprobar la marca, para asegurar que se instalará un mecanismo igual o, al menos, lo más similar posible. Este dato figura en el propio cerramiento o en las llaves originales.
Hay que tener en cuenta hacia qué dirección, izquierda o derecha, se abre la puerta desde el exterior
De manera previa al cambio, conviene engrasar la cerradura para que funcione bien y evitar que su mecanismo se oxide. Después, con un punzón fino y alargado, se retiran el picaporte y el pasador de fijación para soltar la cerradura.
El siguiente paso consiste en extraer el eje cuadrado del picaporte (uno o dos) y desatornillar las diversas sujeciones que pueda haber en la madera de la puerta. Para aflojar el mecanismo, basta con introducir el destornillador por el agujero del pasador y dar un leve empujón. Después, se sujeta la cerradura por los extremos superior e inferior y se retira de la puerta. Si la madera no está en buenas condiciones, antes de colocar la nueva cerradura conviene aplicar masilla y dejar secar bien.
Para instalar la nueva pieza, sólo hay que seguir el proceso inverso que se ha realizado para quitarla.
Las cerraduras de las puertas exteriores, en general, se alojan en cajas dispuestas en uno de los laterales. La única parte visible es el fleje plano, que sirve para sujetar el mecanismo.
Entre los distintos modelos de este tipo de cerraduras puede haber diferencias en la profundidad y en la altura de la caja del mecanismo, en la distancia entre el eje del giro de la llave y la placa metálica del soporte, y en la medida de los agujeros para los tornillos de fijación o sujeción. Aunque la longitud más común de los tornillos es 55 mm, ésta oscila bastante entre los diferentes modelos.
Respecto a las puertas macizas, la placa metálica se localiza justo en medio de la caja, mientras que en las puertas ensambladas se sitúa en un lateral, lo que hace que haya diferencias entre las llaves de uno y otro tipo de puerta.
Las cerraduras de las puertas interiores son menos complejas, por lo que su reemplazo o reparación no conlleva mayores inconvenientes. Es un trabajo cómodo, rápido y económico.
Este tipo de cerraduras tienen un cierre fijo y un pasador de plástico, un material poco duradero pero que permite cerrar las puertas con más facilidad.