Una fuente es un complemento muy bonito y apropiado para el jardín. No solo por el aporte estético que representa, sino también porque el sonido del agua que cae contribuye a relajarse y disfrutar del aire libre. Este artículo menciona, además de las sensaciones agradables que la presencia de una fuente proporciona a un espacio verde, ofrece datos básicos para la elaboración e instalación de una fuente casera en el jardín y describe una original construida con tejas.
Una fuente resulta una presencia muy grata para cualquier jardín. El rumor y el curso del agua aportan sensaciones agradables al oído y a la vista. Además, la propia estructura de la fuente permite incorporar otras figuras hasta artísticas. Y si se puede combinarla con un estanque, el resultado será todavía más atractivo.
Datos básicos para elaborar una fuente casera
Un factor que se debe tener en cuenta al pensar en instalar una fuente es su tamaño. Si el jardín es amplio, se puede elegir una fuente grande, pero si el espacio es reducido, o el sitio donde se ha de colocar no es el jardín sino una terraza o patio, convendrá una de menores dimensiones. Hay modelos de fuentes de poco tamaño y mucha belleza.
Además de en el jardín, una fuente puede instalarse como adorno en un patio o una terraza
La clave para su instalación es una bomba, aparato que será el encargado de tomar el agua de la parte inferior (donde cae y se acumula) y llevarla hasta la parte superior, por donde saldrá y de nuevo caerá para reiniciar el ciclo. Si se decide comprar una fuente, esta ya vendrá con su propia bomba, pero también existe la posibilidad de conseguir una bomba aparte y fabricar una fuente de modo casero.
Además de la bomba, se ha de necesitar un recipiente donde el agua caiga y se acumule. Puede ser un jarrón o una maceta grandes, una tinaja o cualquier otro que pueda cumplir con esta función (o, como se ha mencionado, un estanque).
Cómo instalar una fuente casera
El blog Saf Affect explica en inglés cómo realizar uno con cañas de bambú. En resumen, se trata de colocar varias cañas, unas junto a otras, para que funcionen como soporte de otro fragmento de caña, más grueso, a través del cual saldrá el agua. Esta última debe estar conectada, por supuesto, a la bomba a través de un caño de fontanería.
El sitio por donde sale el agua puede ser una escultura, una pieza de tubería o un grifo común y corriente
La bomba, por su parte, queda bajo la superficie del agua. Se debe procurar cubrirla con piedras o algún otro objeto, para que no quede a la vista y no se pierda la «magia» de la fuente. Estos aparatos hacen muy poco ruido, ya que se disimula por el propio ruido del agua al correr.
Con ese mismo sistema, se pueden construir fuentes de los tipos más variados, mediante el uso de recipientes y adornos distintos. En este vídeo se puede ver otra instalación que sigue las mismas consignas básicas. El sitio por donde sale el agua, por lo general el que más llama la atención, puede ser una escultura (de niños, figuras mitológicas como las sirenas, etc.), tuberías, un grifo común y corriente, o lo que la creatividad del diseñador disponga.
Si se cuenta con el espacio suficiente y se desea contar con una fuente original, una buena alternativa es la de hacer una fuente con tejas. El esquema básico es el mismo: un estanque y una bomba que hace que el agua cumpla con su ciclo. La particularidad está en las tejas, que se colocan a modo de canaletas (es decir, “patas arriba”) para conformar una especie de cascada a través de la cual el agua cae hasta llegar, por fin, al estanque.
El modo más sencillo de disponer las tejas es sujetas a una pequeña pared o muro, que habrá que construir como parte de la fuente. En el mejor de los casos, se puede aprovechar un desnivel natural del terreno, si existiera en algún lugar del jardín.