Tras haber superado en fechas recientes el Ibex 35 la barrera de los 10.000 puntos y con los índices internacionales en clara tendencia alcista, los pequeños inversores se preguntan si ya es tarde para entrar en el mercado de renta variable o si todavía tienen oportunidades para obtener plusvalías a través de los valores cotizados en Bolsa. Según todos los análisis bursátiles, los mercados están inmersos en un canal alcista que generará beneficios a los inversores durante los próximos meses. Esto no quiere decir que las Bolsas estén de continuo subiendo y, de hecho, siempre hay correcciones tras un amplio recorrido al alza. Además de beneficiosas para eliminar los niveles de sobrecompra, pueden servir para que los usuarios más rezagados se incorporen a la renta variable. ¿Cuándo y de qué manera? Como se explica en el siguiente artículo, esta decisión estará determinada no solo por el perfil de los ahorradores, sino también por el plazo al que quiera destinar sus inversiones.
Diez puntos esenciales para invertir sin sobresaltos
Cuando la Bolsa tiene una racha alcista, son numerosos los inversores que se preguntan si deben entrar en los mercados en ese momento o esperar a que se profundicen las correcciones. La decisión final estará determinada no solo por el perfil de los ahorradores, sino también por el plazo que quieran dotar a sus inversiones. Porque quien la tiene dirigida al corto plazo puede encontrarse con un recorte en sus precios que obstaculice su estrategia de inversión. Sin embargo, a quien la destine al medio y largo plazo, casi le dará lo mismo su nivel de entrada en los momentos en que la Bolsa sube.
Cuando la Bolsa tiene una racha alcista, se debe invertir solo la parte de los ahorros que no se necesiten en los próximos meses
Pero hasta cuando el escenario planteado en las Bolsas sea alcista, no es descartable ninguna hipótesis, incluso un cambio de tendencia. Para protegerse de estas situaciones los inversores más conservadores deberán adoptar ciertos mecanismos de autodefensa que les impidan gestionar de forma negativa su patrimonio. Partiría de las siguientes actuaciones:
No destinar más del 20% o 30% de su patrimonio a la renta variable, a no ser que se desee incrementar el riesgo.
Dirigirse a los valores más sólidos y que cuenten con mayor grado de liquidez, que son los que mueven mayores cantidades de dinero.
Deberá invertirse solo la parte de los ahorros que no se necesitarán en los próximos meses, o incluso años.
Es aconsejable dejarse asesorar por algún experto en inversiones, de manera que este tome la última decisión sobre la inversión.
Plantearse un límite de pérdidas para que una vez cumplido este objetivo puedan venderse las acciones para evitar más pérdidas.
Cuando el inversor esté en situación de ganancias, puede dejarlas crecer hasta que el valor muestre alguna señal de debilitamiento.
Hay que evitar valores muy volátiles, que lo mismo pueden crecer en sus cotizaciones un 13% en un solo día, que perderlo en la sesión siguiente.
Es deseable informarse sobre la empresa en que se quiere invertir: cuentas empresariales, deuda, accionistas, etc., para de esta forma eludir cualquier sorpresa negativa que pudiese afectar a su cotización.
Bajo ningún concepto debe pedirse un crédito para operar en Bolsa, ya que los intereses que generen estos productos lastrarán los posibles beneficios que puedan obtenerse de la operación.
No se debe invertir bajo impulsos sin ningún fundamento, sino que la operación debe basarse en un conocimiento tanto de los mercados de renta variable, como de los valores que cotizan en ellos.
Hay otra manera menos agresiva de tomar posiciones en la renta variable: a través de los fondos de inversión que operan con estos activos financieros. Su principal aportación es que permite una mayor diversificación en la inversión y no dejar todo el dinero en un solo valor, con el riesgo que ello implica.
Además, esta estrategia de inversión posibilita abrir posiciones en varios índices bursátiles a la vez (renta variable europea, norteamericana, japonesa, emergentes…) o por medio de los diferentes sectores de la bolsa (tecnológico, bancario, farmacéutico, alimentación, consumo…) a través de una amplia selección de fondos confeccionados por distintas gestoras, y que en los casos de los ahorradores defensivos pueden combinarse con productos de la renta fija por medio de modelos mixtos de inversión. Por el contrario, no brindan la agilidad de la Bolsa para tomar o deshacer posiciones, ya que tardan en general una media de dos días.