Los bancos brindan altos tipos de interés a los ciudadanos que ingresen su dinero en depósitos o cuentas remuneradas y lo mantengan unos años. Pero también para los que quieren tener sus ahorros disponibles en cualquier momento, existen depósitos que caducan en plazos más cortos, entre uno y seis meses. Hay quien opina que no compensa mover el capital de un banco a otro para contratar productos de tan poca duración. Sin embargo, como se expone en el presente artículo, la realidad demuestra que con esta operación es posible obtener una rentabilidad importante. Eso sí, serán convenientes siempre que no haya que contratar otros productos y el capital esté 100% garantizado.
Depósitos que rentabilizan el ahorro
La tendencia más habitual de los usuarios de la banca es mantener el dinero en el mismo banco durante un largo periodo de tiempo. Pese a que no obtengan remuneración por los ahorros de la cuenta corriente y a que los réditos que reciben de otro tipo de depósitos sean bajos, continúan siendo clientes de la misma entidad.
Pero moviendo el dinero de un banco a otro, aunque no se trate de una cantidad muy elevada, es posible obtener una rentabilidad de los ahorros que no se consigue en la mayoría de las cuentas corrientes y que las entidades tampoco ofrecen a sus clientes «de toda la vida». En la actualidad, hay bancos que ofrecen intereses entre el 3,3% y el 4% por llevar dinero nuevo a un plazo que oscila entre los cuatro y los seis meses. Esto ya se puede considerar una rentabilidad elevada para ser un producto sin riesgo, aunque en el pasado hubiera depósitos que superaban incluso el 5%.
Con 20.000 euros en un depósito al 4%, el cliente gana 400 euros en seis meses
Para hacer los cálculos de los réditos que se pueden obtener, hay que tener en cuenta que los intereses son anuales y no por los cuatro o seis meses que dura el depósito. Es decir, si en un banco ofrecen un 4% a seis meses, en realidad durante ese medio año los ahorros se incrementarán en un 2%. Si ofrecen un 3,3% a cuatro meses, será un 1,1% lo que recibirá el usuario.
Si una persona dispone de 10.000 euros y los pone en un depósito a cuatro meses al 3,3% (1,1% en ese cuatrimestre) obtendrá 110 euros; si tiene 20.000, le darán 220 tras ese periodo; y si invierte 50.000, serán 550 euros. Cuando lo que ofrece el banco es un 4% a seis meses (2% en ese semestre), con 10.000 euros tendrá 200 euros; con 20.000 serán 400; y con 50.000 euros, obtendrá 1.000. A todas estas cantidades hay que restarles el 21% que retiene Hacienda.
Aunque suele compensar económicamente mover el dinero, hay que estudiar las condiciones que ponen las entidades
Es cierto que cuando este plazo se termina, el dinero pierde rentabilidad y los intereses bajan. Es una de las razones que dan los detractores de estas operaciones para decir que no compensa mover el capital.
Pero puede que al finalizar este periodo sea el momento de repetir la operación y llevar los ahorros a otra entidad. Los trámites son muy sencillos, tanto si se realizan desde una oficina como si se trata de entidades on line. Se abre el depósito o la cuenta, se da la orden al otro banco para que envíe el dinero de manera gratuita y de nuevo empieza a rentar.
Otra de las ventajas, junto a la sencillez de contratar el producto, es que en numerosas entidades, sobre todo en las que operan a través de Internet, no suelen pedir la contratación de productos asociados. Además, muchas de ellas permiten sacar el dinero en cualquier momento sin sufrir penalización sobre el capital o sobre los intereses.
Cuándo cuestionarse si compensa
Cuando se quiera contratar un depósito o una cuenta remunerada es importante que se garantice el capital al 100% y conocer el tipo de rentabilidad que ofrecerá en el plazo establecido. Aunque en la mayoría de los casos compensa económicamente mover el dinero, hay que estudiar las condiciones que imponen las entidades y la situación personal del usuario.
Si es obligatorio contratar otros productos
Cuando se trata de bancos que operan sobre todo por Internet, lo habitual es que no obliguen a domiciliar la nómina, ni tener una cantidad de dinero en otra cuenta, ni contratar tarjetas de crédito. Pero otras entidades sí que ponen algunas de estas condiciones a cambio de una alta rentabilidad a corto plazo. En estas ocasiones hay que hacer cálculos y saber si compensa cambiar de banco. Es posible que, a la larga, las comisiones sean superiores a la rentabilidad obtenida.
Cuando no son depósitos a plazo fijo garantizados
Los productos «similares a un depósito» o «como un depósito» no son en realidad depósitos a plazo fijo con el capital asegurado. En los pagarés, aunque tengan una rentabilidad superior, es el propio banco y no el Estado quien garantiza el dinero. Si una parte de los ahorros está referenciada a índices bursátiles, también conviene pensar si serán rentables. Por otra parte, hay depósitos que ofrecen hasta un 8% de rentabilidad pero a cambio de que, cuando termine el plazo establecido, se invierta ese dinero en acciones del banco. En la situación actual, esto puede ser peligroso.
Cuando hay que tener una vinculación con el banco durante más tiempo
Lo interesante de los depósitos o las cuentas remuneradas a corto plazo es tener la posibilidad de ganar dinero en un breve espacio de tiempo y poder cambiarse a otro banco o mantener el capital a una rentabilidad menor; pero, sobre todo, tener libertad para actuar, que el usuario no quede atrapado. Si el banco obliga a permanecer como cliente durante un periodp superior al de la vida del depósito, puede que no sea lo más adecuado cambiar el dinero.
Si la entidad de origen penaliza al usuario
Las entidades brindan, en algunos casos, unas mejores condiciones en préstamos o hipotecas a los clientes que mantienen determinado saldo en sus cuentas corrientes o que tienen contratados ciertos productos. Si llevarse el dinero a otro establecimiento supone que estas condiciones empeoren, es conveniente hacer cuentas para saber si compensa.