Dos o tres meses no es demasiado tiempo como para pretender obtener una remuneración muy atractiva para los ahorros. Por ello, se deben descartar en principio algunos productos financieros de inversión que requieren plazos elevados (depósitos estructurados, bonos, obligaciones, fondos de inversión, etc.) y otros por su especial exposición a los movimientos de la economía internacional (casi todos los derivados de la renta variable). El objetivo prioritario en este sentido para las vacaciones será encontrar un producto de ahorro que genere seguridad y reporte un dinero extra para después del periodo estival, a ser posible que llegue al 3% de interés o pueda superarlo en estos meses. Los productos que más convienen para el verano son pagarés, cuentas de alta remuneración, depósitos promocionales, fondos monetarios o de renta fija y cuentas nómina.
Verano: escoger el mejor destino para los ahorros
Llega de nuevo el verano, las vacaciones, la desconexión del trabajo y de la rutina diaria… Este año, con la crisis en plena virulencia, la renta variable bajo mínimos e inmensos problemas en el sistema financiero, los ahorradores desconocen cuál es el mejor destino para su dinero.
Sea el que fuese el importe de que se disponga, es indispensable en la actual coyuntura económica depositar los ahorros en un producto seguro. Las posibilidades no son muchas, pero siempre se puede elegir una opción con la que obtener algo de rentabilidad al patrimonio en este periodo vacacional.
Es muy importante elegir un producto cuya aportación no requiera muchos esfuerzos y pueda ser contratado por economías domésticas
No se debe pretender obtener una rentabilidad elevada, ya que dos o tres meses no es demasiado tiempo. Hay que descartar algunos productos financieros de inversión, porque son a largo plazo, y otros, por su especial exposición a los movimientos de la economía internacional.
Desechados todos estos productos, habrá que analizar en detalle los restantes para saber cuál es el más conveniente. El objetivo prioritario será encontrar un producto que genere seguridad y reporte un dinero extra para después de las vacaciones.
Qué deben reunir las opciones de ahorro en verano
La opción de ahorro o inversión candidata a depositar el dinero este verano debe reunir una serie de particularidades que, en esta ocasión, requiere de una consideración diferente a la de otros ejercicios. Las características básicas son las siguientes:
Plazos cortos: no debe prolongarse más de dos o tres meses, lo que dura el verano. Al regreso de las vacaciones, se podrá dictaminar un nuevo objetivo para los ahorros, según el mapa que dibujen los problemas económicos que atenazan a las economías nacionales e internacionales.
Seguridad: tiene que ser la premisa básica por la que guiarse. Hay que huir de estrategias de inversión arriesgadas que solo pueden generar preocupaciones en estos meses.
Rentabilidad: a ser posible debe mantener una remuneración de entre un 2% y un 4% y, en cualquier caso, alejada de la exigua rentabilidad que generan los depósitos a plazos cortos, que hoy apenas sobrepasan el 1%.
Sencillos de contratar: deben ser lo más fáciles posibles de asimilar, que su comprensión sea total y completa por parte de sus suscriptores. Hay que alejarse de productos financieros sofisticados.
Importes mínimos asequibles: es muy importante elegir un producto cuya aportación no requiera de muchos esfuerzos y pueda ser contratado por economías domésticas. Son idóneos los que requieren desde 1.000 a 40.000 euros.
Qué productos bancarios seleccionar estas vacaciones
Una vez cumplidas las premisas expuestas, las opciones se reducen a las siguientes:
Pagarés bancarios.
Lo más aptos son los que se contratan a uno dos o tres meses, con una rentabilidad de entre el 3% y el 4%. Cada entidad emite los suyos propios, y en algunas propuestas la aportación es algo elevada, a partir de 15.000 euros. Este producto, que mejora de manera ostensible la remuneración de los depósitos a plazos, cuenta con una grave carencia: está exento del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) y en caso de quiebra de una entidad, se perdería todo la cantidad aportada.
En cualquier caso, no debe compararse con los depósitos, ya que son productos diferentes con un único denominador común, que se tratan de productos de la renta fija.
Cuenta de alta remuneración:
Puede ser el momento oportuno para contratar una cuenta de estas características y, de esta manera, conseguir este verano un tipo de interés cercano al 3%, sin tener que contratar ningún producto de ahorro o inversión. Es una opción sencilla para obtener un extra de los ahorros y que no conlleva riesgo alguno.
Depósitos promocionales:
Para un periodo de tiempo tan pequeño, de uno a tres meses, la actual rentabilidad de las imposiciones es insuficiente, ya que habría que ir a unos plazos más elevados para que se aumentase su remuneración. La única alternativa para suscribir una imposición sería a través de un depósito promocional o para nuevos clientes que, por lo general, tienen un plazo muy indicado para el verano (en torno a tres meses) y superan el umbral del 2%.
Fondos monetarios o de renta fija:
Es otra opción válida para guardar los ahorros en el periodo estival, sobre todo por la seguridad que conlleva su suscripción. Eso sí, raras veces generan muchos intereses en tan pocos meses.
Cuenta nómina:
Puede ser la ocasión de cambiar de banco aprovechando el momento de crisis por el que atraviesa el sector financiero español. Al domiciliar la nómina o pensión en otra entidad, este producto brinda un tipo de interés en torno al 3%, y en las propuestas más agresivas llega incluso al 5%. Además, genera otras ventajas y prestaciones de gran utilidad para los clientes, desde la obtención de tarjetas de débito y crédito gratis hasta la eliminación de las comisiones para las operaciones bancarias más habituales, entre otras prestaciones.
Es probable que quienes dispongan de una cartera de valores basada en la renta variable estén con minusvalías, debido a la negativa evolución de los índices bursátiles en los últimos meses. En este caso, pueden optar antes de salir de vacaciones por traspasarla a otra entidad como estrategia para obtener una pequeña cantidad adicional que compense las pérdidas de su inversión en Bolsa, aunque sea de manera mínima.
Casi todas las entidades disponen de una propuesta que cumpla con estas características, algunas de ellas muy agresivas. Su estrategia se basa en brindar una cantidad fija en función del importe de la cartera traspasada que, por general, oscila entre el 0,5% y el 1% del valor nominal de los títulos que se traspasen con un máximo de entre 500 y 1.000 euros.
En determinadas ofertas se puede conseguir un “bonobolsa” de 100 euros en comisiones, cuando lleguen los títulos, para operar en cualquier producto o mercado y con una validez de tres meses.