Se oye, se habla, se escucha, se rumorea… Las cajas de ahorros están presentes, desde hace semanas (e incluso meses) en las tertulias y debates de todo tipo de grupos: políticos, analistas financieros y, sobre todo, pequeños ahorradores, inquietos y preocupados por saber cómo terminará la reestructuración bancaria que está en marcha. En principio, el Gobierno ha aprobado nuevas normas que deberán acatar este tipo de entidades. El Banco de España les exigirá contar con un capital básico (el denominado “core capital”) del 10%, es decir, las entidades deberán elevar hasta esa cota el nivel de capital y reservas de las que pueden disponer de forma inmediata. Esto implica que la gran mayoría de cajas tendrán que buscar financiación y recursos con el ánimo de cumplir con la nueva exigencia. En el mercado se cree que la reconversión en bancos y la posterior salida a Bolsa será una de las soluciones por las que se decantarán varias entidades. De momento, el sector se enfrenta ya a los numerosos cambios derivados de las fusiones realizadas. Pero, ¿cómo afecta esto al ahorrador? ¿Está seguro el dinero depositado en las cajas?
Fusiones de tres tipos
La debilitada situación financiera de numerosas cajas debido, sobre todo, a su fuerte implicación en el mundo inmobiliario, ha desembocado en fusiones. Las cajas se han unido según dos tipos de alianzas. Algunas entidades han optado por completar su integración del modo tradicional, con la creación de una nueva sociedad en la que participan con el capital dos o más cajas. En este caso, la nueva caja cuenta con entidad jurídica propia. Por otro lado, la opción más novedosa es la creación de un SIP (Sistema Institucional de Protección). Esta tipología de fusión implica la agrupación de varias cajas en torno a una entidad central que se encargará de la gestión global. No obstante, con este tipo de unión, cada caja mantiene su personalidad jurídica, su actividad comercial, su identidad corporativa o sus órganos de gobierno. En la jerga popular, la unión mediante SIP se conoce como “fusión fría”, ya que todas las cajas que la integran mantienen casi intactas sus señas de identidad. Las entidades operan con su nombre en sus territorios locales de referencia. Este tipo de fusión implica la creación de un banco.
La opción más novedosa es la agrupación de varias cajas en torno a una entidad central
El mercado también ha acogido fusiones por absorción: entidades grandes que han decidido comprar y absorber otras más pequeñas que tenían apuros. En estos casos, la gestión de la caja absorbida pasa a manos de la gran caja, con lo que el ahorrador puede comenzar a notar los cambios de manera sustancial.
El nuevo mapa de las cajas
El ahorrador debe conocer en qué tipo de unión se inserta su caja (o cajas, ya que hay personas con ahorros depositados en más de una entidad) para después indagar qué cambios pueden afectarle. Las 46 cajas que había en 2009 se han reducido a 17 en la actualidad, tras la puesta en marcha de las fusiones. El nuevo mapa de las cajas de ahorros queda así:
Fusiones por absorción: cajas que desaparecen tras absorberlas otras:
- La Caixa ha absorbido a Caixa Girona.
- Unicaja ha absorbido a Caja Jaén.
- BBK absorbe a Caja Sur.
Cajas unidas en SIP (Sistemas Institucionales de Protección):
- Banco Financiero y de Ahorros. Formado por Caja Madrid, Bancaja, Caixa Laietana, Caja de Canarias, Caja Ávila, Caja Segovia y Caja Rioja.
- Banca Cívica. Integrado por Caja Navarra, Caja Canarias, Caja de Burgos, Cajasol, Caja de Guadalajara. Cada entidad mantendrá su nombre en su zona de influencia y en el resto operarán bajo el nombre de Banca Cívica.
- Banco Base. Es el SIP compuesto por Caja de Ahorros del Mediterráneo, Cajastur, Caja Castilla La Mancha, Caja Cantabria y Caja Extremadura.
- Grupo Banco Mare Nostrum agrupa a Caja Murcia, Caixa Penedés, Sa Nostra y Caja Granada.
- Caja 3. Es el SIP de la Caja Inmaculada, Caja Círculo y Caja Badajoz.
Cajas unidas mediante fusiones tradicionales:
- Unnim Caixa. Engloba a Caixa Sabadell, Caixa Terrasa y Caixa Manlleu.
- Catalunya Caixa. Se unen bajo esta nueva denominación Caixa Catalunya, Caixa Tarragona y Caixa Manresa.
- NovaCaixaGalicia. Formada por Caixa Galicia y Caixanova.
- Caja España-Caja Duero.
Cajas independientes: al margen de las fusiones han quedado algunas cajas que, por su estructura de capital, pueden operar aún sin refuerzo de otras. Es el caso de las siguientes entidades:
- Ibercaja.
- Kutxa.
- Caja Vital.
- Caixa Pollença.
- Caixa Ontinyent.
Cambios en las garantías
En función de cómo se hayan unido las cajas, el ahorrador notará una serie de cambios, por lo que es fundamental distinguir en qué grupo se localiza la entidad de cada uno. Como es obvio, los clientes de las entidades que se mantienen independientes no notarán ninguna modificación. Por el contrario, quienes más cambios percibirán son los usuarios de las cajas absorbidas, ya que a partir de ahora la gestión está en manos de la caja que absorbe, de manera que la política comercial, los productos que les ofrezcan y las condiciones serán diferentes de las que hayan disfrutado hasta ahora. No obstante, los productos que tengan contratados deberán mantener sus condiciones, como figurará en el contrato de suscripción. Esto mismo debe suceder tanto si una caja se ha integrado en un SIP como si se ha fusionado de forma tradicional con una o más entidades: en todos los casos, los productos ya contratados (depósitos, cuentas, tarjetas, seguros…) mantendrán sus condiciones contractuales iniciales. Las entidades solo podrán incluir modificaciones (en comisiones, entre otras) si lo comunican al cliente con suficiente antelación.
Tras las fusiones, las garantías de los ahorros pueden bajar en algunos casos
El principal cambio que conviene conocer afecta a las garantías de los ahorros. Las cajas de ahorro están adheridas al Fondo de Garantía de Depósitos en Cajas de Ahorro (FGDCA), que en caso de insolvencia de la entidad establece una indemnización de 100.000 euros por titular y entidad. A partir de ahora, tras las fusiones, algunos ahorradores pueden ver que su garantía ha bajado. La cobertura es distinta según se haya registrado un SIP o una fusión tradicional. Si una caja de ahorros participa en un SIP, el ahorrador estará igual de cubierto que antes (incluso aunque tenga dinero depositado en varias cajas integrantes de la fusión). Esto es así porque en los SIP cada caja mantiene su personalidad jurídica, lo que implica que si un ahorrador de Banca Cívica (SIP compuesto por Caja Navarra, Caja Canarias, Caja de Burgos, Cajasol y Caja de Guadalajara) tiene dinero en Caja Navarra y Caja Burgos, está cubierto hasta por 200.000 euros (100.000 por cada entidad).
Sin embargo, la cobertura es diferente si una caja se integra con otras mediante una fusión tradicional. En este caso, el ahorro estará protegido por 100.000 euros (incluso en los casos en los que se tengan abiertos depósitos en más de una entidad de las que componen la fusión). Esto es así porque la ley considera que la nueva entidad tiene personalidad jurídica propia y que actúa como una única caja. Un ahorrador con 100.000 euros en Caixa Catalunya y 150.000 euros en Caixa Tarragona (unidas ahora en Catalunya Caixa) solo estaría protegido hasta 100.000 euros por el Fondo de Garantía de Depósitos, en lugar de por 100.000 euros por cada una de las cuentas abiertas. Tras la fusión, legalmente solo es una entidad.
Modificaciones en productos
Por productos y servicios, los cambios podrían resumirse en la siguiente guía:
Cuentas: una fusión entre cajas puede implicar cambios en las cuentas corrientes, respecto a su numeración y operativa interna en la entidad. Al usuario solo le afectaría en que tendría una nueva numeración (debido, en algunos casos, a la unificación de los sistemas tecnológicos). No obstante, la entidad debe ser la encargada de redirigir todos los pagos y domiciliaciones que hubiera en la cuenta con la numeración antigua. Al usuario no le debe suponer ningún trastorno.
Depósitos: las condiciones de los depósitos ya suscritos no deben modificarse. Las nuevas suscripciones, no obstante, sí pueden registrar condiciones de liquidez, plazo e intereses diferentes.
Tarjetas: las fusiones entre cajas pueden implicar un cambio en el sistema de pago al que están adheridas las tarjetas del usuario. Sucede entre cajas fusionadas que tenían sistemas de pago diferentes (Servired y Euro 6000, entre otras). En estos casos, la entidad debe informar de los cambios al usuario y facilitarle la nueva tarjeta sin coste alguno.
Planes de pensiones, seguros y fondos de inversión: por lo general, las cajas cuentan con entidades específicas para la gestión de estos productos, con lo que no se verán afectados por ningún cambio, sea cual sea el tipo de fusión que se haya realizado.
Comisiones: en algunos casos, las sinergias que provocan las fusiones permiten a las entidades reducir comisiones, como al consultar saldos o movimientos o sacar dinero de determinados cajeros (ya que la red de oficinas se amplía). No obstante, la tendencia general es que se incrementarán las comisiones por servicios básicos, con el ánimo de mejorar la cuenta de resultados.
Oficinas: una consecuencia inevitable de las fusiones entre cajas es el cierre de sucursales. Muchos ahorradores han visto que su oficina de toda la vida ha cerrado, lo que les afectará en su operativa cotidiana. Cuando esto sucede, la entidad debe encargarse de realizar todas las gestiones para trasladar las cuentas y de informar al cliente sobre la sucursal donde le atenderán. Deberán ponerle en contacto con la oficina más cercana a su domicilio.
Reconversión en bancos y salidas a Bolsa
En principio, la reconversión de las cajas en bancos y sus inminentes salidas a Bolsa no afectarán de ningún modo a los productos contratados por los usuarios. Salir a cotizar es la solución a la que recurrirán algunos grupos para conseguir financiación y elevar su capital y reservas.
El objetivo es capitalizar las entidades, ahora muy maltrechas por su elevada exposición al ladrillo. En los años anteriores a la crisis, las cajas se subieron al “boom” inmobiliario y concedieron numerosos créditos tanto a promotores como constructores y particulares. Hoy, la altísima morosidad en este segmento pasa factura.