Cada vez que se visita un cajero automático de una red distinta a la habitual, hay que tener mucha precaución con los importes que se saquen, ya que lo más probable es que la operación lleve aparejada unos cargos. Estos, además, crecen con la cuantía retirada: a medida que más elevada sea, más se irá incrementando la comisión. Ante este escenario, y en casos de necesidad, siempre será mejor extraer pequeñas cantidades (20, 40 o 50 euros) que otras superiores (100, 200 o incluso más euros). En este artículo se detalla qué comisiones cobran los bancos por sacar dinero de un cajero del que no se es cliente y qué ocurre cuando se retiran importes con una tarjeta de crédito.
¿Sacar dinero con tarjetas de débito en otro banco? Mejor pequeñas cantidades
Si este verano no se quiere tener un susto al sacar dinero de un cajero que no sea del banco habitual, no queda más remedio que conocer las características de la tarjeta en cuestión, además de algunas recomendaciones. La diferencia puede llevar a optar por los «plásticos» más económicos.
Lo primero que se debe saber es que todas las operaciones que se formalicen con una tarjeta de débito (compras o retiradas de efectivo en cajeros) se cargan directamente en la cuenta corriente. Y se hace con una comisión por disposición de efectivo, que se cobra en el momento de realizar la operación. No obstante, es gratuita si se desarrolla desde la propia entidad.
Utilizar un cajero que no sea del banco del usuario conlleva cargos que de forma automática quedan reflejados en el saldo de la cuenta. Eso sí, varían de un banco a otro, entre el 1% y 4%.
Sin embargo, si el cajero además es de una red bancaria distinta, los porcentajes se incrementan hasta el 4,50%. En esta coyuntura, los movimientos de mayor cuantía, sacar 100 o 200 euros, quedan penalizados con comisiones más elevadas.
¿Y si saco dinero con una visa o tarjeta de débito?
En las tarjetas de crédito, los parámetros en los que hay que fijarse para ahorrar y que no cobren demasiado por sacar dinero son otros bien diferentes. Principalmente, se debe atender al coste por usar la línea de crédito, sujeto a un tipo de interés, tanto en cajeros como en las compras, que oscila entre el 12% y 20%.
También se puede optar por el llamado pago aplazado (con un mínimo del 5% del saldo dispuesto desde una cuota de 30 euros al mes), que en cualquier momento puede modificarse para flexibilizar los pagos.
Además, se incluye la opción de pago a fin de mes, por la cual se abona la totalidad del saldo dispuesto, cargándose en la cuenta corriente a principios del mes siguiente, y que en función del «plástico» seleccionado podrá ser gratuito.
¿Podemos sacar mucho dinero del cajero?
Otro aspecto que se debe tener en cuenta en la visita al cajero automático es que hay un límite en las retiradas de efectivo. Si la cantidad que se quiere sacar es muy elevada, con toda seguridad no se puede formalizar la operación. En esta situación, la única solución es sacar pequeñas cantidades a lo largo de la semana hasta llegar al importe que se necesita, siempre que no se exceda del límite mensual.
Además, se tiene que consultar el contrato de la tarjeta de débito para comprobar con exactitud el límite diario y mensual del que se dispone, y que varía en cada una de ellas. El tope diario, tanto en compras como en cajeros, está cuantificado en torno a 1.000 euros para las tarjetas de débito en modelos estándar, mientras que el mensual se acerca hasta los 3.000 euros.
No obstante, los plásticos más exclusivos presentan ampliaciones a estos márgenes y sus titulares tienen mayor flexibilidad para realizar sus operaciones desde la calle. Asimismo, las tarjetas de crédito conllevan unos fondos sensiblemente superiores, que por lo general permiten sacar 3.000 o hasta 5.000 euros en un solo día.
Cuando se utilizan tarjetas, tanto de crédito como de débito, no solo hay gastos por la retirada de efectivo y por los intereses habilitados para las líneas de crédito. Los bancos también cobran por su emisión y mantenimiento. La cuota anual media es entre 20 y 40 euros, tanto para la tarjeta principal como para la adicional. En el preciso momento de su concesión, el banco emisor aplicará la cuota por la parte proporcional hasta diciembre. Después, lo hará de forma anticipada el último día hábil del año.
No obstante, hay dos estrategias para evitar estos pagos, al menos durante el primer año.
- Domiciliar la nómina: algunas cuentas vinculadas al salario de los trabajadores permiten la exención de este pago, como práctica habitual para comercializarlas entre sus clientes.
- Convertirse en cliente preferente: estos usuarios son recompensados por los bancos con un tratamiento preferente, al eximirle de sus cuotas de mantenimiento en sus tarjetas.