Ahorrar continúa siendo una prioridad para miles de familias en España. Para lograrlo, basan su estrategia en la contención de gastos en facturas domésticas, hábitos de consumo… Pero hay otras maneras, comoeliminar los desembolsos que se derivan de las multas impuestas y sus consiguientes recargos. Cuando alguien es objeto de estas medidas penalizadoras, el presupuesto familiar se desajusta de forma notable. Las penalizaciones pueden ser fiscales, recargos bancarios por tener la cuenta en números rojos o no afrontar las deudas contraídas y hasta infracciones de tráfico. Como se explica a continuación, si se tiene una conducta responsable y se evitan todos estos gastos, se podrá ahorrar dinero a lo largo del año.
Comportarse con corrección para prevenir gastos no deseados
Una penalización puede suponer gastos nada desdeñables que podrían haberse evitado de actuar de manera diligente
La regla básica para no cometer ningún error que obligue a dedicar una parte del sueldo al pago de multas o penalizaciones de diversa índole consiste en mantener buenas relaciones con el banco, la Hacienda Pública, etc. y cumplir todas las obligaciones.
Además, hay que tener espíritu cívico y una conducta impecable para no verse penalizado por vulnerar las normas establecidas en la sociedad. Porque, además, pueden suponer gastos nada desdeñables que podrían haberse evitado de actuar de modo diligente.
De dónde suelen proceder las multas y cómo evitarlas
El ahorro a través de esta singular estrategia no se centra en una sola fuente, sino en varias de diversa naturaleza: desde cumplir con las pertinentes obligaciones fiscales a ser respetuoso con los plazos acordados con los bancos. Si se siguen unas actuaciones correctas, será sencillo cumplir el objetivo de contener gastos evitables y disponer así de una economía más boyante.
Cumplir con las obligaciones fiscales: cualquier desfase en los pagos al fisco conllevará importantes penalizaciones, en función de su cuantía, y con recargos a medida que los plazos expiren sin que el contribuyente haya regularizado su situación. Estas medidas son válidas tanto para la Declaración de la Renta, como para la tributación de otros impuestos (tasas locales, IBI, liquidación de autónomos…). La única solución pasa, de manera irremediable, por afrontar los pagos en los tiempos requeridos.
No deber nada al banco: si se tiene contratado un crédito, se debe amortizar en el periodo estipulado por cada producto, pues de otro modo se corre el riesgo de sufrir una serie de penalizaciones que generarán aún más gastos en forma de comisiones y recargos. Asimismo, tener descubiertos en la cuenta corriente producirá mayores desembolsos económicos, al tener que afrontar las comisiones por estar en esta situación y los posibles recargos sobre la deuda contraída.
Mantener una actitud cívica: hay que ser diligente cada vez que se aparque el coche, respetar las señales y normas al circular…, ya que, de otro modo, es probable recibir una multa. También es sancionable cualquier acto de incivismo o irresponsabilidad ciudadana, como no llevar con bozal a ciertos canes o saltarse algunas normas (orinar en la calle, montar escándalos en espacios públicos, etc.).
La utilización de la tarjeta de crédito sirve para salir del apuro más de una vez. Pero si no se cumple con los plazos para su devolución, creará más de un dolor de cabeza a su titular. En función del modelo y el sistema de financiación suscrito, puede conllevar una penalización de hasta más del 10% sobre la cantidad adeudada.
Ante esta perspectiva, no cabe más remedio que cumplir con los pagos de manera correcta. Y si por cualquier circunstancia no se pudiesen afrontar, hay que ponerse en contacto de inmediato con la emisora del “plástico” a fin de tratar de llegar a alguna solución. En buena parte de las ocasiones, esta pasa por ajustar las cuotas mensuales en función de las necesidades del titular.