La educación del perro es fundamental para lograr una convivencia fluida en casa. La educación en positivo se basa en motivar y reforzar con premios al perro para conseguirlo. De esta forma, se destierran los castigos. En este artículo se ofrecen cinco pautas para practicar la educación en positivo con el perro, desde utilizar los premios y olvidarse de los castigos hasta ser constante y paciente.
Educación en positivo del perro
La educación en positivo del perro evita traumas para el animal derivados de los castigos, que le crean frustración y tensión con sus dueños. Su fundamento es favorecer los comportamientos adecuados del animal, y premiarlos con estímulos positivos, como comida, caricias y felicitaciones verbales.
La educación en positivo del perro debe comenzar desde que es un cachorro, para cimentar la dinámica del estímulo-respuesta
La educación en positivo debe comenzar desde que el can es un cachorro para crear los cimientos del aprendizaje por el modelo estímulo-respuesta. Es decir, el perro es motivado con experiencias positivas y premios para que repita determinadas conductas, como no subirse a la cama o hacer sus necesidades durante la hora del paseo .
Las pautas para educar al perro en positivo pasan por unas cinco premisas fundamentales.
1. Educar al perro en positivo: refuerzos
El proceso de educación de un can resulta en unas ocasiones más satisfactorio que en otras. El animal puede mostrarse más motivado y obediente con ciertos aspectos de la educación que con otros que le resulten más complicados.
La educación en positivo del perro ofrece protagonismo a sus comportamientos adecuados. Es decir, el dueño estimula al animal cuando obedece , como en el caso de que se pretenda que el can no ladre de manera compulsiva o destroce la casa cuando está solo.
En este caso, cuando los dueños regresen a casa y el perro no haya estropeado el mobiliario -y se muestre tranquilo- será el momento de premiarle y felicitarle para que comprenda que eso es lo que se espera de él.
2. Educar al perro con premios
El resultado de la educación en positivo con el perro es proporcional a la motivación que el can tiene con los premios que sus dueños le ofrecen cuando su comportamiento es el adecuado.
Por ello, es aconsejable descubrir lo que más le gusta al animal. Para los perros glotones puede ser una pequeña delicia gastronómica (galleta casera), en el caso de los deportistas salir a dar un largo paseo, para los mimosos una buena dosis de caricias y para los coquetos un cepillado de pelo .
Es cuestión de descubrir lo que más placer le produce al perro para ofrecérselo como premio cuando se comporta de manera adecuada.La coherencia es un factor fundamental para que la educación en positivo del perro
Los dueños del perro deben ser constantes y coherentes a la hora de educar al perro. La ausencia de premio cuando el can obedece las directrices de sus dueños es incompatible con la educación en positivo. Si el animal recibe su motivación de manera intermitente la respuesta del perro será inconstante.
Las pautas y límites que se marcan al perro deben ser coherentes, y es aconsejable huir de los cambios de opinión. Es decir, si desde un principio se marca al can la pauta de evitar la entrada en una habitación o zona de la casa conviene mantenerla.
La paciencia con el perro para que acate las normas que se marcan en casa es aconsejable para evitar que aparezcan el desaliento y la incoherencia por parte del dueño. El proceso educativo del perro lleva su tiempo y los resultados se obtienen con constancia y la coherencia.
4. La educación del perro sin castigos
El perro tendrá conductas inapropiadas en más de una ocasión. Aunque la educación en positivo no hace hincapié en ellas, es aconsejable hacer entender al can lo que no es correcto. Si se espera que el animal no no coma basura en la calle bastará con decirle un «no» rotundo (sin gritos ni violencia, por supuesto) para que lo comprenda cuando lo haga.
No obstante, lo más importante en la dinámica de la educación en positivo es premiarle cuando tenga acceso a restos de comida y evite comerlos.
Hay casos en los que el perro tiene graves problemas de comportamiento derivados de una educación inadecuada.
“En ocasiones, el perro necesita la reeducación por parte de un profesional del adiestramiento, para controlar comportamientos, como la agresividad”, explica Miguel Velasco, educador canino.
La felicidad del perro depende de que sus dueños le sepan marcar unos límites y normas para la convivencia, a través de la educación en positivo. De otra manera, el perro se estresará y adquirirá conductas inapropiadas, como la destrucción de objetos de la casa, que serán muy difíciles de corregir con el tiempo.
El 95% de los perros que acuden a un educador canino por problemas de convivencia no han recibido una educación adecuada por parte de sus dueños, calcula Gregorio Sánchez, educador canino.