Largos, redondos, planos o microscópicos. Los parásitos que se alojan en el intestino del gato pueden tener distinto aspecto, pero todos resultan perjudiciales para la salud del felino. Este artículo recoge pautas para prevenir la aparición de los parásitos intestinales del gato, explica cuáles son los felinos más propensos a padecer parásitos intestinales, cuál es el tratamiento y cómo prevenirlos.
Enfermedades intestinales en gatos
Las enfermedades intestinales del gato pueden prevenirse a través de la desparasitación y el control veterinario
Nombres impronunciables, como Toxoplasma gondii o Echinococcus granulosus, esconden tras de sí parásitos capaces de invadir al felino y provocarle vómitos y diarreas.
«Hay gatos que aparentan no tener síntomas, aunque tengan parásitos intestinales, pero el sistema inmune puede verse afectado a la larga», explica Imanol Sagarzazu, veterinario. Los parásitos del gato se eliminan a través de las heces. Por ello, si los dueños detectan su presencia en ellas, es importante consultar al veterinario cuanto antes.
Gatos más propensos a tener parásitos intestinales
Ciertos felinos son un blanco más fácil para los parásitos que habitan en el intestino. Es el caso de los cachorros, que si proceden de la calle, «casi el 90% de los las crías felinas suelen tener parásitos intestinales», según cifra Sagarzazu.
Este porcentaje disminuye hasta un 2% si el cachorro felino tiene una madre libre de parásitos en el momento de su nacimiento, ha venido al mundo en un entorno doméstico y no tiene acceso al exterior de la vivienda.
La razón de que los cachorros felinos tengan más posibilidades de quedar infectados por parásitos intestinales es que se pueden contagiar a través de la placenta o de la lactación de su madre, si está contaminada. Por otro lado, si los gatitos tienen acceso al exterior pueden entrar en contacto con hierba contaminada de larvas de parásitos.
El organismo de los animales jóvenes que nunca han estado expuestos a parásitos no ha creado defensas para combatir su presencia. Por ello, los cachorros de gato o de perro son más susceptibles de infectarse. «Los felinos enfermos pueden resultar más susceptibles de infectarse con parásitos internos y de padecer diarrea por su presencia», comenta Vanessa Carballés, veterinaria experta en felinos.
Contra las enfermedades intestinales del gato: desparasitar
Los veterinarios recomiendan la desparasitación interna del gato cada tres meses
Los gatos adultos caseros que se someten a desparasitaciones internas periódicas en el veterinario son la población felina menos propensa a contraer parásitos intestinales.
No obstante, si el intestino de un felino adulto queda infectado de parásitos, puede ocurrir que su organismo se regule y elimine parte de ellos a través de las heces. No obstante, a los 15 días puede tener síntomas (como diarrea) a menos que se le desparasite.
Los síntomas de un gato con parásitos intestinales pueden pasar desapercibidos o bien ser similares a los de una gastroenteritis. Solo los felinos que tienen una gran cantidad de parásitos en su intestino padecen diarrea, deterioro de su pelaje, vómitos, pérdida de peso y abdomen dilatado (cachorros muy invadidos por los parásitos).
En el caso de que el polizón sea el microscópico Toxoplasma gondii, ni siquiera se detectan signos externos en el gato, aunque sea hospedador de este animal.
Parásitos intestinales del gato: tratamiento y prevención
Un felino invadido por parásitos en su intestino precisa, para quedar limpio, un tratamiento antiparasitario en formato de pastillas o jarabe, que debe prescribir el veterinario. Los gatos eliminan los animal de su intestino a través de sus heces. Por ello, los análisis coprológicos del felino infectado determinarán cuándo tiene libre el intestino de molestos visitantes.
La mejor forma de prevenir la presencia de polizones intestinales es la desparasitación periódica del gato. Los veterinarios recomiendan que las personas que conviven con un gato le practiquen una desparasitación interna cada tres meses.
Un plan personalizado para desparasitar al gato sería lo más recomendable, explica Carballés: «Si el gato sale a la calle necesitaría un tratamiento mensual; pero, si no accede al exterior, basta proporcionárselo cada tres meses, como medida preventiva», dice la veterinaria.
Otras vías de entrada de parásitos al intestino del gato son la carne cruda o las heces de otros animales contaminados. Por ello, conviene evitar que el felino entre en contacto con este tipo de alimentos y de deshechos corporales.
Tres parásitos internos frecuentes en el gato
Toxoplasma gondii. Es un parásito intestinal unicelular. Produce una enfermedad que se conoce como toxoplasmosis.
Giardia spp. Se trata de un parásito unicelular. Puede vivir en el intestino de los animales y las personas.
Toxocara canis y Toxocara cati. Los adultos de este parásito son gusanos grandes y blanquecinos, que se alojan en el intestino delgado de los animales de compañía y les provocan diarrea.
El contagio de parásitos intestinales de gatos a personas es “muy poco frecuente”, asegura Sagarzazu, quien matiza que suele ocurrir en casos de personas que viven en condiciones insalubres, con muchos felinos que salen al exterior.
El contagio de parásitos intestinales entre gatos y personas se produce por vía oral y puede ocurrir cuando se limpia la bandeja de arena del gato, donde hace sus necesidades. Pero un felino con un control sanitario adecuado es poco habitual que contraiga parásitos intestinales.
No obstante, es recomendable que las personas que viven con gatos mantengan ciertas pautas higiénicas, como lavarse las manos tras manipular la bandeja higiénica o antes de comer.